¿Sirve de algo ponerse deprimente y victimista? Los términos éxito y fracaso suelen ser consideraciones subjetivas. Porque a pesar de que este blog no llega a más de veinte lectores en cada publicación, he logrado llegar hasta aquí, y eso no se puede considerar ningún fracaso en absoluto.
Un poco de historia, de mi historia…
La primera vez que recuerdo que publiqué algo en internet fue en un alojamiento gratuito que daba el Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat a todos los ciudadanos empadronados en esa ciudad allá por ¿2002-2003? Había acabado de aprender lo básico del código HTML y tuve que hacer mi web manualmente machacando código.
Luego, aparecieron los alojamientos para blogs y recuerdo, claro que mi memoria es como es, que empecé en un blog gratuito que creo que ni siquiera existe ya.
En el siguiente paso, acababa de aprender a cómo montar un ordenador, instalar el sistema operativo Linux y conectarlo a internet. Así que, me compré un ordenador vacío, un PC en torre, y le instalé un Linux, le instalé Apache, configuré mySQL y le instalé una de las primeras versiones alfa de WordPress. Además, compré un dominio y lo redirigí hacia mi ip, y comencé a teclear cosas que se me ocurrían por la cabeza, además de configurar la imagen del blog.
Curiosamente, ése, mi primer blog de verdad se puede encontrar actualmente todavía en archive punto org. La primera captura es del veinticuatro de noviembre de 2005. En la imagen, una captura del once de agosto de 2011…
También, con los años había aprendido a manejarme en PHP, JavaScript y CSS para el diseño. Es decir que era como los artistas del Renacimiento que construían el marco, el cuadro, y creaban la pintura para pintar. Pero, con el tiempo tanto esfuerzo dejó de valerme la pena y, además, tenía que enfocarme en hacer que mis hijos crecieran. Así que, abrí los blogs con alojamiento ya hecho en Blogger y WordPress, en los cuales, ahora, hay una copia automática de este blog que estoy escribiendo aquí en Substack.
Por lo que, el camino me ha llevado de vuelta al principio: usar alojamientos gratuitos porque ya prácticamente no puedo pagar mis dominios ni hacer absolutamente nada como antes.
Éste es el 2024 y han pasado 20 años ya.
Pero, ¿para qué sirve realmente un blog en 2024? Hace veinte años se suponía que cada individuo iba a tener su propio espacio en Internet, un espacio libre e incensurable. Sin embargo, para el 2005-2007 comenzaron a aparecer lo que hoy se llaman 'redes sociales'. Hay gente que se cree que Internet es YouTube o Internet es Facebook, y de ahí no la sacas. Llega un momento en que si me leen dieciséis lectores es más un éxito que un fracaso.
Hoy, la libertad de expresión en Internet están más amenazadas que nunca. Pero eso sólo nos preocupa a unos poquitos raritos.
En fin, para qué negarlo, el hecho de que en veinte años no haya conseguido tener una audiencia fiel a mis escritos es todo un éxito en el fracaso. Vamos, que he tenido delante de mí, de mis narices, la herramienta más potente para enriquecerse de la Historia Humana y ya no puedo prácticamente ni pagar un dominio. Ya digo, es como si me hubiera convertido en un especialista en convertir el oro en plomo.
Y con bitcoin me pasó lo mismo, pero bueno, eso lo dejaré para una historia para otro día en este blog. ¿Volverás para leerla?