«Debemos saber de dónde venimos, sin prejuicios, clichés ni estereotipos»

Y es que al igual que sucedió en otras localidades de Bizkaia, las empresas de Durango atrajeron durante la industrialización a muchos trabajadores que llegaron desde diferentes partes de España, así como de Castilla y León, Castilla La Mancha, Andalucía, Extremadura y Galicia.

De la comunidad gallega llegó en 1958 Celsa Rodríguez, que a día de hoy es más conocida como Celsi, por el comercio llamado 'Novedades Celsi' que regentó durante décadas en Iurreta. El primer viaje lo hizo para conocer a su sobrino, y quedó enamorada. «Venía de una aldea muy pequeña y me encantó lo que vi aquí. Dije que me quería quedar a vivir y me consiguieron un trabajo, recuerdo que fue en el bar Anboto», cuenta sonriente. Asegura que fue «muy afortunada» porque estuvo arropada por su familia en todo momento, que con los años acabó trasladándose al completo desde Galicia hasta Durango. «El primero en venir había sido mi padre, que vino con once años a trabajar de paragüero y reparador de cazuelas. Pasaba largas temporadas trabajando y luego regresaba a casa. Después, vino mi hermana cuando se casó y poco a poco vinimos todos. Por suerte, no he sentido ese vacío que sé que han sufrido muchos por tener que dejar a sus familias atrás», asegura.

Entre los ocho durangueses que participarán se encuentra también Luciano Lorenzo, presidente durante varios años del ya desaparecido centro Extremeño de la villa. Luciano llegó a Durango muy jovencito, con tan solo cuatro años, en 1960. No recuerda mucho de entonces, pero tiene muy presente las historias que le contaron sus padres. De hecho, su padre Isidoro, que trabajaba en el campo en un pueblo de Cáceres llamado Casillas de Coria, se desplazó solo un año antes, en 1959, hasta Iurreta, donde un sobrino le ofreció un puesto en la empresa de soldadura donde trabajaba.

«Mi padre tuvo que venir aquí y buscarse la vida, como muchos otros en la época. En el pueblo no tenía de donde sacar comida para su familia», cuenta Luciano. El año siguiente, toda la familia -la madre con sus tres hijos- decidió mudarse a Iurreta para comenzar una nueva vida. Desde la aldea Colonia de Santa Ana, en el municipio de Antequera, en la provincia de Málaga, llegó a Durango en 1966 María Vegas. «Nos vinimos mi marido y yo al mes de habernos casado y tengo que reconocer que como aquí no se vive en ningún lado, estoy muy contenta», subraya.

El director del documental, Txelu Angoitia, señala que con este trabajo pretende reconocer las contribuciones positivas que hicieron estas personas en la sociedad de acogida. «Y también que este proceso migratorio sirva de aprendizaje para entender mejor lo que está pasando ahora», añade.

El documental se estrenará el próximo viernes 24 con una fiesta que se celebrará en el Plateruena Kultur Aterpea a partir de las 19.00 horas. Además de la proyección del audiovisual, se homenajeará a las asociaciones regionales de la localidad y habrá actuaciones de diferentes raíces y disciplinas artísticas. Entre otros, además del propio bertsolari Jon Maia, participarán Xabier Aierdi, doctor en sociología y referente en el estudio de las migraciones, así como el trikitrilari Xabier Aburruzaga junto con el guitarrista flamenco Gaspar Rodriguez y el dantzari Aritz Lasarguren. junto con el grupo La Jara, del Centro Cultural Andaluz.

Este acto supone la culminación de un trabajo que comenzó a labrarse a mediados de esta legislatura con una beca sobre los flujos migratorios durante 1950 y 1970. «El Durango de hoy no podría entenderse sin esa mirada hacia su pasado, hacia la historia de nuestros antepasados, de nuestros padres y madres, abuelos y abuelas, y a la sociedad en la que se desenvolvieron. Queremos también señalar el papel esencial que desempeñaron las Casas Regionales en ese proceso de acogida y de integración», explican, por su parte, la alcaldesa Ima Garrastatxu y el teniente de alcalde, Julián Ríos.