ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Otra cumbre que no encontrará solución para los graves problemas de la insalubridad, el cambio climático y el hambre. Foto: diariolibre.com

Hubiese sido más razonable, y el mundo –es decir los pueblos– lo agradecería más, si los líderes políticos llegaran a las cumbres, en este caso a la del G-20 que comienza hoy en Bali, Indonesia, con soluciones para los más graves problemas, como el hambre, la insalubridad, el desempleo y otros muchos flagelos que matan a millones o mutilan aspiraciones y esperanzas.

Pero no es así. Y en nuestros días, con el acompañamiento de un poder mediático monopólico, las noticias más sobresalientes, llegadas de la sede del convite, pueden ser: «Biden fuerte se enfrentará al líder chino» en medio de la Cumbre, o la de que el canciller ruso, Serguei Lavrov, llegó a Bali «enfermo y ahora está hospitalizado», información rápidamente desmentida por Rusia.

El asunto es que Estados Unidos, con su pensamiento y accionar de «dueño del mundo», sigue imponiendo la matriz del «cuál sí o del cuál no».   

En la cita, los jefes de Estado de las 20 mayores economías del planeta debían, al menos, centrar los debates en la búsqueda real de las soluciones urgentes a los más graves problemas que afectan a la humanidad.

Pero, incansable en sus planes de aislar a China y vencer a Rusia, Washington quiere, cuando menos, ser centro de atención en el evento, más ahora que se siente envalentonado luego de la retirada de las tropas rusas de la zona de Jersón, en Ucrania.

La esencia –no es un llamado a la paz, tanto a rusos como a ucranianos–, sino una exacerbación del conflicto con el «valor» añadido, por Estados Unidos y la Unión Europea, de la aplicación de nuevas sanciones a Rusia.

No puede obviarse que el aporte de partidas multimillonarias de dinero, para armas que se envían a Kiev, es el gran negocio del complejo militar estadounidense, sin importar para nada los miles de muertos y heridos –ucranianos o rusos– ni la destrucción de una nación causada por la contienda bélica.

Durante los dos días de la Cumbre del G-20, según sus organizadores, la agenda estará marcada por la crisis económica que aqueja al mundo posCOVID-19 y agravada por la guerra en Ucrania; un alza de precios histórico, crisis de deuda y a las puertas de una grave situación alimentaria en África y Medio Oriente, por la subida del valor de los alimentos y la energía.

En Bali, los líderes están forzados a proponer soluciones a la altura de las circunstancias de un mundo necesitado de menos retórica y más soluciones.

La cita contará con la presencia de jefes de Estado o sus representantes, de los siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido (G7) más Rusia, once países en vías de industrialización (Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía), así como de los representantes de la Unión Europea.

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