Ante la crisis sanitaria que vive actualmente Brasil, Colombia, Perú, Chile, y Ecuador por el mal manejo de la pandemia de COVID-19, miles de venezolanos y venezolanas huyen de esos territorios en medio de terribles condiciones, dejando atrás aquellas falsas promesas de una mejor calidad de vida, cuando lo que consiguieron fue toparse con la cruda realidad de la exclusión, el maltrato, la discriminación, el deterioro de su salud y hasta muchos han encontrado la muerte.
Según las estadísticas de la Comisión Presidencial para el Control y la Prevención de la COVID-19, a la fecha un total de 82.919 connacionales han ingresado al país por los pasos regulares establecidos por el Gobierno del presidente Nicolás Maduro como parte del cerco sanitario para proteger la salud del pueblo.
Con esto, autoridades aseguran que Venezuela se posiciona como el único país con una cantidad tal de migración inversa que ha propiciado a la fecha que 8.195 personas hayan cruzado las líneas limítrofes ya contagiadas de COVID-19, esto equivale al 14 por ciento del total de casos detectados en el país, sin contar de la incidencia aún más peligrosa de aquellos venezolanos que apoyados en mafias han ingresado ilegalmente a través de las llamadas trochas para burlar los controles sanitarios.
Según los datos aportados por esta comisión presidencial, solo desde Colombia y Brasil han llegado 7.702 venezolanos contagiados de COVID-19, lo que equivale al 94% del total de casos importados registrados en el país.
Apure, Táchira, Zulia y Bolívar, este último limítrofe con Brasil, precisamente son los estados fronterizos que más registran casos de venezolanos que llegan del extranjero positivos a COVID-19 y son detectados gracias a la labor de los Puestos de Atención Social Integral (PASI), donde son apoyados plenamente en materia de salud, alimentación, hospedaje, recreación, entre muchos otros.
Otro dato importante es que de los casi 90 mil venezolanos que han llegado al país en medio de la pandemia, se han generado 565 contagios por contactos con viajero internacional.
Venezuela cercada por el crecimiento exponencial de países vecinos
Brasil se ubica en el tercer lugar de países con mayor número de casos de contagios de COVID-19, mientras que Perú está en la quinta posición, le sigue Colombia, Chile se posiciona en el puesto 11, Bolivia en el 27 y Ecuador en el 29.
Este panorama desalentador ubica en una situación de alerta a Venezuela, que hace enormes esfuerzos en medio de un criminal bloqueo para garantizar la aplicación de pruebas diagnósticas masivamente, la detección de casos con Brigadas casa por casa, suministra tratamiento gratuito a todos los pacientes y asegura la disponibilidad de camas para la atención de pacientes, donde más del 97% está recluido en el Sistema Público Nacional de Salud entre hospitales centinelas y Centros de Diagnóstico Integral (CDI).
No obstante, la solidaridad de países como Cuba, China, Rusia, Turquía, entre otros, así como el esfuerzo del personal de salud, de seguridad, científicos y la conciencia del pueblo general que se desenvuelve en una nueva normalidad bajo el esquema venezolano del 7+7, ha permitido que Venezuela se encuentre actualmente en una fase previa al control de la curva exponencial de casos.
El reciente anuncio de la visita del Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, a Colombia, Guyana, Brasil y Surinam, como parte de una gira que tendrá lugar los días 17, 18, 19 y 20 de septiembre, con la excusa de defender la democracia, combatir la COVID-19, mientras se revitalizan las economías durante la pandemia y fortalecen la seguridad contra supuestas “amenazas regionales”, constituye para expertos venezolanos en materia internacional un recrudecimiento de la forma de agresión imperial en contra de Venezuela.
Y es que EE.UU. ocupa el primer lugar de países con mayor número de contagios y muertes en todo el mundo. Los expertos venezolanos en materia internacional denuncian que en su parada brasileña, en Boa Vista, el secretario de Estado de EE.UU pretende “montar un show” con el presunto apoyo de su país a Brasil y al pueblo venezolano, que según él “huyen del desastre” en su país, cuando la realidad es que Venezuela recibe migración inversa.
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