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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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¿Por qué están fallando los sistemas alimentarios?

Las dietas de mala calidad causan 11 millones de muertes al año, el 20% de la mortalidad prematura por enfermedades en todo el mundo

No basta con producir millones y millones de patatas: hace falta cambios en los sistemas alimentarios y combatir la malnutrición y el hambre.
No basta con producir millones y millones de patatas: hace falta cambios en los sistemas alimentarios y combatir la malnutrición y el hambre.EuropaPress

A pesar de producir más alimentos que nunca antes y de que haya productos suficientes para una población muy superior a la actual, todavía hay más de 700 millones de personas que pasan hambre –y la pandemia podría incrementar esta cifra en otros 100 millones–. Hay 2.000 millones que sufren hambre oculta (deficiencias de micronutrientes) y más de 2.000 millones que sufren sobrepeso u obesidad, lo cual contribuye a la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con la alimentación.

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El objetivo primordial que deberían tener los sistemas alimentarios no se está cumpliendo: no están consiguiendo alimentar de forma adecuada a la humanidad y no hacen todo lo que deberían hacer para erradicar el hambre y la malnutrición. La vida y la salud de las personas se resienten por causa de una dieta poco saludable, muchas veces porque no tienen acceso a alimentos adecuados. Pero además, estos sistemas están consumiendo muchos recursos e incluso deteriorando las bases productivas. Según la Comisión Europea, el 60% de los principales ecosistemas del mundo que contribuyen a la producción de alimentos, piensos y fibra están ya degradados o se están explotando de manera insostenible.

Muchas personas expertas en la cuestión señalan que se necesitan cambios radicales en los sistemas alimentarios. Si no se revisan a fondo, además de seguir acumulando sufrimiento, podrían poner en peligro la realización de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Según la Comisión Europea, el 60% de los principales ecosistemas del mundo que contribuyen a la producción de alimentos, piensos y fibra están ya degradados o se están explotando de manera insostenible

Seguramente son estas preocupaciones las que movieron al Secretario General de Naciones Unidas a convocar la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios para el próximo otoño y a poner en marcha un proceso preparatorio que debería tener profundidad y amplitud de participación. Sin embargo, en los últimos seis meses se han escuchado multitud de voces a nivel global manifestando preocupación por el cariz que está tomando el proceso preparatorio. Las últimas han sido las voces de las tres personas que han ocupado desde 2008 la relatoría especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, que han hecho pública una carta conjunta al respecto.

En esta línea, el Observatorio del Derecho a la Alimentación de España, integrado por 14 universidades y más de una decena de entidades sociales, ha hecho público un documento de reflexión, que plantea varias propuestas clave:

Según las recomendaciones dadas por Naciones Unidas, en este camino hacia la Cumbre de Sistemas Alimentarios deberían realizarse diálogos que brinden “a todos los participantes una oportunidad de ayudar a concebir el futuro del sector y de reflexionar sobre cómo trabajar en común para cambiar radicalmente las cosas en la próxima década”. Organizaciones sociales y académicas de nuestro país están a la espera de la convocatoria de esta conversación por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Probablemente la trascendencia de este encuentro esté pasando desapercibida para la opinión pública, centrada en las preocupaciones derivadas de la pandemia. El hecho de que se produzcan casi cuatro veces más muertes por una alimentación inadecuada que por la covid-19 debería hacernos prestarle más atención, porque es mucho lo que está en juego.

José María Medina Rey es responsable de gestión del conocimiento de Enraíza Derechos y miembro del equipo de coordinación del ODA-E.

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