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El Gobierno portugués saca adelante la reforma laboral con el apoyo del centroderecha

PCP y Bloco de Esquerda votan contra su socio en el Ejecutivo al considerar que la nueva legislación no acaba con las imposiciones de la 'troika'

El primer ministro de Portugal, Antonio Costa.
El primer ministro de Portugal, Antonio Costa. CHRISTIAN BRUNA (EFE)
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La reforma laboral portuguesa ha dado un paso más este miércoles, pero con la ayuda del centroderecha. Los socios del Gobierno socialista le han abandonado: el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués (PCP) han votado en contra de una medida que no acaba con los grandes cambios legislativos introducidos entre 2011 y 2014, especialmente la rebaja al cálculo del despido, como consecuencia de la ayuda de Bruselas y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el rescate financiero del país. Pese a todo, esta reforma postroika sí limita la anterior en el abuso sistemático de los contratos temporales y de autónomos.

En concreto, la nueva normativa recorta el tiempo de la temporalidad de los contratos a dos años y los contratos experimentales a 180 días. La reforma socialista también crea una tasa para las empresas que abusen de los contratos temporales y de los billetes verdes, subterfugio de trabajadores como falsos autónomos. Además, no se admiten aumentar las vacaciones laborales a los 25 días.

La nueva legislación —que aún seguirá el camino parlamentario de la introducción de enmiendas— no contenta totalmente a nadie, pero sale adelante. El sindicato UGT y cuatro asociaciones empresariales, que habían firmado un acuerdo social con el Gobierno de António Costa, advierten que lo romperán si el Partido Socialista (PS) respalda más enmiendas del Bloco. A su vez, el Bloco advierte que la aprobación de sus enmiendas son claves para que después vote a favor del Presupuesto General del Estado.

En medio se encuentra el primer grupo del Parlamento, el Partido Socialdemócrata (PSD), que implantó la anterior legislación. El nuevo líder del partido, Riu Rio, también hace guiños a unos y otros. No puede dejar solos a los empresarios, pero también quiere echarle una mano al Gobierno. Este miércoles, su abstención ha sido crucial para que salga adelante la reforma laboral socialista sin hacer tabla rasa de la legislación que promovió su partido hace seis años. Desde que Rio sustituyó a Passos Coelho se cambió la estrategia de oposición total al Ejecutivo.

De cualquier modo, el recorrido legislativo de la reforma laboral no acaba aquí. Se ha aprobado la ley en su generalidad, pero a partir de septiembre se discuten en comisión las enmiendas y es ahí donde los detalles la pueden hacer inasumible para la Confederación Empresarial (CIP), que ya ha advertido que el texto legal no respeta enteramente el acuerdo. Una de las claves son los bancos de horas extras individuales y colectivos, así como la duración de los contratos a corto término y a qué colectivos se les puede aplicar.

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El Gobierno también sabe que la aprobación de enmiendas de sus socios a la izquierda tampoco va a parar las movilizaciones en la calle, programadas para el otoño por los sindicatos de la función pública. El Gobierno parece solo en esta ley que ha sacado adelante con abstenciones y los votos de su grupo socialista, sin embargo, en las encuestas está más fuerte que nunca, con una subida en julio del 42% de intención de voto, al borde de la mayoría absoluta.

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