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Me chingué la rodilla

Mi vida se cuenta en Mundiales de futbol

Espero que después de seis mundiales vividos y 18 años apoyando a México, en esta ocasión logremos hacer algo diferente y pasemos a cuartos de final.

Recuerdo que el mundial de Estados Unidos 1994 fue el primero que pude entender y disfrutar en mi vida. Sentado junto a la cama de mis padres, en una alfombra color café, viendo el partido de México contra Noruega, grité en vano el gol de doble cabeza que falló sólo el hoy héroe nacional Zague. También le grité al televisor esperando que a la distancia me escuchara Mejía Barón, el entonces director técnico, pidiéndole que metiera a Hugo Sánchez en el juego ante Bulgaria; le aplaudí a Jorge Campos cuando atajó el penal que nos mantuvo con vida unos segundos, y lloré cuando los búlgaros hicieron una pirámide de festejo al eliminarnos.

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Mi vida se cuenta en años mundial. En 1998 en Francia, cuatro años después, mi relación con el futbol era de aficionado y también de un puberto que quería convertirse en jugador profesional. Con una selección mexicana que disfruté mucho, brinqué más alto que Pelaez detrás del arco después del golazo de Cuauhtémoc Blanco. Estuve a punto de romper el televisor del coraje por la falla de Luis Hernández ante Alemania, y nunca pude perdonar a Raúl Rodrigo Lara por haber fallado en la marca en los dos goles teutones que nuevamente nos dejaron fuera en octavos de final.

Nunca había tenido la posibilidad de ir a un mundial. En el 2002 yo jugaba en Pumas y el mundial de Corea y Japón me quedaba muy lejos, por no decir caro. De esta copa nunca se me olvidará el gol de Jared Borgetti, una obra maestra que terminó con el pincelazo a un genio como Buffón. Y cómo ya es costumbre, México se fue en octavos en un doloroso partido contra Estados Unidos. Lloré con el gol de Donovan y quería ahorcar al director técnico Aguirre por el cambio de Ramón Morales por el Matador.

El 2006 en Alemania llegaba mi ilusión con un equipo que jugaba muy bien a la pelota, y al igual que en los anteriores campeonatos el sueño terminó ante los argentinos con un golazo del Maxi Rodríguez.

Doce años después de esta copa, y evitando recordarles lo que nos pasó en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, tengo la oportunidad de ir por primera vez en mi vida a un mundial, y fue hace poco menos de un mes que me dieron la noticia. Volaré a Rusia, cantaré el himno como si fuera jugador, tomaré vodka como si fuera ruso, estaré presente en los tres partidos de nuestra selección y espero que después de seis mundiales vividos y 18 años apoyando a México, en esta ocasión logremos hacer algo diferente y pasemos a cuartos de final.

Hoy me dedico a hablar de este maravilloso deporte, y tengo la suerte de tener una buena relación con varios de los futbolistas que nos estarán representando en Rusia. Evitaré hacer corajes, cantaré el cielito lindo, conoceré una cultura nueva y espero tener muchas historias que contar, como la de una hazaña histórica en nuestro deporte, quizás la primera selección mexicana que no se quede en el famoso ya merito.