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Misoprostol, la posibilidad de un aborto seguro en 16 comprimidos

La lucha por la información: ¿Cuánto cuesta? ¿Cómo se toma?

Artículo publicado por VICE Argentina

¿Por qué iba en bicicleta? No se sabe, pero en el peor momento el vehículo decidió fallar y ella terminó tirada en el piso. Rápidamente un policía que andaba por ahí se ofreció a ayudarla, un gesto amable que en realidad significaba una amenaza. En cinco segundos ella se imaginó una película de terror: el policía llamaba a una ambulancia, le revisaban la bolsa, descubrían las pastillas que llevaba para abortar y la metían presa. Por suerte no pasó. Como pudo convenció al oficial de que estaba bien y huyó rumiando el tufo que le queda al que se siente prófugo.

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Ella todavía no puede contar la historia con su nombre y apellido porque lo que hizo es ilegal. Ella se realizó un aborto no quirúrgico y, al salir bien, le evitó ser una de las 50 mil mujeres que deben ser internadas al año por complicaciones durante un aborto, ni qué hablar del hecho de que sigue viva.


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Actualmente en Argentina se está diciendo en voz alta y con todas sus letras: los comprimidos de misoprostol no sólo tienen usos gástricos sino que son uno de los métodos seguros avalados por la Organización Mundial de la Salud para abortar. Se usa de forma ambulatoria, es decir, las mujeres hacen el tratamiento en su casa. Dicha medicina es parte de algunos de los proyectos de ley que se están discutiendo en el Congreso para la despenalización del aborto y cuyo debate comenzó ayer por la noche en cámara de diputados.

Estas pastillas se comercializan en América Latina desde los años 80 y cuando se reportó su utilidad en la inducción del parto con feto vivo las farmacias empezaron a venderlo como un medicamento efectivo para combatir el “retraso menstrual”. En Argentina la autoridad sanitaria no ha reconocido sus efectos ginecológicos y sólo se comercializa con receta archivada para los casos gástricos.

Gráfico por Laura Santos

La exjefa del Servicio de Ginecología del Hospital Castro Rendón de Neuquén, Gabriela Luchetti, explicó que la tasa de complicaciones que se registran con este método es menor al uno por ciento antes de las 10 semanas de gestación, además que en el mundo no se han reportado casos de mujeres muertas por su uso con fines abortivos.

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“El aspecto más positivo es sin duda el de pasar el proceso de aborto de las manos de los médicos a las de las mujeres (porque se realiza en casa), eso da mucha libertad y confidencialidad”, dijo la también docente e investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Comahue.

Gráfico por Laura Santos

Se puede administrar por vía vaginal, oral, bucal, sublingual y rectal. Tiene un grado de efectividad del 85 por ciento y si se asocia a mifepristona aumenta al 98 por ciento, pero esta droga no está disponible en el país. Si el aborto no se logra, la toma se puede repetir hasta tres veces, o sea que las posibilidades de falla se hacen muy bajas.


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De cualquier forma, Zoe Verón, responsable del área jurídica del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, ELA, recalcó que lo que en el Congreso se ha mencionado es que, en caso de aprobarse la despenalización, se va a seguir necesitando la prescripción de un profesional de la salud para comprarlo.

Sin embargo cuando ella decidió interrumpir su embarazo, no pudo consultar a su ginecóloga porque sabía que estaba francamente en contra del aborto, así que acudió con una amiga que pasó por su misma situación.

Vieron juntas una diapositiva en Internet sobre aborto con pastillas publicada por Socorristas en Red, una organización de feministas que acompaña a quienes necesitan interrumpir un embarazo. Trabajan a través de consejerías para capacitar a las mujeres y personas gestantes sobre cómo aplicarse el tratamiento y los signos de alerta.

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Ella terminó de decidirse por ese método porque era más barato que hacerse un aborto quirúrgico, procedimiento que hubiera involucrado a sus padres, cosa que tampoco quería. En la Red le ayudaron a conseguir las pastillas a un precio accesible. De esto hace un tiempo, cuando ella todavía tenía 23 años.


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“Yo en ese momento tampoco estaba trabajando y cuando averigüé el precio salían como 1,500 pesos con receta. Yo no tenía forma ni de conseguir la receta ni la plata. Las de la consejería me contactaron y me salió 500 pesos pero un año después a una amiga le costó 1,300 pesos”.

El Centro de Estudios Legales y Sociales denunció que en los últimos cuatro años el precio del misoprostol ha aumento un 500 por ciento, actualmente se consigue por unos 4 mil pesos. Esta droga se comercializa en Argentina por el laboratorio Beta bajo el nombre de Oxaprost.

El problema del sobre precio sería relativamente fácil de solucionar. La ginecóloga Luchetti contó que actualmente hay un laboratorio en la Provincia de Santa Fe intentando producirlo. La doctora considera que, en general, hay que apostar a la fabricación pública de medicamentos esenciales.

De acuerdo a un monitoreo al debate del Congreso realizado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, los argumentos a favor del misoprostol giran en torno a que su uso permite democratizar la práctica médica y erradicar las que resultan invasivas e inseguras.

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En contra no se ha mencionado nada en específico a dicha droga, sin embargo sí se ha dicho que si la mujer puede decidir sobre hacerse un aborto o no, el profesional de la salud perdería competencias y se convertirá en un mero efector.

Pero en Uruguay funciona así desde 2012, aunque la mujer ve a un doctor que le explica todo el proceso y sus riesgos, la decisión final de la interrupción o no de su embarazo está totalmente a cargo de ella.

Duele

Nunca se acuerda si tuvo que tomarse tres dosis de tres pastillas o tres dosis de cuatro. En la consejería le dijeron que estuviera atenta a las hemorragias y a la fiebre pero todo transcurrió con la normalidad que debería ocurrir: dolor, un poco de atontamiento al siguiente día, sangrado durante dos semanas. De hecho, el momento en el que se sintió más en riesgo fue cuando se cayó de la bicicleta y apareció el policía.

Después del procedimiento no acudió a ningún médico precisamente por el marco de ilegalidad en el que sucedió todo: “fue muy irresponsable pero no encontré un lugar donde yo me sintiera cómoda de hablar y revisarme”.

Para ella el haberse practicado un aborto en un país en el que no tenía derecho a hacerlo implicó una complicación emocional.

“El que sientas que estás haciendo algo ilegal agrega miedo. Hasta hace muy poco yo me lo saqué de encima porque el contexto me permite hablar del tema, yo ahora puedo estar teniendo una entrevista telefónica de esto sin el temor a que capaz me denuncian”.

Y el hablar del tema fue precisamente lo que Zoe Verón destacó del debate que ahora se está dando en el Congreso, independientemente de que si la ley se aprueba o no hoy podemos decir de frente y a la cara que hay mujeres en Argentina que abortan.