La violencia en el ámbito familiar

La violencia en el ámbito familiar
Lorena Vara González

Escrito y verificado por la psicóloga Lorena Vara González.

Última actualización: 24 febrero, 2023

Cada vez es más común oír hablar de los distintos tipos de violencia que se pueden dar en el ámbito familiar. Existen desde la violencia doméstica, a la violencia de género, pasando por los abusos o el maltrato infantil. Todos ellos igual de importantes en cuanto a sus consecuencias físicas, psicológicas y sociales.

El problema radica en que no todo el mundo es capaz de diferenciar, y por tanto utilizar, correctamente estos términos. Por eso, en este artículo trataré estas variantes de la violencia dentro del entorno familiar para que las diferencias queden claras y podamos utilizar cada uno de los términos con la precisión que requieren.

“La violencia no es solo matar a otro. Hay violencia cuando usamos una palabra denigrante, cuando hacemos gestos para despreciar a otra persona, cuando obedecemos porque hay miedo. La violencia es mucho más sutil, mucho más profunda”

-Jiddu Krishnamurti-

Mujer enfadada echando humo por las orejas

¿Qué es la violencia doméstica?

La violencia doméstica es aquella que es ejercida dentro del núcleo familiar. Es toda violencia que se ejerza sobre las personas que conviven en el hogar, tengan vínculos sanguíneos o no. Esto quiere decir que la violencia doméstica incluye: la agresión entre cónyuges, de padres a hijos, de hijos a padres o cualquier otra persona integrada en el seno familiar que conviva con el agresor, incluso aunque no sean hijos biológicos.

Dicho de otra forma, para la violencia doméstica cualquiera puede ser agresor o víctima mientras sea integrante del mismo núcleo familiar aunque no haya vínculo de sangre. Lamentablemente, desde los medios de comunicación suele equipararse este tipo de agresiones a la violencia de género, cuando el primero es un concepto mucho más amplio.

¿Qué es la violencia de género?

La violencia de género son los actos de violencia, ya sea física y/o psicológica cuando entre agresor y víctima, exista o haya existido una relación afectiva o sentimental equiparable a la conyugal. Esta agresión la realiza el hombre sobre la mujer y no está ligada a la convivencia de ambos.

Por tanto, para que se considere un caso de violencia de género, la víctima es una mujer que ha tenido o mantiene vinculación con el agresor. También tiene que demostrarse que existe una relación afectiva de larga duración. Esta definición excluye las relaciones esporádicas o de amistad. Esto quiere decir que para que se le aplique a un posible agresor la Ley integral de la Violencia de Género debe ser demostrada en el juicio la relación sentimental.

Entonces, ¿en qué se diferencia la violencia doméstica de la violencia de género si es un hombre el que agrede a una mujer? La diferencia radica en el porqué. Para ser violencia de género la causa tiene que ser la relación de poder entre los sexos, es decir, el sometimiento de la mujer por parte de la dominación violenta del hombre. Por eso solo las mujeres pueden ser víctimas de la violencia de género.

¿Esto quiere decir que no existen mujeres que agredan a hombres? No, ni mucho menos, pero somos nosotras las que estamos muriendo, no ellos. Cuando se da el asesinato de un hombre por parte de una mujer la mayoría de los casos, según el Observatorio para la Violencia de Género, tiene que ver con un largo historial de violencia de género previo, siendo, por tanto, en defensa propia o de sus hijos.

Por ello, en la mayor parte de las condenas a mujeres por violencia sobre los hombres se aplica el atenuante de defensa propia y por tanto se considera un delito menor, lo que antes era un delito de faltas que ha sido cambiado recientemente en el código penal.

“La violencia sexual, racial, de género y otras formas de discriminación en la cultura no pueden ser eliminadas sin cambiar la cultura”

-Charlotte Bunch-

¿Estás malcriando a tus hijos?

La diferencia entre los abusos, el maltrato y la violación infantil

Por desgracia no solo los adultos en el contexto familiar sufren o pueden sufrir algún tipo de violencia. Existen también los casos de abusos, sexuales o no, el maltrato y las violaciones. Estos términos tampoco reciben un uso adecuado en los medios de comunicación ni cuando se trata de la infancia ni cuando se habla de ellos en víctimas adultas y fuera del entorno familiar.

Los abusos pueden ser físicos, psicológicos o sexuales. Son físicos cuando se hiere o lastima al menor, psicológicos cuando hay humillaciones o vejaciones hacia el niño y sexuales cuando se realizan actos obscenos delante del niño o se realizan contactos sexuales.

Por tanto, el término abuso es mucho más amplio y puede incluir al maltrato, cuando solo se cometen agresiones físicas, o a la violación, cuando se cometen agresiones sexuales que implican contacto carnal y no solo exhibicionismo o actos obscenos.

Intervención psicológica en los diferentes tipos de violencia familiar

Una vez reconocidos y diferenciados los diversos términos que tratamos en este artículo, conviene nombrar los diferentes tipos de intervenciones psicológicas aconsejadas, tanto para víctimas como para agresores en estos casos, porque ambos son importantes.

En los casos de violencia doméstica en los que es un hijo el agresor y lastima a sus padres, suelen existir importantes problemas de comunicación donde se quiere expresar una emoción y no se sabe hacer de la manera más correcta. Además, los padres tampoco han sabido comunicarse ni establecer unas pautas de relación sana. Por ello, se suelen hacer intervenciones familiares que fomenten la comunicación y la cohesión, e individuales de control de la ira, entre otras.

Cuando se trata de violencia de género, la intervención que se realiza sobre la víctima está encaminada a la mejora de su autoestima, su independencia y la adquisición de habilidades sociales y la superación de traumas. En cuanto al agresor, las intervenciones se suelen centrar en la reeducación en patrones distintos a los que se fomenta en la sociedad patriarcal, habilidades control de la ira junto con habilidades comunicativas, entre otras.

Si nos encontramos con abusos infantiles, sobre todo de índole sexual, la intervención temprana es muy importante. Se tiene que buscar la reasignación del significado de esa experiencia, el tratamiento de los síntomas de la culpabilidad y el establecimiento de un entorno seguro para el tratamiento de trauma. Con los agresores se debe de aplicar los programas establecidos para el control de la agresión sexual y buscar su reintegración.


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