Vísceras de pollo, camotes y tepache: El menú del AMLO Fest

Eran las 2 y media de la tarde y los asistentes de Palacio Nacional degustaban ensalada de calabacitas criollas, crema de huitlacoche, costilla en salsa de axiote y dulce de zapote negro con nieve de mandarina. Eran invitados de todo el mundo y del más alto nivel diplomático que llegaron a la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador. Había que consentirlos.

Afuera del recinto presidencial donde a partir de hoy despacha el tabasqueño, también hubo festín, pero los manjares eran terrenales y estaban al alcance de todos los asistentes que querían mantenerse con pila mientras esperaban al nuevo jefe del Estado mexicano.

Nos dimos una vuelta para probar el menú de antojitos y bebidas del AMLO Fest, donde encontramos desde vísceras de pollo, hasta camote horneado y hamburguesas veganas.

Cuando el lacerante sol capitalino comenzaba a hacer mella en el ánimo de los asistentes, las tlayudas fueron las primeras en aparecer al rescate, y aunque el nombre de este manjar callejero es objeto de debate —pues no se parece en nada al platillo que preparan en Oaxaca relleno de cecina—, lo que nadie pone en tela de juicio es el sabor que deja en cada mordida. La tostada de maíz azul cubierta de frijoles refritos, cebolla en julianas, cilantro picado, espolvoreada con queso molido y una embarrada de salsa roja forman un balance perfecto entre picor y frescura.

Precio: $30 pesos.

Esta botana de origen estadunidense y nombre europeo se ha ganado a pulso un lugar en el corazón de los mexicanos, tan es así que no hemos apropiado de la receta y la hemos modificado a nuestro antojo. Recién sacadas de una freidora adaptada a un carrito, con el aceite todavía burbujeando, las papas apenas reciben una ligera espolvoreada con sal y se dejan querer por la mayonesa, queso amarillo, cátsup y salsa picante que las pintan de alegría.

Precio: $30 pesos.

Los fermentados son una especialidad de la gastronomía mexicana y la cocina callejera no es la excepción. A falta de cerveza o pulque, los asistentes sedientos podían quitarse la sed con un tepache bien frío, elaborado con las cascaras fermentadas de la piña y endulzado con piloncillo. Chico o grande, según el tamaño del calor, un vaso de este elixir con sus buenos hielos apaga cualquier enchilada.

Precio: $15 y $25 pesos, de acuerdo el tamaño del vaso.

Acomodadas perfectamente en un tronco perforado, las manzanas rojas cubiertas con caramelo se ven relucientes, brillando entre la multitud. Este viejo postre mexicano, muy de los parques y quioscos chilangos, tiene el agregado de contar con una embarrada de chamoy para balancear tanta glucosa. La cubierta lo convierte en un dulce que se degusta lentamente, y cada mordido resulta un delicioso atrevimiento.

Precio: $15 pesos.

El Amlo Fest tuvo de todo y para todos. Para muestra las hamburguesas libres de sufrimiento animal que un par de emprendedores vendían en una canastita de mimbre. Había dos opciones: Una de pan multrigano rellena de zetas y otra hecha de lentejas con plátano macho en pan de centeno. En ambos casos estaban acompañadas de jícama y zanahoria rallada, trozos de piña y topping de chipotle o el tradicional cátsup, indispensable en un platillo como este.

Precio: $30 pesos.

Piedra angular de nuestra gastronomía, el maíz es probamente el alimento con más variaciones en todo el país. Lo molemos, lo desgranamos, pero si es necesario también lo comemos entero. Los elotes del AMLO Fest son los mismos que pueden verse en todo el país: barnizados con mayonesa, con queso molido y chile piquín molido, ya sea del que pica o del que no.

Precio: $15 pesos.

Las vísceras de los animales son alimentos de difícil procesión y por su sabor particular no a todos les gustan. Las mollejas son de esos manjares a los que cuesta trabajo agarrarles cariño, pero bien cocidas en olla exprés con medio limón exprimido, pizca de sal y generosa cantidad de salsa Valentina las vuelven cotizadas en cantinas y bares de la vieja escuela. En el AMLO Fest los sirvieron con un puño de cacahuates enchilados. De la pequeña canasta de donde salieron también expedían huevos cocidos, chito (carne seca enchilada), cacahuates y habas enchiladas.

Precio: $15 la bolsita.

Los primeros foodtrucks en la Ciudad de México eran carritos tubulares de aluminio para hornear camote y plátano macho, y venderlos en las colonias más populares. Un platillo tan popular como este no podía en el carnaval del Peje, y por supuesto los servían bañados con leche condensada.

Precio: $30 pesos cada uno.

Estos tamales son otro objeto de discusión culinaria entre la capital y la provincia del país, pues evidentemente en Oaxaca no se les dice oaxaqueños. Servidos en promoción de dos por uno, rellenos de salsa verde y roja, y envueltos en hoja de plátano, los tamalitos emergían de ollas vaporosas para venderse más rápido que el pan.

Precio: 2 por $30 pesos.

Medio litro de hidratación pura. Por supuesto hubo quienes los pidieron con piquete y se fueron desilusionados, pero a esta sangría preparada no necesitaba más. Con un puño de hielos al fondo, jugo de dos limones, una cucharadita de sal y refresco de uva para mezclar los ingredientes en una espuma rosada. El coctel callejero por excelencia.

Costo: $40 pesos.

Un imprescindible para el bajón afuera de bares, antros y conciertos se hizo presente con su debida promoción. Seis tacos de canasta miniatura por diez pesos. Rellenos de papa, frijol, adobo y chicharrón, provenían de una canasta que inició con mil tacos y se servían en un rectángulo de papel con salsa verde ilimitada.

Precio: 6 por $10 pesos.

Las nieves de limón y mango fueron de las primeras en aparecer entre la multitud expectante. Servidas en un vasito de plástico, con o sin chamoy, más tarde las nieves fueron el postre más buscado entre los seguidores de AMLO, aunque ya se vendían otros sabores como mamey, fresa y vainilla.

Precio $10 y $15 pesos.

Las enchiladas verdes fueron uno de los platos fuertes del AMLO Fest y como tal se hicieron esperar. Comenzaron a aparecer en los linderos del Zócalo cuando terminaba la ceremonia de los pueblos originarios, pero volaron en minutos, y es que el olor de la salsa de tomate con chile verde hirviendo llegó rápido a los asistentes. La orden de enchiladas verdes llevaba cilantro cebolla, queso y crema de rigor.

Precio: $30 pesos.

Las aguas frescas que se vendían en dos presentaciones tenían tantos sabores como variedad de cortes de pelo entre los asistentes. Había de limón con chía, piña, fresa, naranja, horchata, piña colada, tamarindo, jamaica y coco.

Precio: $15 y $20 pesos.

Los dulces y botanas son elementos medulares de cualquier celebración o evento y la transición de gobierno que se vivió el sábado anterior no estuvo exenta. Para cumplir con el antojo, decenas de carritos con confitería se apostaron en las orillas de la Plaza de la constitución con gomitas variedad de cacahuates, pepitas verdes peladas, churritos, gomitas enchiladas, bombones cubiertos de chocolate, lunetas o gomitas de cereza.

Precio: De $10 pesos en adelante.