iZombie: Integral, de Chris Roberson, Michael Allred y Laura Allred

izombie integralHablar de zombies es hablar de un subgénero de terror que hace años que se estira como un chicle, uno que se alarga peligrosamente hasta ese momento en el que pierde su elasticidad y empiezan a intuirse las grietas. ¿Nos gusta ver que los zombies no son más que una excusa para mostrar cómo reaccionan los humanos ante situaciones extremas? Sí. ¿Disfrutamos viendo que de tanto en tanto los zombies toman las riendas de la historia para protagonizar cruentas escenas en las que se exhiben más vísceras que en una casquería? Por supuesto. ¿Nos encanta que en estos cómics, novelas, series o películas nos muestren todo un espectro de personajes de personalidades complejas y vernos reflejados en algunos de ellos? Pues claro. Pero también es cierto que esto se viene haciendo desde finales de los años 60 cuando George A. Romero (tomando un poco de allí y otro poco de allá) creara el arquetípico zombie que ha llegado hasta nuestros días. Por suerte, de tanto en tanto, cuando parece que el tema zombie está más sobado que la teta de la estatua de Julieta ubicada en Verona, aparece algo nuevo y original.

En iZombie: Integral la protagonista es Gwen Dylan, una chica aparentemente normal que trabaja como sepulturera en la ciudad de Eugene. La palabra normal deja de describir a Gwen en el preciso momento en el que descubres que es una zombie. Pero no es la típica zombie putrefacta y babeante que va renqueando a todas partes con el fin de comerse a algún humano. Ella es una zombie lista que ha conseguido detener la corrupción de su cuerpo y mente gracias a un sencillo método: se come los cerebros de los muertos que ha enterrado previamente. Aunque los beneficios de esta ingesta de cerebros son más que evidentes también le producen efectos secundarios. Y aquí viene lo bueno: al comer un cerebro los recuerdos del fallecido, sus sentimientos e incluso últimas voluntades incumplidas forman parte de ella. Desde ese preciso momento tiene la necesidad imperiosa de arreglar los temas que dejó pendiente el fiambre y si lo que lo llevó a la tumba fue un asesinato… ¡Pues con más razón! Por suerte Gwen no está sola pues cuenta con una pandilla de lo más variopinta y rarita para resolver asuntos extraños a lo Scooby-Doo. Por un lado está su amiga Ellie que es una fantasma y luego está Scott un hombre terrier. Ya dije que eran raritos.

En iZombie que la protagonista tenga una grave pérdida de memoria que va recuperando poco a poco es el socorrido recurso para llevarnos de un thriller sobrenatural a una orgía final de monstruos lovecraftianos. Por el camino descubriremos a modo de flashbacks las diferentes historias de casi todos los personajes extraños y monstruosos que irán apareciendo a lo largo de las casi 700 páginas que componen el tomo. Debido a ello, y como si Chris Roberson (el guionista) se valiera de la teoría de los seis grados de separación, se nos mostrará la relación que pueden guardar una agencia súper secreta llamada “Los presidentes muertos” con una científica que parece sacada directamente de la película de La novia de Frankenstein y esta, a su vez, con una momia que lleva vagando por la Tierra milenios intentando evitar el fin del mundo.

Solo nos llevará unas pocas páginas descubrir que la ciudad de Eugene no difiere mucho del instituto Sunnydale al que asistía Buffy Cazavampiros o del pueblecito de Bon Temps en el que se desarrollaba la trama de True Blood. Imaginaos un monstruo, el primero que os venga a la mente, y es probable que tarde o temprano os topéis con él en Eugene. Chris Roberson se ha esmerado por hacer un homenaje (con toques de terror clase B) a todos esos monstruos, a la gente que los creó y a toda la cultura pop que orbita alrededor de ellos. Con todo, no deja de lado la tarea de crear unos personajes de marcadas personalidades que van evolucionando y entre los que destacan, como mejor elaborados, los femeninos. Vampiras, zombies, fantasmas… todas chicas fuertes, independientes y que en ningún momento son la injustificada comparsa de ningún machote.

En el apartado artístico de iZombie encontramos al dúo artístico, y matrimonio en la vida real, Michael Allred (X-Statix) y Laura Allred (La Patrulla Condenada: Nada). Michael Allred hace un trabajo fabuloso en la elaboración de personajes pero algo flojo con algunos de los escenarios. En ocasiones las calles de Eugene parecen escenarios cutres de cartón piedra. Afortunadamente, el color de Laura Allred disimula esas deficiencias que solo se dan en algunas pocas viñetas. Por otro lado, y a pesar de que la narración está ubicada en la actualidad, el diseño toma mucho del Pop art, se mezcla con el estilo indie tan particular del autor y da como resultado una mezcla que recuerda a todos esos cómics americanos clásicos de los 60 de monstruos, de superhéroes o de temática romántica.

En resumidas cuentas, el cómic iZombie: Integral, publicado por Ecc, empieza siendo un thriller sobrenatural que homenajea a todas esas historias del género zombie (incluyendo todos sus clichés) que muta en una bizarra telenovela donde predominan los amoríos intermonstruo para terminar transformándose en una bacanal de entidades cósmicas que haría sonreír al mismísimo H.P. Lovecraft.

“Y tú que pensabas que tu vida era complicada…”

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