FINALES NBA 2018

Tetralogía: el LeBron imposible o la dinastía de los Warriors

Por primera vez en la historia del deporte estadounidense, se repite la misma Final por cuarta temporada consecutiva. Warriors contra Cavs, capítulo IV.

Oakland
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LeBron James y Kevin Durant
EZRA SHAW AFP

Cuando la bola se eleve hoy al cielo de ese vetusto Oracle Arena que, de Oakland a San Francisco, en menos de año y medio dejará paso al rutilante Chase Center de Mission Bay, una multimillonaria nave nodriza en la orilla cool de la Bahía, habrán pasado 226 días desde que comenzó la temporada 2017-18 de la NBA. Por entonces, el día de la terrible lesión de Gordon Hayward, la apuesta más conservadora era que Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers volverían a encontrarse en la pelea por el anillo. Y aquí están, por cuarta temporada consecutiva. Lo nunca visto en ninguna de las cuatro grandes ligas estadounidenses (NFL, MLB, NBA y NHL). La primera tetralogía: la dinastía de los Warriors o la conquista más improbable de LeBron James. Siempre hay una narrativa, y esta es la de una rivalidad que está definiendo toda una era de baloncesto. Esta era.

Esta vez, sin embargo, el camino ha sido especialmente agreste. Los dos han tenido que sortear un 3-2 en contra en la final de Conferencia y los dos han tenido que ganar un séptimo partido fuera de casa para encontrarse otra vez. Después de su paseo por los playoffs 2017, los Warriors han necesitado hasta la última gota de sudor para domar a los Rockets. Y pese a su histórica dominación en el Este, donde ha ganado 24 eliminatorias seguidas en los últimos ocho años, LeBron ha tenido que exigirse como nunca en una temporada en la que su acompañamiento (con José Manuel Calderón, el tercer español en unas Finales), palidece ante el de cualquiera de las últimas siete finales que ha jugado. Esta será la octava seguida, la novena de su carrera, en una temporada en la que ya ha jugado 100 partidos y 3.757 minutos, un 15% más que cualquier otro jugador de la Liga. Con 33 años, en su decimoquinta temporada y generando el 55% de los puntos de su equipo entre anotación y asistencias. LeBron en los altares, a semanas de acabar su contrato y elegir destino y en el centro de unos debates que cada vez le sitúan más cerca del trono de hierro de Michael Jordan.

Desde 2016, cinco derrotas de LeBron en la Bahía

En realidad, las dudas y los obstáculos no hacen sino poner en perspectiva el enorme mérito de estas dos franquicias, solo la cuarta y la quinta que consiguen jugar cuatro Finales seguidas (después de Heat, Lakers y Celtics, que lo hicieron dos veces). El coste es altísimo a través de temporadas inacabables y cuando hace demasiado tiempo que dejaste de ser el cazador para convertirte en la presa. A eso sobrevivieron los Warriors en el Toyota Center, y en eso ha basado la excelencia de esta tramo de su carrera un LeBron que va a jugar su octava Final seguida, emparentado con los Celtics de Bill Russell, y la novena total de su carrera. Solo tres franquicias tienen más que él: Lakers y Celtics, claro, y desde hoy también los Warriors. Juegan la décima. LeBron en los altares pero no por encima del bien y del mal: desde que ganó allí la heroica Final de 2016 en el séptimo partido, ha vuelto cinco veces a la Bahía. Cinco derrotas con un marcador medio de 120-101.

De hecho, LeBron ha ganado al menos un partido a domicilio en 32 de las últimas 33 eliminatorias de playoffs que ha jugado. Todas… menos la pasada Final, en la que no tuvo nunca opciones reales contra unos Warriors que, eso sí, podrían no contar con Andre Iguodala, el anti LeBron, al que un problema que parecía menor de rodilla se le está enredando: se ha perdido los últimos cuatro partidos ante los Rockets y las noticias sobre su estado son confusas. Por ahora, es baja para el primer partido. Pero estarán los demás, unos Warriors menos profundos y menos equilibrados que en años anteriores pero con sus cuatro all star a toda máquina: Curry, Thompson, Durant y Green. En principio y salvo epopeya, demasiado para unos Cavs transformados sobre la marcha durante la temporada, sin Kyrie Irving (un vacío insondable) y escasos de talento, físico y roles que mezclen con el campeón. Por detrás de los 34 de LeBron, el siguiente en anotación media es Kevin Love con... 13,9 puntos.

Malos augurios contra un rival que ha asfixiado con su defensa incluso el operativo ofensivo de Mike D’Antoni: 95 de rating defensivo en los últimos cinco partidos de la final de Conferencia, en los que encajó siempre menos de 100 puntos. Y que ha ganado las dos batallas principales que ha afrontado camino de la Final, contra los Rockets… y contra su propia condescendencia. Acostumbrado, lejos de las florituras de temporadas anteriores, a necesitar hasta medio partido para entrar en ritmo y poner los cinco sentidos en el juego: su balance total por cuartos es de -3 en el primero, +130 en el segundo, +501 en el tercero y +6 en el cuarto. Sus terceros cuartos (¡+501!) se han convertido en el terror de la liga. Ante los Rockets, +68 en esos parciales para un +63 de diferencia total. Solo hay que echar cuentas... Pero eso bastó contra los Rockets de las 65 victorias. Los Cavaliers, sencillamente, tienen que jugar a un nivel al que ni se han acercado en toda la temporada. Y hacerlo durante una eliminatoria entera.

Así que, incluso con este LeBron que emerge como un dragón desde unos playoffs del Este es los que ha promediado 34 puntos, 9,2 rebotes y 8,8 asistencias, cuesta imaginar una resolución que no pase por el tercer anillo para los Warriors en cuatro años. Las apuesta para este primer partido son las más desigualadas (+12 local) en un arranque de unas finales desde 2001, cuando los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O’Neal (y Tyronn Lue, ahora entrenador de los Cavs) llegaron invictos al duelo contra los Sixers, que ganaron ese partido… pero perdieron los cuatro siguientes. El reto parece imposible, pero LeBron James es un jugador imposible. El dragón del Este, el LeBron de los altares, contra el rival inalcanzable. La rivalidad de esta era: por ahora, 2-1 para los Warriors. Veremos...