Después de una crono y de tres exigentes etapas de alta montaña, Pello Bilbao figura noveno en la general del Giro, a 2:05 de Simon Yates. Hasta el momento, el corredor nacional con mejores prestaciones: “No me lo planteé antes de empezar, y tampoco es un objetivo ahora. Simplemente me siento en un buen momento e intenté aprovecharlo en esta primera semana. Trabajé fuerte en invierno para corregir algunas cosas en la contrarreloj. En las ascensiones resistí cerca de los favoritos. Estoy contento, aunque tengo claro mi papel en el Astana”.

¿Y de qué rol se trata? “Me encuentro a disposición de Miguel Ángel López, nuestro líder para aspirar a todo en la carrera, tanto a victorias parciales como a acabar lo más arriba posible en la clasificación”. No obstante, estas primeras nueve jornadas le han servido a Bilbao, vizcaíno de 28 años, para coger más responsabilidad como segunda baza de la escuadra kazaja: “Igual dispongo de un poco más de margen. Si se presenta una oportunidad, me gustaría apurarla. Eso sí, sin perjudicar los intereses de Miguel Ángel ni del Astana”.

Formado en la Sociedad Ciclista de Guernica de su localidad natal, se considera “un producto tradicional de la cantera vasca”. Becado por la Fundación Euskadi, pasó por las estructuras filiales del Naturgas y el Orbea antes de convertirse en profesional con el Euskaltel, en 2011. “Cuando comienzas desde abajo sabes lo que cuesta llegar arriba”. Tras la desaparición del equipo en 2013, “un revés durísimo”, fichó por el Caja Rural. En ese 2014 estrenó su palmarés en Amorebieta. Otras dos exitosas temporadas (con cuatro triunfos) le llevaron a firmar para 2017 un contrato con el Astana, renovado posteriormente hasta 2019.

En su segunda campaña con los kazajos se nota “mucho más suelto”: “Ya no me miran como el nuevo, gozo de más confianza”. En el reciente Tour de los Alpes se anotó su primer éxito con el maillot del Astana. De hecho, saca 29 segundos a su jefe, Supermán López. “Una anécdota”, despeja. Eso sí, no quiere “poner límites” a su crecimiento. Su calendario de 2018 incluirá el Dauphiné “y probablemente la Vuelta”. Y le encantaría que Javier Mínguez le convocara para el Mundial de Innsbruck.