"Ayer por la noche pude pasar un rato con Dimitris, Pablo y Sarunas. Pero ellos son jóvenes, no sé si estuve a la altura como anfitrión”, bromeaba un relajado Zeljko Obradovic, sin duda el gran personaje de la Final Four: defiende título con el Fenerbahçe, aspira a su décima corona como entrenador y lo hace en Belgrado, a 135 kilómetros de su Cacak natal y en la ciudad del Partizán en el que jugó (1984-91) y con el que ganó su primer cetro continental como técnico, en 1992. Después llegaron ocho más con Joventut, Real Madrid, Panathinaikos (cinco) y Fenerbahçe.

A los 58 años, se siente cómodo como virrey de Belgrado y patrón de la Euroliga. Y bromea sobre los otros tres entrenadores porque, otra prueba de su inacabable influjo en el baloncesto europeo, los tres han estado a sus órdenes: Pablo Laso y Sarunas Jasikevicius como jugadores y Dimitris Itoudis con entrenador asistente. Cuando el Fenerbahçe se aburrió (en 2013) de gastar millonadas sin éxito, se puso en sus manos. Una garantía: esta es la cuarta Final Four seguida para un equipo que defiende corona sin sus dos estrellas de la pasada temporada, Bogdanovic y Udoh (fugados a la NBA), pero con un bloque monolítico y lleno de recursos: Wanamaker, Melli, Datome, Vesely, Thompson, Sloukas...

Si el Fenerbahçe arrancó el curso como una apuesta segura para esta Final Four su rival, el Zalgiris, ha sido una de las mayores sorpresas de los últimos años con la firma de un Jasikevicius que se está convirtiendo en el gran entrenador joven del baloncesto europeo.

Después de eliminar al Olympiacos en cuartos sin factor cancha, su equipo llega a Belgrado sin ninguna presión y con un precedente para soñar, ya que salió vencedor en la única Final Four de su historia (1999). Suena a David contra Goliat, pero así ha sido toda la temporada para un Jasikevicius que busca el doctorado ante Obradovic, su gran maestro. Y el de Laso, Itoudis...