Pasé el viernes santo viendo un maratón de televisión evangélica online
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Pasé el viernes santo viendo un maratón de televisión evangélica online

Televisión evangélica online and chill.

En mis días de adolescente acostumbraba ver Pare de sufrir en la madrugada. Se me hacía fascinante ver al host del programa curar enfermedades con sus poderes mágicos que, según él, provenían del cielo. Era otra época, no había internet y para mí, Pare de sufrir era una gran manera de entretenerme de niño. Televisión de calidad.

Esta Semana Santa me puso melancólico y me dieron ganas de recordar viejos tiempos. En pleno 2018, donde podemos encontrar lo que se nos antoje en internet, fui directo a Google y tecleé “televisión religiosa online”.

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Los resultados me arrojaron varios canales y como mi conocimiento sobre televisión religiosa son nulos, cerré los ojos y con el dedo índice escogí un link al azar. El ganador fue Enlace TV. Me di cuenta que el canal es una cadena internacional de comunicación evangélica por satélite en español. Leer esto me llenó de emoción y ganas de saber más sobre mis amigos de Enlace TV. Ya eran casi las cuatro de la tarde del viernes santo. Y mientras la gente normal, sana, y buena onda estaba de vacaciones, yo trataba de pasar el día conectado con algo más superior y cercano a una experiencia religiosa. Quería sentirme cercano a todo lo que vivió Jesús según la Biblia, por lo que concluí que no había mejor manera que ver un maratón de entretenimiento religioso.

Enlace.org es una página absurdamente ordenada, con secciones que dividen bien el tipo de entretenimiento evangélico que quieres disfrutar: ofrendas, maratones, programadores y oradores. Le di click a la sección Maratónica y escogí un programa para ver si podía competir con Pare de sufrir. Decidí ver uno que se llama DiosTV, primero por el nombre del canal y porque el tema a tratar era "El narcisista". Emocionado, empecé a disfrutar el maratón.

Lo primero que noté fue que era una especie de Laura en América pero acá los dos moderadores discutían sobre la Biblia y la historia de Narciso en la mitología griega. Defendían que "los narcisistas necesitan alabanza" y que por eso están pecando, ya que sólo hay que alabar a Dios. "Eso me recuerda a Ezequiel 21", dijo la moderadora. Aquí pensé en la gran memoria que debió tener la moderadora para recordar un versículo en medio programa. Genia.

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El programa tenía un tinte psicodélico que me recordó a la textura de Donnie Darko, no sé por qué. El capítulo duró cerca de 60 minutos y cuando terminó, pensé lo mismo que cuando termino de ver Breaking Bad: “quiero más”. Busqué y encontré “La unción que conquista”, una especie de Ted Talk animada, con tinte noventero, parecido a The Price is Right pero versión evangélico.

El predicador le preguntó a los invitados si sus creencias eran sustentadas por “la verdad” o por “prejuicios”. No tengo la más mínima idea de qué significa esto, pero con cada grito del predicador mi adrenalina subía. Era algo como el Hollywood para evangélicos. Terminé el video y como niño después de una inyección de azúcar, busqué varios capítulos y los puse en pantallas divididas, justo como cuando es día de elecciones y estamos sedientos de información.

Dividí la pantalla en dos con los capítulos “Corriendo hacia la meta” y “Las tablas del Tabernáculo”. El primer episodio, justo como su nombre lo dice, es una especie de espectáculo de superación en un estadio con muchísimas personas. Es como un Vive Latino para evangélicos. El sueño húmedo de Paulo Coelho: miles de personas dispuestas a escuchar a un predicador hablar sobre superación personal y, para el deleite de la especie humana, acompañado de una banda de músicos que mezclaban cada palabra con un lick de guitarra, línea de bajo o pisada de órgano celestial.

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Público evangélico.

Es una máquina de entretenimiento voraz, no podía separar la vista del espectáculo hollywoodense-evangélico. Incluso, cada cinco minutos salía el Twitter del predicador para que lo siguieras.

En la otra mitad de mi pantalla, estaban dos moderadores debatiendo sobre las tablas del tabernáculo. No tenía idea de qué era el tabernáculo, así que rápidamente fui a Wikipedia y encontré que un tabernáculo es, en hebreo, una morada. “El santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí”, literalmente. La moderadora femenina dijo muchas veces: “hermano, corra y busque la Biblia, corra“. Me dieron ganas de buscar una Biblia para leer sobre esto, pero lamentablemente no tengo una Biblia en casa. De igual forma estamos en el siglo 21 e imaginé que iba a existir una Biblia online. Acá la tienen, por si algún día quieren leerla. No podía concentrarme, era demasiada información para mis 28 años. En una pantalla me decían que “sacerdotes entraban al tabernáculo terrenal con sangre de animales” y en la otra el predicador tenía a miles de personas en un estadio, como si fuera el último concierto de Soda Stereo o Metallica. El público derramaba lágrimas y levantaba las manos en busca del “perdón”, según el predicador rockstar. Ozzy Osbourne meets Jesús de Nazareth.

Miré el reloj y me di cuenta que habían pasado más de seis horas y media viendo videos surreales
evangélicos. Me perdí en el polvo mágico del entretenimiento evangélico online. Me encantó, es un espectáculo ordenadísimo y con mucho presupuesto detrás. Estoy seguro que ese predicador con muchísimos followers en Twitter podría girar por el planeta y llenar estadios con su discurso de autoayuda, superación y la pizca evangélica que logra la magia.

Ha sido la mejor forma de pasar un viernes santo de mi vida. Ya sé qué hacer para mejorar mi próximo Netflix and Chill: televisión evangélica online and chill. Puedes agendar tu cita con Diego en Instagram