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La madre de una víctima de Thousand Oaks: “No quiero más plegarias. ¡No más armas!”

Al menos un muerto y varios afectados por el asesinato múltiple a las afueras de Los Ángeles habían sobrevivido a la masacre de Las Vegas hace un año

Pablo Ximénez de Sandoval
Familiares de las víctimas de Thousand Oaks, en el centro de información sobre los fallecidos.
Familiares de las víctimas de Thousand Oaks, en el centro de información sobre los fallecidos. Marcio Jose Sanchez (AP)

La madre pasó por delante de las cámaras tras recibir la noticia. Su hijo de 27 años había muerto asesinado a tiros mientras se divertía en un bar. Junto con él, otras 11 personas. Susan Orfanos se paró delante de una televisión local de Los Ángeles y entre lágrimas dijo: “No quiero más plegarias. No quiero pensamientos. Quiero control de armas. Espero por Dios que nadie me envíe más plegarias. ¡No más armas!”.

Su hijo, Telemachus Orfanos, había sobrevivido a la masacre de Las Vegas, hace un año. Estaba en el concierto de country Route Harvest 91, en el que miles de personas fueron acribilladas desde un piso 32 de un hotel. Murieron 58 personas y resultaron heridas más de 800. Orfanos volvió a casa ese día. El miércoles, estaba en otra fiesta de música country, en el bar Borderline de Thousand Oaks, al noroeste de Los Ángeles. No volvió.

El viernes por la mañana los investigadores todavía trataban de encontrarle un sentido a la matanza. Ian David Long, de 28 años, con cinco años de experiencia militar y un historial de ataques de ira, se presentó en el bar Borderline a las once de la noche del miércoles y comenzó a disparar a sangre fría. Un centenar de personas, en su mayoría estudiantes de las universidades de la zona, disfrutaban de una noche temática de country. Los jóvenes salieron por las ventanas, por el patio, se escondieron tras las mesas de billar mientras Long ejecutaba a un total de 12 personas, entre ellas al primer policía que acudió a la escena. Long se suicidó tras ser acorralado por los agentes del sheriff.

Para algunos, como la familia Orfanos, el horror llegaba además revestido de inusual crueldad. Muchas de las víctimas de la matanza de Las Vegas eran aficionados al country del sur de California. En el bar Borderline había al menos cuatro, según distintos medios de comunicación. Brendan Kelly, de 22 años, mostraba a la agencia Associated Press un tatuaje del festival Harvest 91 de Las Vegas, lugar de reunión de fanáticos del country en la costa oeste. “No le desearía a nadie que le pasara una vez. La segunda vez no es más fácil”, decía Kelly. “Los escalofríos te suben por la espalda. No puedes creer que esté pasando de verdad otra vez”.

Brendan Kelly, superviviente de Thousand Oaks, muestra una tatuajes del concierto de la masacre de Las Vegas.
Brendan Kelly, superviviente de Thousand Oaks, muestra una tatuajes del concierto de la masacre de Las Vegas.Ryan Pearson (AP)

Además de Kelly y Orfanos, Chandler Gunn dijo a Los Angeles Times que un amigo suyo, que sobrevivió a la matanza de Las Vegas, trabajaba en el bar y escapó por la parte de atrás. En un mensaje de Facebook, una mujer llamada Molly Bauer también dijo que había sobrevivido a los dos tiroteos.

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Además de las 12 víctimas mortales, 21 personas fueron atendidas de heridas de diversa consideración en hospitales de la zona. Todos habían sido dados de alta este viernes por la mañana.

La investigación no ha hallado aún el motivo por el que Long eligió ese lugar y ese día para matar. Todo lo demás, está claro desde el principio. Tenía un historial de violencia. Vivía solo con su madre en un suburbio acomodado de la zona llamado Newbury Park, en una casa de un piso perfectamente normal de un barrio normal de Thousand Oaks, a unos 60 kilómetros al noroeste de Los Ángeles. Ejecutó la matanza con una pistola Glock 21 cargada con munición calibre 45, aparentemente con cargadores de alta capacidad, comprada legalmente.

El pasado abril, en una de las habituales broncas a gritos con su madre, un vecino llamó a la policía. Tras calmarlo, fue evaluado por los servicios de salud mental del condado. No encontraron ninguna razón para tomar medidas.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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