José Mourinho recordó ayer en la sala de prensa de Valdebebas un incidente de la temporada pasada para tratar de justificar a Pepe por su pisotón a Leo Messi en el clásico del pasado miércoles en el Santiago Bernabéu. "No he visto que la temporada pasada vosotros dudarais de un jugador que tuvo comentarios racistas y él dijo que no. Toda la gente se ha creído que era verdad, incluso la UEFA", dijo el técnico portugués cuando los periodistas le insistieron en sus preguntas por lo de Pepe. El mensaje que lanzó Mourinho tuvo un destinatario claro: Sergio Busquets, de quien se dijo, a juzgar por unas imágenes captadas por Real Madrid TV, que había llamado "mono" a Marcelo en el partido de ida de las semifinales de la pasada Champions.
Sin embargo, y pese a que un insulto así por parte de Busquets no tendría justificación alguna si se demostrarse que lo pronunció, Mourinho no pudo haber escogido peor ejemplo para tratar de lavar la imagen de su protegido Pepe. Resulta que el central portugués, además de repartir leña a diestro y siniestro –Casquero, Xavi Torres, Alves y Messi son algunas de sus célebres víctimas–, también es capaz de ofender al rival con semejante descalificación. Pepe también llamó "mono" a Seydou Keita en la ida de la Supercopa de España celebrada el pasado 14 de agosto en el Santiago Bernabéu, un partido que acabó 2-2.
La reacción de Keita
Aunque a diferencia de lo de Busquets con Marcelo las cámaras no captaron la imagen, el centrocampista azulgrana, actualmente concentrado con Mali para disputar la Copa de África, fue el primer soprendido por el insulto del luso. Keita aún se hace cruces del improperio que le dedicó Pepe, principalmente, porque si le quería ofender con ese insulto, difícilmente lo iba a lograr un jugador que, como él, es de color.
Poco dado a reaccionar de forma airada, pues no va en su carácter, aquel día Pepe logró que Keita se excitara. Y no porque le insultara, pues a la postre el azulgrana entiende que eso forma parte del fútbol y de la estrategia de un jugador para intentar descentrar a su rival, sino por el inapropiado improperio que escogió para insultarle. Sin duda, un detalle más que explica los cortocircuitos que Pepe tiene en su cabeza a la hora de reaccionar como reacciona