Un gen que pica
/ Nos da calor, nos hace sudar e incluso hay quienes dicen que aumenta la sensación de sabor. Cuando alguien lo prueba, no puede dejar de comerlo. Este picor característico del chile se debe a la capsaicina, una sustancia que no le...

Un gen que pica

/ Nos da calor, nos hace sudar e incluso hay quienes dicen que aumenta la sensación de sabor. Cuando alguien lo prueba, no puede dejar de comerlo. Este picor característico del chile se debe a la capsaicina, una sustancia que no le quita el sueño a las aves, pero a los mamíferos cómo nos irrita.

A pesar de que la relación de esta sustancia química con el ardor que nos produce en la boca (y a veces en otros lados) es bien conocida, no se tenía clara la región de ADN encargada de fabricarla.

Un grupo de investigadores, en su mayoría coreanos, reportó en fechas recientes la secuenciación del material genético de la planta del chile loco o chile soltero (Capsicum annuum). Al compararlo con el genoma de un familiar cercano, el jitomate, los autores del trabajo notaron que el gen responsable de la enorme producción de capsaicina está presente en ambas plantas. Sin embargo, mientras el jitomate tiene cuatro copias inactivas de este gen, el chile posee siete copias no funcionales y una que sí lo es.

Los investigadores sugieren que esto se debe a que, en el chile, el gen encargado de la producción de capsaicina surgió después de cinco mutaciones que ocurrieron durante un proceso de duplicación de ADN (evento nada raro en los genomas de los organismos), generando así una copia extra del gen que sí es capaz de sintetizar capsaicina.

En la historia evolutiva de la planta, este químico le confirió a las semillas el picor que tanto se disfruta en las comidas, cosa que alejó a los animales y favoreció la supervivencia, reproducción y propagación del chile loco.

Una vez conocida la región genética responsable de que nos enchilemos, se podrán modificar algunas propiedades de los chiles, como su picor o su valor medicinal, con distintas técnicas de biología molecular. Echando a volar la imaginación, también se podrían activar los genes de la capsaicina presentes en los jitomates con el objetivo de hacerlos picosos, cosa que sería como tener un 2x1 para hacer una salsa.

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Fuentes:

Artículo originalNota fuente de Science

Imagen tomada de este sitio.