Por @Alvy — 27 de Octubre de 2002
Hoy es el día del año que deja de funcionar el Horario de Verano (GMT +2) y volvemos a usar el horario convencional (GMT +1), de modo que atrasamos los relojes una hora y este domingo tiene 25 horas en vez de 24. Esta práctica, denominada daylight savings (ahorro diario) en inglés, se instauró en Gran Bretaña en 1917. No deja de resultar un poco filosófico que los seres humanos podamos añadir o quitar tiempo «real» a la duración de algunos días concretos. Mmmmm.

A nivel personal, para todo el mundo, eso supone atrasar todos tus relojes una hora, de modo que esta vez he decidido hacer una lista de todo lo que he tenido que cambiar:

Dos ordenadores de casa (lo han hecho automáticamente). El teléfono móvil. El horno y el microondas en la cocina. La Palm. El reloj meteorológico (debería haberlo hecho automáticamente, por radio, pero no ha funcionado). El reloj de pulsera digital, y el otro reloj de pulsera de manecillas. El reloj del coche. El del vídeo del salón y el del vídeo de la habitación (podrían hacerlo con la señal de la televisión, pero tampoco funciona). El equipo de música. El despertador... mmm, no, porque no tengo... Y mañana le tocará al ordenador del despacho. Y seguro que me dejo algún otro reloj por ahí... Ah, ¡qué complicado!

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