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Twitter me suspendió por 'trolear' a supremacistas blancos

Publiqué en Twitter lo que se supone iba a producir una ola de pánico entre la extrema derecha, por el supuesto ataque violento que daría la Antifa en noviembre. Todo se enrareció desde ese momento.
Imagen por Lia Kantrowitz

¿Cómo será asistir a tu propio funeral? En mi cabeza es algo como levantarse un lunes en la mañana, entrar a Twitter, y encontrar que tu cuenta de 112.000 seguidores ha sido suspendida. Puedes ver todo lo que la gente escribe y dice sobre ti, pero no puedes replicar ni un "LOL". Nadie puede escucharte. Tus 140 caracteres habitan el vacío.

Para ser claros, mucho de lo que transpira internet es extremadamente estúpido, y hay muchas cosas más importantes pasando en el mundo en este momento, que un tipo blanco con humor izquierdoso, a quien le suspendieron su cuenta. Pero la suspensión temporal (la cuenta fue reactivada el lunes) de la plataforma que con frecuencia utilizo para expresarme sí evidencia un problema que persiste en una de las redes sociales más grandes del mundo: es un lugar donde las suspensiones se sirven con un estilo arbitrario, donde la represión de, por ejemplo, el racismo o la misoginia, apenas está (siendo optimistas) en proceso.

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Hace unas semanas la actriz Rose McGowan también sufrió una suspensión después de haberse pronunciado contundentemente a propósito de las acusaciones de violación del productor caído en desgracia, Harvey Weinstein. McGowan tiene una cuenta verificada, lo que en teoría debió haberle proveído algún tipo de protección contra ese tipo de cosas, pero Twitter (temporalmente) la silenció, después diciendo que la actriz habría subido un screenshot revelando un teléfono privado.

El alboroto fue tan escandaloso, que el CEO de Twitter, Jack Dorsey, se sintió obligado a comprometerse públicamente con la actualización de los estándares de la compañía. Pero como todos los usuarios de Twitter sabemos, el proceso de la compañía para manejar este tipo de cosas siempre ha sido una mierda, y el problema ahora solo parece empeorar. El sistema de seguridad de Twitter parece basarse mayoritariamente en una combinación de palabras clave y en la frecuencia de denuncias, así que si un combo de gente extremadamente alfa-censuradora, decide que alguien les cae mal, solo tienen que esperar a encontrar la palabra indicada y coordinar denuncias masivas.


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En mi caso, decidí divertirme con el posible pánico producido por un tema de una guerra civil extremadamente falsa por la cual miles de abuelos, típica audiencia de FOX News, estarían en ese preciso momento asegurando sus ventanas y preparándose paranoicos. Los exponentes de la derecha temen por predilección al Antifa, a pesar de que el grupo solo parece mostrarse en las concentraciones Neo-nazis y para protestar por la brutalidad policial. Cualquiera con un solo dedo de frente sabría que mi post era una sátira, pero bueno, en el internet abundan los tontos, y el tweet fue al parecer denunciado hasta el olvido. La continuidad de la suspensión fue tan profunda que mi cuenta laboral también fue macheteada por usar el mismo número telefónico. (Contacté a Twitter para que comentaran sobre esta historia, pero para el momento de su publicación, no me habían contestado).

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No puedo esperar a que sea cuatro de noviembre para que millones de supersoldados de la antifa decapiten a todos los padres blancos y propietarios de pequeñas empresas en la plaza central.

Si dudan de la infinita credulidad de la gente de las que les hablo, nada más miren este artículo de Gateway Pundit, que exhaustivamente denunció la (evidentemente paródica) historia, después de haber sido compartida en Twitter por alguien más, como si se tratara de una noticia de verdad. (Esta es un medio que al menos en un punto, contó con las credenciales de prensa de la Casa Blanca). Debí aclarar que aunque no profeso ningún tipo de amor hacia los fascistas, tampoco soy el presidente, ni el vocero, y menos el CEO de la Antifa. Así que o el autor del mencionado artículo estaba cínicamente utilizando la broma para avivar el miedo de los ancianos conservadores, o es un maldito idiota.

Personas no tan contentas con el tweet. Screenshot cortesía del autor.

La gente lleva gritando por años las mierdas raras que Twitter inexplicablemente tolera, principalmente la coordinada habilidad de hordas odiosas, que han llevado a usuarios a retirarse definitivamente de la plataforma. Pero si no estabas familiarizado con mi cuenta, lo único que te puedo decir es que era muchísimo menos tóxica que la del American Nazi Party. Puede que me hubiera burlado de la estrategia editorial del post de Scaramucci, o de los inconcebibles malos chistes de Mike Huckabee. Pero, ¿no fueron estas bromitas mucho menos merecedoras de un castigo que, digamos, hacer un llamamiento para que Estados Unidos "vuelva" a ser un estado completamente blanco?

Puede que sea solo yo.

Si tuviera esperanza de avanzar en este sentido, esperaría que Twitter empezará a revisar todo su sistema de seguridad. Han pasado diez años y es claro que el sistema está jodido desde su núcleo. Pero ya que es altamente probable que eso no pase, mi expectativa más razonable es que el chiste continúe alborotando a los círculos de derecha (como parece estarlo haciendo).La última vez que un combo de supremacistas blancos cayó en este tipo de broma, una hordita de ellos se presentó en el cementerio confederado para combatir a la inexistente amenaza Antifa, y un tipo acabó disparándose por accidente en su pierna. Solo digo.

A pesar de haber sido suspendido (y eventualmente reactivado) de twitter punto com, la precipitación del chiste ha sido infinitamente divertida y, de nuevo, solo estamos hablando de internet. ¿Que si sería triste que mi chistecito diera inicio a una guerra civil?, pues claro. Pero por ahora me regocijo por tener un medio para joder a nuestra patética política, implacablemente.

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