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“El guardia civil que me detuvo se reunió con los que me tendieron la trampa”

Juan Clavero, agachado, en la movilización de este domingo

Alejandro Ávila

El juez no lo dudó: a Juan Clavero le habían tendido una trampa. Clavero aportó pruebas y testigos, que demostraban que él no era un narcotraficante, sino un histórico ecologista al que le habían introducido 47 gramos de cocaína en el coche, después de marchar contra la ocupación de los caminos públicos por una finca privada. Tras pasar una noche en el calabozo, el activista aportó pruebas y testimonios, que aceleraron su puesta en libertad y una oleada de apoyos de ciudadanos y políticos de (casi) todos los signos. Ese apoyo se puso de manifiesto con 600 personas marchando con él por un camino público plagado de guardas y espinos.

Denuncia que le tendieron una trampa: ¿Quiénes lo hicieron y cómo?

Quién, no lo puedo contar. Sí puedo contar cómo fue. Aquel día se nos acercó un señor que decía que era amigo de Ecologistas en Acción de Jerez y que quería hacer el camino con nosotros. Le dijimos que era un camino conflictivo, pero no se me ocurrió que fuera un infiltrado. Hicimos el recorrido, en el que se entra por El Bosque y se sale por Benamahoma, así que le pedí a un amigo que me recogiera en furgoneta y me llevara de vuelta. Este señor se montó conmigo en la furgoneta con la excusa de que había perdido las gafas al salir de El Bosque y quería ver si estaban en mi coche.

¿En qué momento cree que introdujo los 47 gramos de cocaína?

Empezó a buscar debajo de los asientos de mi coche y ahí fue cuando dejó la droga. Le hicieron una llamada, me pidió que lo dejara por el camino e inmediatamente me paró la guardia civil, quienes no terminan de explicar muy bien qué hacían justo allí. Al juez le conté que estuvo buscando debajo de los asientos, lo identifiqué y en cuatro días por redes sociales salió su nombre. Las conexiones de todos ellos no lo sé. Un cabo de la guardia civil, de los que me detuvo, estaba reunido con un grupo de personas de los que supuestamente me tendieron la trampa. Yo no acuso a nadie, pero él tiene que explicarlo.

¿En qué estado se encuentran las investigaciones?

Sabemos que la Guardia Civil tiene bastante avanzadas las investigaciones y hay pruebas de cómo se ha organizado esto. Existen grabaciones en vídeo de sucursales de banco y bares de El Bosque. Hasta que no lleguen al juzgado, donde estamos personados como acusación, no tendremos acceso a esas pruebas. Estoy satisfecho porque tienen las pruebas y sabemos quién ha sido. Todo lo que suponíamos se está confirmando. Yo declaré ya cuatro horas delante de la Guardia Civil, me han enseñado fotos, han estado en El Bosque y la gente los ha identificado. Como estamos personados y no hay secreto de sumario, quiero que se haga público cuando las investigaciones lleguen al juzgado. Estoy seguro de que esto no va a quedar impune.

¿Cómo es pasar una noche en el calabozo?

Ya la había pasado en el franquismo, aunque aquello era más peligroso que ahora. Esta vez lo pasé mal, porque la actitud del cabo era muy agresiva. La noche en el calabozo es muy triste, te ponen una luz fluorescente y potentísima, te quitan el reloj, las gafas, no tiene ventilación y no hay luz externa. Creo que habría que tratar a todo el mundo con un mínimo de confort. Podría haber pasado perfectamente un mes en prisión preventiva y salir de la cárcel imputado. No sólo no han conseguido asustarnos, sino que se ha formado una bola.

¿Alguna vez le había pasado algo semejante?

Tengo ya experiencia en soportar agresiones violentas y atentados, pero esto no lo había vivido nunca. Me quemaron el coche, me amenazaron con quemarme mi casa diciendo que aquella casa olía a gasolina. De juego sucio, he sufrido algunos graves, cuando denuncié corrupción en el Parque de Grazalema, que habían desviado el río Guadalete, para poder ampliar una parcela y construir un bloque de pisos. El alcalde no paralizó las obras, sino que mandó una inspección a mi casa para demolerla. Fue juego sucio, abusando del poder municipal y vengándose contra un ciudadano.

¿Estaba denunciando a sus vecinos de parcela cuando le detuvieron?

He denunciado reiteradamente a grandes fincas, al lado de mi casa, que han invadido los caminos públicos, como hicimos el día que me detuvieron y este domingo. Este fin de semana, en una de las puertas había doce guardas, pero es que en la otra había otros tantos. Nos pusieron alambradas, guardas, agredieron a un compañero y la Guardia Civil paró durante media hora una manifestación legal. Lo que tendrían es que haber detenido a los guardas. Reconocieron que teníamos derecho a pasar y pasamos. Íbamos 400 personas por un lado y 200 por otro. Está claro que lo que me ha ocurrido tiene que ver con la defensa de los caminos públicos.

¿Cuál es el problema?

El problema es que los ayuntamientos no tienen el inventario de caminos públicos. Los pueblos están muy atendidos y la parte rural está muy desatendida. Lo que estamos consiguiendo es que se empiecen a inventariar los caminos municipales: que los inscriban, registren y se reclamen los caminos usurpados de todos los ayuntamientos del Parque de Grazalema. Es algo que puede durar tres o cuatro años.

¿Quiénes están ocupando el espacio público con sus fincas privadas?

Mucha gente. La mayoría de las vías pecuarias están usurpadas. En este caso, la vía tiene 4 kilómetros y 33 metros de ancho, que es el de una autopista, y cobran subvenciones de la Unión Europea, como si fuera terreno propio. En Andalucía, hay 19.000 kilómetros de vías pecuarias y la mayoría están usurpadas. Están cobrando subvenciones por cultivar terrenos públicos.

¿Tienen relación con el narcotráfico?

No creo. El propietario de esta finca, Marnix Galle, cuenta con una de las mayores fortunas de Bélgica. Yo no tengo ninguna sospecha de que se dedique al narcotráfico, pero lo cierto es que ha llegado aquí en plan prepotente, como si fuera el tercer mundo y volando en helicóptero para hacer cacerías. Eso sí, que tenga empleada a gente que por su cuenta se dedique a cosas ilegales… ahí sí tengo mis dudas. En Bélgica ha trascendido que un gran propietario belga está ocupando caminos públicos. Galle ha venido muy enfadado a Cádiz, diciendo que se le ha querido implicar en temas relacionados con narcotráfico. Yo creo que a esta persona la engañaron cuando le vendieron la finca, porque asegura que él no sabía que había vías pecuarias.

¿Ha servido su caso para darle visibilidad a este conflicto?

Yo creo que sí, aunque yo habría preferido que no detuvieran a un ecologista para que la gente se fijara en esto. El domingo, cuando nos juntamos las dos marchas, la fila de senderistas era de un kilómetro, fue un día de alegría. La Junta de Andalucía retiró todas las vallas de la vía pecuaria. Por fin, después de tantos años hemos conseguido que retiren las tres vallas, mientras que en el camino público había tres barreras. El Ayuntamiento de Grazalema no ha hecho absolutamente nada: ni requerir que se quite la valla ni hacer declaración alguna.

¿Qué apoyos insospechados ha recibido estos días?

Estoy sinceramente desbordado y agradecido. De tus amigos y familia esperas ese apoyo, pero no de tus adversarios. Ha habido tal avalancha de apoyos, que el juez se dio cuenta de que aquel no era un caso normal. Me han llamado desde políticos, con los que he tenido muchas polémicas, alcaldes de la sierra de Cádiz, el del Puerto de Santa María, la Diputación provincial, a ecologistas como Uralde. He recibido mucho apoyo desde las redes sociales y los medios de comunicación.

¿Está viviendo el ecologismo un momento especialmente duro?

La época más dura fue la burbuja inmobiliaria. Cuando había un proyecto gigantesco como Eurovegas, urbanizaciones de la costa andaluza o proyectos de campos de golf, que los frenamos los grupos ecologistas. Ahora todo el mundo critica la burbuja inmobiliaria, pero los únicos que nos hemos enfrentado a estos especuladores hemos sido los ecologistas, gente sin recursos, con nuestra opinión y la ilusión de defender a España frente a buitres que querían destrozar esto. En aquella época me quemaron el coche, amenazaron con quemarme la casa, me quisieron demoler la casa por lo de la Sierra de Grazalema…

¿Cree que su imagen ha terminado manchada?

No lo han conseguido, les ha salido el tiro por la culata. Yo ya era conocido en Cádiz. Tengo mis amigos y enemigos, poderosos algunos, pero el apoyo ha sido unánime, incluso con gente con la que no me llevaba bien, como alcaldes o exalcaldes, con los que había tenido conflictos. Eso lo agradezco mucho, porque demuestra que la gente tiene un sentido de la honestidad.

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