La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha sido uno de los principales estandartes políticos de Donald Trump desde que estaba en campaña. Ahora está en curso la cuarta jornada de negociación y la premisa del mandatario es clara: quiere que Estados Unidos deje de ser parte del acuerdo, pues alega que "México se aprovecha de ellos" y que su país sufre déficit comercial.
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Aunque las posturas al respecto están divididas, muchos ya se preguntan qué pasaría en México si EE.UU., tal como amenaza, decidiera retirarse de este pacto firmado también con Canadá, para promover el intercambio de bienes entre las tres naciones.Antonio Gazol Sánchez es investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y dice estar seguro de que la actitud de Trump no es más que una forma de presionar para agilizar la renegociación de los temas que convienen a sus intereses.
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"Me parece que la salida de EU es un grave error y que quienes resultarían más afectados serían ellos mismos. Los exportadores estadunidenses estarían sometidos a un impuesto más alto en México. Lo que está haciendo es más bien un berrinche para lograr que el tratado quede a su manera. En realidad, les conviene muchísimo estar adscritos a él", asegura.La misma Cámara de Comercio de los Estados Unidos está en contra de la salida del país y, aunque coinciden en modificar algunos términos, han mandado una carta a Trump –suscrita también por más de 300 cámaras locales y estatales de comercio que representan a compañías de los 50 estados de EE.UU.– pidiéndole que no provoque ningún daño mientras continúen las reuniones de negociación.Thomas J. Donohue, presidente de dicha Cámara, reconoce que "independientemente de lo que pase, la comunidad empresarial estadounidense no se va a ir a ningún lado. La relación comercial con México es demasiado valiosa para nuestros trabajadores y para el crecimiento económico de nuestro país, como para retirarnos o aislarnos".
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"Me parece que la salida de EU es un grave error y que quienes resultarían más afectados serían ellos mismos. Los exportadores estadunidenses estarían sometidos a un impuesto más alto en México. Lo que está haciendo es más bien un berrinche para lograr que el tratado quede a su manera. En realidad, les conviene muchísimo estar adscritos a él", asegura.La misma Cámara de Comercio de los Estados Unidos está en contra de la salida del país y, aunque coinciden en modificar algunos términos, han mandado una carta a Trump –suscrita también por más de 300 cámaras locales y estatales de comercio que representan a compañías de los 50 estados de EE.UU.– pidiéndole que no provoque ningún daño mientras continúen las reuniones de negociación.Thomas J. Donohue, presidente de dicha Cámara, reconoce que "independientemente de lo que pase, la comunidad empresarial estadounidense no se va a ir a ningún lado. La relación comercial con México es demasiado valiosa para nuestros trabajadores y para el crecimiento económico de nuestro país, como para retirarnos o aislarnos".
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No obstante, Gazol Sánchez asegura que la previsión del peor escenario posible puede resultar útil. Si en efecto renunciaran al TLCAN, cree que la mayor repercusión para México sería el aumento de tasas a pagar para mover sus productos en el mercado estadounidense. Pero que el incremento tampoco sería excesivo.
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Al momento de la separación, el intercambio entre México y Estados Unidos no se terminaría. Simplemente pasaría a ser regulado por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo cuál no implicaría una carga de aranceles exorbitante.Según el académico de la UNAM, lo que está ocurriendo debería ser una voz de alarma para el sector negocios de México, al que considera estar tomando decisiones desde una postura cómoda, que a la larga siempre perjudica la viabilidad de hacer negocios en otras partes del mundo."Es necesario que se diversifique la geografía de nuestro comercio exterior. Depender en esta medida de ese mercado es un error gravísimo. No entiendo la pasividad que lleva al sector empresarial mexicano a preferirlos tanto. Creo que en gran parte es por cercanía. ¿Para qué buscar tantos nexos con Japón o simplemente con Europa, si a EEUU lo tenemos sólo unos miles de kilómetros arriba?", reflexiona.La cuarta ronda de negociaciones tiene en vilo a más de uno. Inicialmente se tenía planeado que terminara el 15 de octubre. No obstante, fue extendida un par de días más, hasta el martes 17. Aunque el resultado empieza a perfilarse, queda claro que será definitoria para delinear la agenda de la quinta ronda, que se tiene prevista para finales de mes.Sigue a Ollin Velasco por Twitter en @ollinvelasco y a VICE News En Español en @VICENewsEs.
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Al momento de la separación, el intercambio entre México y Estados Unidos no se terminaría. Simplemente pasaría a ser regulado por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo cuál no implicaría una carga de aranceles exorbitante.Según el académico de la UNAM, lo que está ocurriendo debería ser una voz de alarma para el sector negocios de México, al que considera estar tomando decisiones desde una postura cómoda, que a la larga siempre perjudica la viabilidad de hacer negocios en otras partes del mundo."Es necesario que se diversifique la geografía de nuestro comercio exterior. Depender en esta medida de ese mercado es un error gravísimo. No entiendo la pasividad que lleva al sector empresarial mexicano a preferirlos tanto. Creo que en gran parte es por cercanía. ¿Para qué buscar tantos nexos con Japón o simplemente con Europa, si a EEUU lo tenemos sólo unos miles de kilómetros arriba?", reflexiona.La cuarta ronda de negociaciones tiene en vilo a más de uno. Inicialmente se tenía planeado que terminara el 15 de octubre. No obstante, fue extendida un par de días más, hasta el martes 17. Aunque el resultado empieza a perfilarse, queda claro que será definitoria para delinear la agenda de la quinta ronda, que se tiene prevista para finales de mes.Sigue a Ollin Velasco por Twitter en @ollinvelasco y a VICE News En Español en @VICENewsEs.