Historias de la frontera: Marfa

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Historias de la Frontera

Historias de la frontera: Marfa

Las luces de Marfa son un fenómeno que ha atraído a turistas a la zona desde el siglo XIX.

Desde hace unos meses las declaraciones del presidente Donald Trump sobre construir un muro entre México y Estados Unidos han sido apoyadas por algunos sectores de la población estadounidense.

Para conocer de primera mano la viabilidad y la pertinencia de esta propuesta, durante cinco semanas rodamos en bicicleta gran parte de los 2400 kilómetros que dividen México y EU, documentando parte de nuestro viaje y buscando entender la vida en la frontera. Éstas son algunas de las historias de las personas que viven en esta región.

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Lee todas las historias de la frontera aquí.

— José y Andrés de Border Stories Project.

La rodada de Alpine, Texas, hacia Marfa fue la rodada más corta de nuestro itinerario, de unos 40 km. Teníamos muchas ganas de conocer la ciudad y ver sus famosas luces. Desde el siglo XIX, Marfa ha sido conocida por sus luces, pero en los años setenta se volvió popular por ser la locación de la película Giant, protagonizada por Rock Hudson, Elizabeth Taylor y Dennis Hopper. Más tarde, el artista minimalista Donald Judd se mudó de Nueva York para establecerse aquí. Desde entonces gente interesada en la cultura y el arte visita regularmente la ciudad.

La ciudad alberga múltiples galerías de arte. Muchas veces lo que pensábamos que era una gasolinera en realidad era una galería o una instalación artística. Además conocimos a gente muy interesante durante nuestra estancia. Por ejemplo, Nikki y Biz. Nikki trabaja en una agencia de comunicación y eventos en Nueva York. Biz recientemente se mudó a Austin donde es responsable de las relaciones públicas para una nueva marca de ropa deportiva. Por la noche, las acompañamos a cantar karaoke en el jardín de su hotel, donde conocimos a más locales.

Más noche decidimos ir al mirador para tratar de ver las luces. Eran casi las tres de la mañana, no había mucha gente y nos sentamos en una gran piedra a observar el horizonte. Después de diez minutos comenzamos a ver una luz roja a lo lejos. Al principio pensamos que se trataba de una antena. Nos equivocamos, después de unos segundos la luz comenzó a moverse de arriba abajo, como si se tratara de alguien moviendo un apuntador láser. Después una luz blanca apareció, se dividió en dos partes y posteriormente dejó de brillar. Estaba muy emocionado. Suelo ser una persona racional y ahora presenciaba un fenómeno bastante extraño. Constantemente preguntaba a Andrés y a Biz si veían lo mismo que yo. Sus respuestas siempre fueron afirmativas. Durante un par de horas observarnos asombrados como aparecían y desaparecían luces azules, blancas y rojas en el horizonte. Incluso seguían apareciendo cuando íbamos por la carretera de regreso a nuestros hoteles.

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Alec, un ex residente neoyorkino y ahora habitante de Marfa, nos compartió diferentes explicaciones sobre el fenómeno. Las agrupó en dos categorías: las sobrenaturales y las científicas. "Algunos consideran que luces son de origen celestial o extraterrestre", comentó. "Se dice que tiempo atrás unos vaqueros que estaban perdidos en el desierto lograron llegar a su destino gracias a estas luces. Ahora algunos consideran que sirven como guía espiritual para quien las logra ver". Por otra parte, las explicaciones científicas son diversas. En muy grandes líneas tienen que ver con el reflejo de las luces de la carretera y la ciudad y las condiciones geográficas muy particulares de la zona, como su presión atmosférica y barométrica así como el gas que sale de la tierra. Independientemente de las explicaciones tuvimos suerte. Mucha gente visita a Marfa sólo para presenciar este avistamiento y sin éxito regresan a sus casas.

Esa noche dormimos sólo un par de horas ya que por la mañana Brenda —otra local que conocimos durante nuestros días en Mafra— nos llevó a recorrer en su coche parte de la frontera entre Presidio/Ojinaga. Brenda lleva viviendo bastante tiempo en Marfa. Nació en Estados Unidos y tiene ascendencia apache y mexicana. Después visitamos el parque nacional Big Bend, donde realizamos una pequeña caminata hasta llegar al Río Bravo. El paisaje era impresionante e imponente. Era un tipo de vegetación que no conocía. Muchas partes eran desérticas, aunque cerca del río el pasto y los arboles logran crecer. Las condiciones climáticas de la zona son muy extremas, el terreno es difícil y estar bajo el sol sin agua puede ser mortal.

Nuestra siguiente parada fue Terlingua, donde estuvimos sólo un par de horas. Fue interesante conocer este pueblo fantasma, al estilo Mad Max, donde sus no más de 60 habitantes viven en casas sencillas y rodantes. Este poblado puede ser especialmente atractivo para quienes buscan estar en contacto con el desierto, desconectarse un poco de la sociedad y vivir "fuera de la cerca" o como se dice en inglés off the grid.

Después de Marfa, nuestra siguiente parada fue Van Horn, Texas, a unos 120 km. Nos levantamos muy temprano para rodar y evitar el calor. Era todavía de noche y el sol comenzaba a salir. Observábamos el horizonte con la esperanza de encontrar algún platillo volador, o al menos luces similares a las vistas a noche anterior. Sin éxito, lo único que logramos fue uno de los zepelines de la patrulla fronteriza que monitorea la zona desde las alturas.

El camino a Van Horn fue más pesado de lo que esperábamos. Ponchamos cuatro veces las llantas. Nos quitó mucho tiempo cambiarlas y nunca tuvimos sombra para hacerlo. Fue un trayecto largo y sin tiendas para comprar agua o rellenar nuestros bidones. Afortunadamente, encontramos una llave de agua en el patio de una biblioteca en Valentine, Texas. Antes de llegar a Van Horn comencé a marearme y sentir calambres. Para evitar un golpe de calor paramos en la sombra de un árbol —algo difícil de encontrar en ese lugar— nos hidratamos. Después de descansar un poco continuamos nuestro camino hasta llegar a un restaurante de comida rápida, donde bebimos litros de té helado y comimos unas malas hamburguesas antes de llegar al hotel. Era 4 de julio y celebramos a lo grande en el hotel, durmiendo.