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Un portador de VIH 'de elite': no transmite el virus ni necesita tratamiento

David es un 'elite controller', una verdadera excepción entre los miles de casos de VIH que existen en México.
Foto cortesía de David Velasco.

Del VIH se ha escrito mucho: al principio se le llamó “cáncer rosa”, pues se pensaba que era privativo de los homosexuales, aunque décadas después ha quedado más que claro que este virus no tiene nada que ver con orientaciones sexuales, orígenes raciales o estatus socioeconómicos.

Pero así como ha habido individuos y grupos históricamente discriminados y hasta perseguidos por su aparente relación con la propagación de la pandemia, hay otros que viven condiciones peculiares que los vuelven una verdadera “elite” entre quienes viven con el virus. Los elite controllers son personas cuyos cuerpos son capaces de mantener “a raya” la replicación del virus del VIH, sin necesitar medicación o tratamiento de ningún tipo.

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En teoría viven con VIH, pero al someterse a exámenes viral es nula y no requieren de fármacos para llegar a ese status o para mantenerlo. Por otro lado, tampoco lo contagian: su organismo es capaz de hacerle frente al virus de tal manera que éste no se replica y tampoco pasa a sus parejas sexuales ni a su descendencia, en caso de decidir tener hijos.

Platicamos con David Velasco, un hombre mexicano de 33 años que vive en la Ciudad de México y que lleva varios años diagnosticado y forma parte de los poquísimos individuos con esta condición que existen en el país.

VICE: ¿Qué es ser un elite controller?
David: Somos personas que tenemos el virus, pero éste se encuentra “estacionado”. El virus puede encontrarse en cinco lugares: sangre, cerebro, páncreas, el estómago y los ganglios linfáticos. Se dice que está “estacionado” porque los CD8s que tenemos en el organismo hacen su trabajo de forma tan eficiente que no permiten que el virus se replique.

Lo voy a explicar como me lo explicó mi doctor: el virus por lo general circula en la sangre libremente, como si fuera un coche en el periférico. En el caso del elite controller, es como si el virus se encontrara en una cochera, completamente estacionado. Y es un virus que al no encontrarse “activo”, no se duplica. No necesitamos medicación, porque el cuerpo se defiende por sí solo. Y el virus se puede o no encontrar: algunas pruebas, como la prueba de Elisa y las pruebas rápidas, salen positivas, pero en mi caso, la prueba confirmatoria de Western Blot sale indeterminada. En los estudios ”normales” de carga viral no aparece que tenga virus, pero ya en un estudio de cuarta generación sí aparece que tengo el virus alojado.

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¿Qué tan común es esta condición?
Somos muy pocos. De los 5,000 pacientes que ve mi doctor, yo soy el quinto que le tocó. Si lo vemos estadísticamente entre las personas que trata, sería uno entre 1000.

¿A qué se debe?
Hay varias teorías al respecto, pero una de las últimas conclusiones a las que se ha llegado y con la que coincide mi doctor es que es una cuestión genética: genéticamente mi cuerpo fue altamente eficaz para combatir esa cepa específica. Ojo: eso no quiere decir que no sea susceptible de contagiarme de alguna otra cepa.

¿Hace cuánto tiempo te enteraste de tu condición? ¿Cómo fue el proceso para determinar que eras elite controller?
Me hice un primer examen hace cuatro años en el Chopo y ese salió positivo. Por ello mi médico me mandó a la Clínica Especializada Condesa, donde me hicieron una prueba rápida y salió negativa. Pero también me hicieron la prueba de Elisa, cuyos resultados se dan tres días después. Al cabo de esos tres días me hablaron para decirme que mi prueba había salido positiva. Entonces la cosa empezó a ponerse “rara”. Fue ahí cuando me mandaron a hacerme la confirmatoria (Western Blot) y salió indeterminado. Y mi examen de carga viral salió negativo.

¿Qué hiciste?
Pues pensé que al ser negativa mi prueba de carga viral y mi Western Blot indeterminado, pensé que estaba “bien” —y de hecho eso fue lo que me dijeron en la Clínica—, aunque algo me decía que la situación no era del todo normal. Al año entrante me volví a hacer los mismos exámenes y fue la misma historia. Tuvo que pasar un año más, cuando empecé a tener unas fiebres que me preocuparon, que me volví a hacer los exámenes, esta vez ya no en Clínica Condesa sino otra vez en el Chopo donde mi prueba volvió a salir positiva. Entonces fui con un infectólogo particular, y fue él quien me hizo varias pruebas más y a partir de ellas llegó a la conclusión de mi status como elite controller.

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¿Cuál fue tu reacción al saber esto?
Fue una sensación de alivio, porque al fin supe lo que estaba pasando. El doctor me explicó bien de qué se trataba mi condición y al fin, después de tres años, supe con precisión qué es lo que le estaba ocurriendo a mi cuerpo. Dejé de sentirme inseguro; al no saber lo que tienes te vuelves un poco hipocondriaco, pues sientes que puedes presentar síntomas de todo, incluso de las peores cosas.

Si bien no necesitas tratamiento antrirretroviral, ¿tienes que hacerte alguna revisión periódica? ¿Médicamente qué es lo que tienes que hacer?
Mi médico me recomendó no llevar tratamiento pues mi cuerpo cumple por sí solo con esa función. En vez de eso comenzamos a hacer revisiones periódicas cada cuatro meses y actualmente estamos haciéndolas cada seis meses. Y aunque el virus sigue sin replicarse, eso no significa que en el futuro no pueda pasar, por lo que tengo que checarme cada medio año.

¿Ha incidido en tu vida sexual? ¿Llevas algún cuidado específico?
No realmente. Sigo haciendo lo de siempre: practicando sexo seguro.

Entonces, ¿cuál es tu status serológico?
Muy buena pregunta. Al principio y aunque no tengo carga viral detectable, sabía que mis exámenes habían salido positivos, por lo que pensé que era correcto llamarme seropositivo. Pero mi médico me dijo que no es así. Me dice que mi condición es esa: "negativo elite controller".

¿Has tenido que expresarlo en algún momento?
Justo me surgió la duda una vez que fui al dentista. Me preguntaron si tenía VIH o alguna otra infección o enfermedad. Como no supe qué contestar, le pregunté a mi médico. Y él me resolvió la duda diciéndome que a pesar de tener el virus en mi organismo, soy negativo. Negativo elite controller.

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¿Has llegado a pensar que hay algo especial en ti? ¿No has llegado a considerar, por ejemplo, que en organismos como el tuyo se encuentre la cura?
Pues más que especial, cada que voy a hacerme los estudios me siento como rata de laboratorio. De las cuatro veces que he ido me tratan de forma distinta; me han sacado sangre, me han hecho mil preguntas, cultivos. Ha sido un proceso engorroso.

No ha pasado por mi mente sentirme afortunado como tal. Sólo sé que es un alivio que no tenga que tomar pastillas, porque siempre he sido pésimo para la toma de medicamentos. A veces se me olvida o se me pasa la hora, soy muy despistado. Tal vez en ese sentido sí [risas]. Es curioso: el verdadero alivio llegó cuando supe que sí tenía VIH en mi organismo, el día que se terminó la incertidumbre. Cuando al fin le dieron al clavo, fue cuando me llegó una especie de liberación.

¿Qué te motivó a concedernos esta entrevista, sin anonimatos, sin ocultar tu identidad? Debo ser honesto, cuando me plantearon la idea de la entrevista mi primera reacción fue decir que no. Pero luego recapacité y recordé que entre más información haya, mejor. En mi caso, por ejemplo, el primer año que fui a hacerme los análisis y me dijeron “no hay problema, no tienes nada”, tú te quedas con la idea de que en efecto no tienes nada. Y esto no es necesariamente cierto. ¿Cuántas personas habrá que al igual que yo se van con la idea de que no les ocurre nada, dejan de hacerse estudios porque salieron negativos y probablemente más adelante exista la posibilidad de que el virus se dispare?

Recalco, esto no es algo que sea común y hay muy poca información al respecto. Cuando ya me dieron un diagnóstico, quise ponerme a investigar y no encuentras información. Entonces el que se hable de esto incluso puede ayudar a salvar vidas. Ya es hora de que dejen de tratarse estos temas como algo oscuro o de lo que sólo se habla en privado. Es claro que es un tema que todavía asusta, y eso es algo que motiva a que la gente no se haga la prueba. En pleno 2017 el VIH se sigue satanizando y tratando como un sinónimo de descuido, irresponsabilidad o promiscuidad, cuando hay muchas maneras de infectarse. Por eso es que accedí a dar esta entrevista: porque hay que darle nombre y rostro a la enfermedad y hablar de ella como lo que es, un asunto médico más.

@PaveloRockstar