Un estudio propone categorizar los exoplanetas según el impacto de sus civilizaciones inteligentes

Un estudio propone categorizar los exoplanetas según el impacto de sus civilizaciones inteligentes
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Un nuevo estudio propone categorizar los exoplanetas dependiendo, entre otras cosas, del impacto que tengan en él las civilizaciones alienígenas que pudieran habitarlos. El estudio propone cinco niveles de exoplanetas, de los rocosos y yermos hasta esos en los que sus civilizaciones hayan conseguido solucionar los problemas mediambientales modificando el entorno.

Cuando se descubre un exoplaneta, los astrónomos lo clasifican según sus características físicas y orbitales, que son las que podemos ver desde la tierra. Pero este estudio da por hecho que los telescopios del futuro podrán ver mucho más que eso, y de ahí que haya creado un nuevo sistema de categorización en consecuencia teniendo en cuenta aspectos astrobiológicos.

El estudio ha sido dirigido por Adam Frank, astrofísico de la Universidad de Rochester. Parte de la base de que el impacto actual de los humanos en la tierra ha hecho que muchos científicos hayan lanzado la teoría de que hemos iniciado una nueva era geológica llamada Antropoceno, y que se caracteriza por el impacto que hemos tenido nosotros sobre los ecosistemas terrestres.

Lo que propone Frank es simplemente que otras civilizaciones extraterrestres podrían haber provocado también una era similar, remodelando sus mundos de manera perceptible y potencialmente detectable. Y de ahí que su nuevo sistema de clasificación tenga también en cuenta el grado en el que los planetas han sido modificados por sus habitantes.

La clasificación exoplanetaria de Adam Frank

Clasificacion Exoplanetaria Adam Frank

"Cualquier mundo que albergue una civilización de larga vida que esté consumiendo mucha energía debe compartir al menos algunas similitudes en términos de las propiedades termodinámicas del sistema planetario", podemos leer en el estudio. Esta es la deducción que ha servido como base para desarrollar esta nueva categorización.

Según el esquema propuesto por este grupo de científicos, un planeta de Clase I sería un mundo sin prácticamente atmósfera, similar a Mercurio. En cambio, uno de Clase II ya tendría una pequeña atmósferta con gases de efecto invernadero, pero sin ninguna vida. Algo parecido, por ejemplo, a cómo es Marte hoy en día.

La Tierra sería un planeta de Clase IV

En un término medio estarían los planetas de Clase III, que tendrían una delicada biosfera y formas de vida básica. Mientras, el de Clase IV sería básicamente lo que es hoy la tierra: un planeta con una biosfera más extensa sostenida por actividad fotosintética, y donde la vida (incluyendo la inteligente) está afectando de una manera notable al entorno.

Y por último tendríamos los hipotéticos planetas de Clase V, que son esos en donde las civilizaciones tecnológicas han encontrado una manera de vivir en armonía con el planeta, y que aunque ha modificado su entorno de manera visible desde el espacio ya no está en peligro de acabar destruyéndose a sí misma.

La clasificación es interesante, aunque en nuestro planeta solar no tendríamos ejemplos de las clases III y V. De hecho ni siquiera tenemos ninguna pista de que exista ningún planeta de Clase V. Tampoco deja de ser una clasificación propuesta por un grupo concreto de científicos, por lo que en el mejor de los casos aún quedarían años de debates en la comunidad científica antes de que se considere hasta qué punto puede ser válido.

De hecho, el que se pueda siquiera llegar a pensar en aplicar un sistema similar dependerá sobre todo de hasta dónde puedan llegar las próximas generaciones de telescopios espaciales. Está por ver si serán capaces de detectar señales de manipulación tecnológica en las atmósfera de exoplanetas a cientos de miles de años luz.

En el estudio podemos leer que la comprensión de las propiedades en común que compartirían los planetas habitados podría ayudarnos, concretamente a entender en qué dirección centrar nuestros esfuerzos en el desarrollo de una civilización humana sostenible. Vamos, que encontrándonos con otros vecinos autodestructivos como nosotros podríamos entender mejor nuestros errores, y si hallamos un planeta de Clase V tendríamos también mucho que aprender.

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