Xbox en la Gamescom 2017: el innecesario repaso de Microsoft a lo vivido en el E3

Xbox en la Gamescom 2017: el innecesario repaso de Microsoft a lo vivido en el E3

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Xbox en la Gamescom 2017: el innecesario repaso de Microsoft a lo vivido en el E3

Por regla general, el que sigue día a día las noticias del mundo de los videojuegos en portales, foros o canales de Youtube espera con ansias el anuncio de novedades; de motivos que sigan alimentando la necesidad de estar al tanto de todo lo que puede llegar.

Puede que nuestro hype por la primera conferencia de la feria estuviera por las nubes. Como puede también que esperásemos demasiado de Phil Spencer y compañía con el inminente desembarco de Xbox One X. Lo cierto es que su paso por la Gamescom ha dejado clara una situación especialmente llamativa y preocupante: Microsoft no ha sabido vender sus juegos.

Semejante afirmación no aterriza a la ligera. El espectáculo del reciclado que vivimos anoche durante más de hora y media fue de tal calibre que muchos sentíamos estar en una especie de flashback que nos llevaba dos meses atrás. ¿Mamá? ¡Creo que los de Xbox me han devuelto a la semana del E3!

La feria de Los Ángeles nos la comimos encantados porque andábamos con demasiada hambre: Nintendo Switch proponiendo un nuevo horizonte, PS4 dejándolo todo para el año que viene y Xbox presentando su nueva bestia del 4K. Presentación, que además de subrayar las lindezas gráficas que conocimos días antes, enseñaba gran parte de su arsenal: exclusividades y juegos de calidad.

Por desgracia el segundo plato de novedades jugables de Xbox para esta Gamescom ha resutado idéntico, sorprendente y sin sabor (con un par de excepciones). La Gamescom 2017 ha sido testigo de la filosofía del recalentado Made in Microsoft. Empezando por reutilizar los mismos tráileres que en E3, pasando de puntillas por juegos que merecían más detalle, obviando imprescindibles y terminando con decenas de robóticas frases corporativas que empiezan a cansar más de lo debido.

Horas antes de la conferencia nos veníamos arriba proponiendo siete razones para seguirla de cerca. La Gamescom nos invitaba (y nos sigue invitando, pese al gatillazo) a la ilusión, porque como bien indicaron los presentadores del show: "Gamescom is about fans".

Tal declaración de intenciones al inicio escondía una realidad demasiado alejada. Sí, un pequeño vídeo de 20 segundos puede animarte tras una semana horrible en el curro, tras la reciente derrota de tu equipo en liga o tras la predecible ruptura con tu pareja de hace unos días, pero volver a repetir el menú de hace un par de meses para convencernos de una propuesta de 500€ invita a la incredulidad y denota carencias creativas. Falta de ideas, ¿tal vez? Pero sobre todo, poco interés por atrapar al fiel seguidor de la industria que ya se lo sabe de memoria.

Sofa

La feria ha llegado en el mejor momento posible para potenciar el lanzamiento de One X. Lo que prometen en cuando a ediciones limitadas resulta tan cuidado que bien merecía enfangarse en un préstamo leonino o una venta a plazos funde meses. En este sentido lo han bordado como solo ellos saben, pero mucho me temo que, más allá de consolas especiales y personalización de mandos, los chicos de Xbox no han sabido aprovechar nuestra atención para vender juegos. Al menos en su conferencia.

Salvo sorpresas tan agradables como 'Jurassic World Evolution' (clave si te consideras fan del universo jurásico), el tremendo tráiler de 'Sombras de Guerra' o la nueva cinemática de 'Assasin's Creed Origins' todo ha sido demasiado repetitivo, comedido y reservado. Algo que extraña a estas alturas, por mucho que su presentadora tuviera ganas de celebración.

Con semejante panorama resulta casi imposible no esperar una nueva presentación semanas antes del lanzamiento oficial de la consola. El 7 de noviembre se acerca a pasos agigantados y estamos convencidos de que Phil Spencer se guarda un as en la manga.

Que se olviden de "World Premier" de cartón piedra, quemados y vistos hasta la saciedad. Que se dejen de conferencias estiradas hasta el extremo más soporífero que solo ayudan a que perdamos la fe en la feria europea del videojuego moderno. La Gamescom merece más, y eso es algo que solo las compañías deben enmendar.

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