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ciencia

Investigadores usan vibradores para ponérsela dura a las tortugas

“Parecía que obteníamos una reacción más favorable cuando el vibrador tenía pilas nuevas y el modo más rápido seleccionado”.
Imagen por Donald McKnight

Este artículo se publicó originalmente en Motherboard, nuestra plataforma dedicada a la ciencia y a la tecnología.

Las tortugas son uno de los animales con mayor riesgo de extinción de nuestro planeta, y todavía nos queda mucho que aprender de estas herméticas criaturas. Incluso los expertos tienen dificultades en distinguir a los machos de las hembras en determinadas especies. Por suerte, siempre pueden acudir al sex shop más cercano.

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Poder conocer el sexo de las tortugas es importante. Hace años, mientras estudiaba a las tortugas de agua dulce en el norte del estado de Nueva York, descubrí que en los humedales rodeados por carreteras había muy pocas hembras. Solo había una razón posible: que durante sus desplazamientos para encontrar lugares en los que anidar acaban aplastadas por los coches.

Las tortugas son uno de los animales con mayor riesgo de extinción de nuestro planeta

Si no era capaz de distinguir los machos de las hembras, tampoco podría activar las alarmas sobre el problema que suponen las carreteras para estos animales. La solución era sencilla. La tortuga pintada, que era la especie que estaba estudiando, presentaba dimorfismo sexual, es decir, una variación física que permite distinguir el sexo.

En este caso, las tortugas macho adultas presentan un plastrón (parte inferior del caparazón) cóncavo y la cola más larga que las hembras. Sin embargo, no siempre es tan fácil distinguir el sexo en otras especies, sobre todo si tenemos en cuenta que sus órganos reproductivos suelen estar ocultos en los caparazones.

Hace unos años, mientras investigaba la Deirochelys reticularia, el doctor Donald McKnight, candidato a la James Cook University de Australia, utilizó técnicas de las que ya existía documentación para identificar a las poblaciones de tortugas. Tras obtener unos resultados que indicaban que la población de tortugas macho superaba con mucho a la de las hembras, McKnight empezó a mostrarse escéptico respecto a las técnicas que había estado utilizando.

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El informe original contiene instrucciones detalladas de los autores, que afirman que "puede resultar útil mover el vibrador lentamente en pequeños círculos"

Inspirándose en un estudio que había leído, en el que se explicaba que se habían usado vibradores para obtener esperma de las tortugas, decidió probar el mismo la fiabilidad de este curioso método; si realmente funcionaba, podría anunciarlo a la comunidad científica para que se adoptara como técnica para sexar a las tortugas. Además, excitar a las tortugas con un vibrador para determinar su sexo es un sistema mucho menos invasivo que, por ejemplo, la disección.

El resultado del estudio de McKnight, publicado en el diario Acta Herpetologica, sugiere que las tortugas no son tan distintas al ser humano. Lo que excitaba a un ejemplar no necesariamente funcionaba con otros, por lo que tal vez se requiera un poco de ensayo y error antes de poder hacer extensivo el método.

"Cuando se prueba en una especie por primera vez, hay que experimentar con muchas posturas y técnicas distintas, y en seguida queda claro cuáles funcionan y cuáles no", señaló KcKnight.

Para quien no sepa por dónde empezar, el informe original contiene instrucciones detalladas de los autores, que afirman que "puede resultar útil mover el vibrador lentamente en pequeños círculos".

Al margen de la técnica elegida, McKnight aporta otro consejo: "Parecía que obteníamos una reacción más favorable cuando el vibrador tenía pilas nuevas y el modo más rápido seleccionado".