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Arrancones de tráilers

“El gusto por los camiones lo traemos en la sangre”: un domingo en los arrancones de tráilers

Chignahuapan, en Puebla, es uno de los 111 pueblos mágicos del país y sede de los arrancones.

"Nuestro oficio es ser transportistas, pero traemos el gusto por los camiones en la sangre", me cuenta Jorge Zerón sobre el cuarto de milla que mandó construir para llevar acabo una de sus pasiones: los arrancones de tráilers.

Chignahuapan, en Puebla, es uno de los 111 pueblos mágicos del país y sede de los arrancones de tráilers organizados por Jorge. Cansado de llevarlos a cabo de manera clandestina, decidió construir su propia pista que contara con las medidas de seguridad correspondientes. Cada año lo visitan transportistas de diferentes partes del país y compiten por cuatro mil pesos y un juego de llantas que regalan los patrocinadores.

Mientras platica conmigo, Jorge da órdenes por radio y está al pendiente de todo lo que pasa en la Pista Camelia, como la llamó en honor a su madre. A pesar del sombrero que lo cubre, su rostro comienza a sudar. La gente empieza a tomar sus lugares en las gradas y los choferes hacen los últimos arrancones de prueba. "Mira, súbete a ese tráiler para que veas cómo se siente desde arriba", me dice señalando un camión que se acerca a la línea de salida. Le pregunto si cree que el chofer me dejará subir con él. "Claro que sí, ese tráiler es mío", responde y le hace señas con la mano al piloto para que me deje subir.

Adentro la cabina parece la de un avión, con botones por todo el tablero, asientos que se acomodan a tu cuerpo según tu peso y la imagen de un santo por ahí. El chofer, a pesar de ser un arrancón de prueba, quiere ganar. Su copiloto lo alienta. Yo miro desde el asiento de atrás, donde se encuentra una cama para que los choferes puedan dormir en las jornadas de trabajo largas. El semáforo cambia de color y con el verde marca la señal de salida. El copiloto hace sonar el claxon, que retumba en los oídos, y el piloto acelera. Los dos sonríen porque vamos ganando y por un momento me siento su cómplice. Definitivamente es más divertido que verlos desde abajo, donde los 100 kilómetros por hora que alcanzan no son tan impactantes. En la parte final del cuarto de milla el tráiler se traba un poco y nos supera el rival. "Te apendejaste en un cambio, cabrón", reclama el copiloto. "Ya ni pedo", responde el chofer decepcionado.

Cuando bajo del tráiler el evento está a punto de comenzar oficialmente. Jorge se enfoca en que todo salga perfecto, sin dejar la radio de lado, y se vuelve casi imposible platicar con él. Las gradas están ocupadas por familias locales que comen y toman refrescos que un patrocinador regaló. Un animador con micrófono en mano se para en medio de la pista y grita: "Arrancones de tráilers, el evento más esperado del año, ¡comenzamos!"

Mira arriba el video completo.