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27 concejales atrapados en plenos de 14 horas y sin descansos para comer

Cádiz ultima un reglamento para acortar sus extenuantes sesiones, ralentizadas tras el aumento de partidos en el Ayuntamiento

Jesús A. Cañas
Pleno en el Ayuntamiento de Cádiz.
Pleno en el Ayuntamiento de Cádiz. juan carlos toro

Enormes lámparas de cristal veneciano, paredes de yeserías y una bóveda pintada al fresco; el salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz es un buen lugar en el que recrearse la vista. Pero, tras 14 horas de extenuantes debates, ni la contemplación del entorno isabelino puede consolar a los 27 concejales gaditanos. El cansancio de estar enfrascados en discusiones maratonianas —y estériles en más de un caso— hace tanta mella que en el Consistorio gobernado por José María González ‘Kichi’ ya se ultima una solución. Un nuevo reglamento acabará con unos plenos eternos que se repiten, mes tras mes, desde que Por Cádiz Sí Se Puede (PCSSP) y Ganar Cádiz entraron a gobernar en 2015.

En noviembre de 2015, la duración de una sesión pulverizó su récord reciente: 16 horas de debate constante sin un solo receso 

“Este problema se está magnificando en este mandato, pero no es nuevo”, reconoce el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Fran González. El socialista, presente ya en el arco plenario del último gobierno de Teófila Martínez (PP), recuerda largas sesiones que empezaban a las 9.30 y terminaban bien entrada la tarde. Pero todo empeoró tras las elecciones municipales de mayo de 2015. El pleno, gobernado entonces con mayoría absoluta por los populares, pasó de contar con la representación de tres partidos (PP, PSOE e IU) a los cinco actuales: PP (10 ediles), PCSSP (8), PSOE (5), Ganar Cádiz (2) y Ciudadanos (2). Seis meses después de las elecciones, en noviembre de 2015, la duración de una sesión pulverizó su récord reciente. Llegó a la medianoche sin un solo receso, 16 horas de debate constante. Después de aquello, la tónica habitual es celebrar plenos de entre 12 y 15 horas.

Ana Fernández, segunda teniente de alcalde, tiene claro que la causa de esta maratón mensual se encuentra en que las normas del Ayuntamiento no están adaptadas “a la presente variedad del arco plenario”. El actual Reglamento Orgánico Municipal (ROM) no establece limitación en el número de propuestas que presenta cada partido y fija dos intervenciones de cada grupo, la primera de diez minutos y la segunda de cinco. Eso provoca que cada mes se sumen hasta medio centenar de puntos a debatir con un máximo de 75 minutos por propuesta.

Estos tiempos se dejan sentir en los 27 concejales y en sus discursos. “El pleno tiene picos de sierra. Tiene momentos álgidos y bajos, fruto del cansancio”, reconoce González. Fernández coincide: “Según pasan las horas, los discursos son menos ágiles”. Pero los perjuicios no solo los sufre la oratoria de los ediles. La ciudadanía que quiera intervenir en las sesiones se ve obligada a aguardar exasperada hasta el final para hablar. La televisión municipal realiza un esfuerzo ímprobo en sus retransmisiones en directo y en el gabinete de prensa del Ayuntamiento se ven obligados a dividir en tres largas notas de prensa su relato de lo ocurrido durante los encuentros.

De Venezuela al mobiliario urbano

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“Es un problema que comparten otros ayuntamientos del cambio”, reconoce Fernández. Sin embargo, en Cádiz, se agrava por la falta del más mínimo consenso. La concejala de Podemos cita un ejemplo: “No está regulado parar para comer. El alcalde propuso en junta de portavoces (un encuentro previo al pleno donde se decide su operatividad) consensuar un horario para el receso del almuerzo y la oposición no se puso de acuerdo”. Tampoco ayudan los temas que se llevan a debate. Ya es habitual que buena parte de las sesiones se vaya en instancias a otras instituciones o en enredados y acalorados debates, donde se cuelan cuestiones internacionales como la situación de Venezuela.

“Los plenos tienen que ser espacios de reivindicación. Las declaraciones institucionales son necesarias, pero es cierto que, a veces, se pervierte su sentido. Hay propuestas recurrentes que se usan como arma y que a los vecinos no les interesa para mejorar su vida”, explica Fernández. “No nos autolimitamos y nos repetimos”, reconoce González. Y añade más: “A veces debatimos lo mismo de política internacional como de mobiliario urbano. No hay criterio en lo que va a pleno”. De ahí que, Ignacio Romaní, portavoz del PP en el Consistorio, pida que a las sesiones vaya “lo que es realmente importante” para los ciudadanos y el resto se dirima en encuentros previos.

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El pasado viernes 28 de julio los concejales celebraron su último pleno del curso. Eso sí, se fueron de vacaciones con deberes. Para acabar con esta paradójica situación, Podemos, Ganar Cádiz, PSOE y Ciudadanos ya ultiman un nuevo ROM que “reducirá las sesiones, aproximadamente, a la mitad”, reconoce Fernández. El documento fue una de las exigencias del PSOE para apoyar la investidura de Kichi y ya está prácticamente listo, a falta de flecos legales y de consensuar cómo serán las intervenciones de la ciudadanía, actualmente limitadas en número y tiempo de duración.

El nuevo reglamento recortará los tiempos en los turnos de palabra. También dará la primera y última intervención al grupo que presente la propuesta ya que, ahora, los debates los cierra la fuerza con más concejales, el PP. “Se asemejará a las normas habituales en otras instituciones. Los discursos serán más ágiles ya que irán más al grano”, reconoce Fernández. Pero en Cádiz el consenso escasea y el nuevo ROM no entusiasma a todos. El PP ni siquiera ha participado en la mesa negociadora.

Romaní asegura que a sus ediles “no les preocupa la duración del pleno, siempre que se respete la pluralidad”.“El alcalde parece que no está acostumbrado a trabajar. Estamos para debatir. Se limita la participación y arrebatan al ganador la última palabra. Es un acuerdo de perdedores en un gobierno de perdedores”, condena el concejal popular. Pese a su postura, la previsión es que el nuevo reglamento esté aprobado definitivamente entre noviembre y diciembre de este año. Hasta entonces, a los ediles aún les quedan de dos a tres plenos maratonianos. “Suerte que aguantamos bien porque somos jóvenes”, remacha Fernández.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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