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¿Se necesita consciencia para que algo sea inteligente?

En la Nube con Javier Matuk, discutimos si la Inteligencia requiere de que quien la exhibe sea consciente de sí mismo. Ahora reflexiono y me parece que eso no es necesario.

Hace una semana estuve en la Nube, el programa de video que semanalmente pone Javier Matuk en unocero junto con Pontón. En esa ocasión hablamos de Inteligencia Artificial y discutimos algunos puntos importantes. Hablamos de la prueba de Turing, en donde básicamente se tiene a alguien que está platicando por una terminal con otro. Pero ese otro no sabemos si es un programa que platica con el primer personaje o es una persona. Si quien platica con el programa no puede distinguirlo de una persona, entonces decimos que pasa la prueba de Turing.

Javier Matuk no estaba muy convencido de esta prueba y consideraba que quizás la inteligencia requeriría de la consciencia. ¿Pero es así? Hay quienes piensan que la prueba de Turing es insuficiente y John Searle, un filósofo estadounidense tiene la contra propuesta del cuarto chino. Y aquí se supone que un chino escribe unos símbolos chinos y los pasa a un cuarto chino en donde hay una persona, que no habla chino, pero que tiene un manual que le dice que a ciertos símbolos que le pasen, él debe mandar unos símbolos chinos en unas nuevas tarjetas. Esto hace creer al chino que está fuera del cuarto, que quien está adentro del mismo es inteligente, porque los mensajes que recibe parecen tener sentido. Pero no hay ninguna inteligencia, solamente hay un mecanismo que dada una entrada, entrega una salida.

¿Una inteligencia artificial como la de los humanos?

Entonces, ¿Searle tiene razón y la prueba de Turing no demuestra nada? Después de analizar con cuidado esta situación, he llegado a esta conclusión: la inteligencia es algo difícil de definir y nos elude, pero podemos hablar de cosas que hacen las personas inteligentes (y tal vez también los animales, por qué no). Pero pongamos el siguiente escenario y descubramos que la inteligencia quizás es meramente una ilusión.

Supongamos que estoy en el bosque y estoy con mi tablero de ajedrez viendo algunas partidas de los grandes jugadores. Y entonces ¡oh sorpresa! Aparece un platillo volador y baja un marciano que además, me ve y me pregunta si quiero jugar ajedrez con él. Ante todo este prodigio no le contesto, pero iniciamos una partida y me la gana. Jugamos una segunda partida y me vuelve a vencer. ¿Puedo decir que el marciano es inteligente? Supongo que la respuesta es afirmativa… Pero entonces noto que el marciano se ve raro y le jalo las antenas de la cabeza y se la quito, y hallo que era un robot, una computadora y no un ser vivo. Y me quedo suspenso. Todo era un truco, era un programa de computadora dentro de un robot con una fachada de marciano. Y entonces te pregunto a ti, lector/lectora de unocero: ¿entonces mi rival ya no fue inteligente? ¿En qué momento decidí que no lo era? ¿cuando descubrí que era simplemente un robot? ¿cuando me di cuenta que no era consciente de sí mismo?

Este sistema de inteligencia artificial puede simular cualquier voz humana

Este ejemplo me hace pensar que Turing tiene razón, pero no porque en su prueba se defina algo que es inteligente, sino porque simplemente la inteligencia al final de cuentas es una mera ilusión. Vamos, imaginemos que hablamos con alguien y le explicamos algo que no sabemos si está entendiendo o no. ¿es inteligente? ¿está entendiendo? ¿es consciente de sí mismo y de lo que hablamos? ¿No es finalmente una mera ilusión que nos hacemos cuando interactuamos con otros seres humanos?

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