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OPINIONES Julio 20, 2017

El trigo nuestro de cada día

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Fotografía: Plantación de trigo - INIAF Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal Bolivia / Banco Mundial

 

Bolivia celebra hoy el Día Nacional del Trigo, conmemoración propicia para pensar en el desarrollo de la agricultura, una de las herramientas más poderosas para acabar con la pobreza extrema, promover la prosperidad compartida y alimentar a una población mundial que se proyecta alcanzará los 9.700 millones de personas en 2050.

Pero, para que el sector pueda alcanzar su potencial, hacerse más productivo y resiliente al cambio climático, será fundamental trabajar en innovación, infraestructura y recursos. Solo de esta manera podrá mejorar la condición de vida de los productores, quienes lograrán, por su parte, generar mejores fuentes de empleo, así como construir cadenas de valor inclusivas y eficientes y mejorar la seguridad alimentaria, produciendo alimentos suficientes, seguros y nutritivos para la población. 

Así lo entiende el Banco Mundial. Por ello, en Bolivia hemos apoyado al Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), a través del Proyecto de Innovación y Servicios Agrícolas (PISA) que acaba de finalizar exitosamente.

El trigo, en todas sus formas, constituye parte primordial de la dieta alimentaria nacional, sin embargo, actualmente Bolivia enfrenta un déficit de producción de cerca de 60 por ciento de este cereal para cubrir la demanda interna, razón por la cual el resto se importa.  

Ante este contexto, el INIAF ha puesto en marcha el Programa Nacional de Trigo que, en un trabajo conjunto con aliados estratégicos nacionales, como la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), e internacionales como el Centro de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT); busca fortalecer la producción nacional en cantidad y calidad, mediante la validación y distribución de tecnología y la oferta de servicios. 

Bajo este esquema se han desarrollado cuatro nuevas variedades que, registradas y puestas a disposición de los productores, son resistentes a enfermedades y sequías y tienen rendimientos promedio en campo que superan variedades tradicionales en 100 por ciento. Las perspectivas de aumentar la producción de trigo son prometedoras.

Una de las variedades registradas, Yesera, está biofortificada con micronutrientes (hierro y zinc) y permitirá combatir la deficiencia en la población respecto a minerales esenciales, conocida como “hambre oculta”. Su impacto será importante en la nutrición de la población más pobre del país.  La variedad Totora ha mostrado beneficios económicos tangibles para productores que la utilizan con una tasa interna de retorno de más de 20 por ciento en condiciones de campo.

Otro hito del PISA ha sido el equipamiento del Laboratorio de Calidad de Trigo en Montero que es el único laboratorio en el país que ofrece el servicio de análisis de calidad panadera a través de equipos de última generación.

Pero ¿cuál es el camino para mejorar la producción? Principalmente, la incorporación de más y mejor tecnología. Es por ello que INIAF debe continuar la provisión y difusión de mejores materiales genéticos y técnicas de producción modernas.

Además de estos desafíos, INIAF debe masificar las variedades que ya han comenzado a ser adoptadas; ello implica, multiplicar la semilla de alta calidad genética de modo que exista suficiente abastecimiento para todos los productores. Dado su enorme potencial, será óptimo que las nuevas variedades vayan progresivamente remplazando a las tradicionales.

Hoy en día, el desarrollo y la difusión de tecnología requiere trabajo en red, en colaboración con instituciones tecnológicas y cercanamente con los productores, que constituyen los principales actores para adoptar estas nuevas tecnologías.

En definitiva, mejorar y proteger la producción responsable y sostenible del milenario cereal es tarea pendiente. Los avances logrados, a través de investigación, permiten afirmar que ésta es la vía más adecuada en un contexto de riesgo, caracterizado por el surgimiento de nuevas enfermedades, sequías y otros efectos del cambio climático. 

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