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Corneado el matador Iván Fandiño La tradición taurina dicta que la familia de un toro que ha matado a un torero debe ser sacrificada

Este acto de venganza taurina ya suscitó grandes críticas tras la muerte del torero Víctor Barrio en 2016 y no se ejecutó finalmente.

Cogida del torero Iván Fandiño. EFE

La muerte del torero Iván Fandiño tras ser corneado por un toro en el sur de Francia ha reabierto un viejo debate sobre una de las tradiciones taurinas más denunciadas por los colectivos animalistas: "Toda la familia del toro [reata, en el argot taurino] que haya matado a un torero ha de ser sacrificada".

En teoría -aunque la práctica depende de cada ganadero y muchos taurinos se desvinculan de ella-, las normas de la tauromaquia dictan que el responsable del animal debe sacrificar a sus hijos y a sus padres -si éstos siguen vivos-. Este acto de venganza taurina ya saltó al conocimiento público y suscitó grandes críticas tras la muerte del torero Víctor Barrio en 2016 y aunque Lorenza, la madre del astado que acabó con la vida de Barrio, Lorenzo, fue sacrificada, la ganadería responsable de ella aclaró públicamente que había sido por edad.

Islera

Cabeza de la madre de 'Islero', el toro que mató a Manolete, expuesta en Sevilla. TRYP ADVISOR

Los defensores de la tauromaquia, según las normas de la tradición, se amparan en la lógica que asegura que el sacrificio es necesario ya que el "comportamiento agresivo" del toro se transmite genéticamente de padres a hijos. Según este razonamiento, los hijos de un toro que ha provocado la muerte de un matador estarían predestinados a cornear a otro torero en un futuro, por lo que su sacrificio sería, bajo la lógica taurina, un "acto de prevención".

Antes de Víctor Barrio, murió por la cogida de un toro José Cubero, Yiyo, en 1985 y la vaca madre del toro Burlero -el que lo mató- sí se ha confirmado que fue sacrificada, al igual que la vaca madre del toro Avispado que acabó antes con el diestro Paquirri en Pozoblanco. Un ejemplo contrastable para todos es aun hoy el de Islera, cuya cabeza se exhibe en Sevilla y que fue la madre del toro Islero, que mató a Manolete en la Plaza de Linares en 1947.

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