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ENTREVISTA

“Los políticos prometieron erradicar la tuberculosis: hagámoslo”

Willo Brock, vicepresidente de la TB Alliance, visita España para convencer al Gobierno de que invierta en investigaciones como la suya para el desarrollo de nuevos tratamientos contra la enfermedad

Radiografía de tórax muestra infiltración alveolar en ambos pulmones debido a infección por microbacterias tuberculosas.
Radiografía de tórax muestra infiltración alveolar en ambos pulmones debido a infección por microbacterias tuberculosas.toeytoey2530 (getty)
Alejandra Agudo
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Mató a 1,8 millones de personas en el mundo en 2015. El dato convierte a la tuberculosis en la enfermedad infecciosa más letal por segundo año consecutivo. Más que el VIH. Pero "afecta a los pobres entre los pobres, por eso la investigación de nuevos tratamientos o vacunas no es interesante para las compañías privadas". Lo dice Willo Brock, vicepresidente y responsable de asuntos externos de la Alianza Global para el Desarrollo de Fármacos de la Tuberculosis (TB Alliance), creada en Sudáfrica en el 2000 para llenar ese vacío. "Trabajamos como una farmacéutica, pero no tenemos ánimo de lucro", resume el representante, que ha visitado España para convencer al Gobierno de la importancia de invertir en la lucha contra esta dolencia.

Willo Brock.
Willo Brock.TB Alliance

Brock se ha reunido con miembros de Sanidad y Exteriores. Y en el Congreso, la cita es con parlamentarios de los ramos, acompañado además por Joan A. Caylà, jefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, y José Antonio Caminero, de la Sociedad Española de Enfermedades Respiratorias y Cirugía Torácica (SEPAR). El mensaje es unánime: el país debe retomar la lucha contra la enfermedad dentro y fuera de casa.

Los médicos recordaron a los representantes de PP, PSOE y Podemos en la sala que 5.000 nuevos casos –de los 10,8 millones en el mundo– se producen en España al año. Hace falta que se ponga en marcha un plan nacional contra la tuberculosis y que los inmigrantes sin papeles tengan acceso al sistema sanitario más allá de la atención de urgencias, solicitaron.

En cuanto a la lucha internacional, España está desaparecida. Desde 2011, no dona un solo euro de su presupuesto al The Global Fund, la organización –compuesta por 50 países– que más presupuesto dedica a programas en terreno contra el VIH, sida, tuberculosis y malaria. Aquel año congeló su aportación por sospechas de corrupción en el organismo y luego no volvió a restablecerla por la crisis económica. Las investigaciones de la TB Alliance tampoco han atraído fondos públicos españoles. Y Brock se ha propuesto que eso cambie. Para ello pidió apoyo, sin apellidos ni ceros (todavía), a los diputados reunidos para concluir los ensayos de dos prometedores regímenes que han desarrollado.

Uno, el BPaL (la combinación de bedaquilina, pretomanid y linezolid) es para los enfermos ultrarresistentes a los medicamentos, para los que apenas sirven los antituberculosos de segunda línea –ni siquiera el régimen terapéutico aprobado por la Organización Mundial de la Salud en 2016– con los que se trata a los pacientes multirresistentes. El 72% de ellos acaba muriendo, aun habiendo seguido el largo y doloroso tratamiento actual, dos o tres años de pastillas e inyecciones diarias. La otra combinación, el BPaMZ (bedaquilina, pretomanid, moxifloxacin y pirazinamida), sería casi universal, efectiva con el 99% de los infectados, también aquellos con cepas multirresistentes.

Pregunta. ¿Por qué es importante la innovación en tratamientos para la tuberculosis?

Respuesta. El tratamiento actual que recibirás, si enfermas mañana, es de 1971. En el mejor de los casos, tomarás cuatro medicamentos –algunos con terribles efectos secundarios– durante seis meses. Incluso si te infectas en España. Además, en el mundo, en torno a 500.000 personas generan resistencia a los fármacos contra la tuberculosis y tienen que seguir un tratamiento de dos años, con inyecciones diarias. Y solo la mitad se curan. Así que lo primero que queremos es explicar esta historia, es real y va a peor.

P. Uno de los regímenes que han desarrollado es para los enfermos ultrarresistentes, ¿en qué consiste?

R. Consta de tres medicamentos que no se han utilizado contra la tuberculosis antes, y gracias a ello no hay resistencia. En vez de los tres años de tratamiento para estos pacientes, de los que el 85% en Sudáfrica mueren, este nuevo régimen dura seis meses; solo con pastillas, sin inyecciones. Lo estamos testando en Sudáfrica y esperamos que en el próximo año podamos probar su eficacia e introducirlo. Estamos en la tercera fase de la investigación y, si los resultados son positivos –el año que viene tendremos los datos– podremos acudir a las autoridades para registrarlo. La ciencia es siempre incierta, no lo podemos saber con seguridad, pero pinta bien.

P. ¿Cómo de bien?

R. Los médicos con los que trabajamos en Sudáfrica nos dicen que no tienen con qué tratar a esta gente, que va a los hospitales para morir. Pero desde que han empezado a usar este régimen, los pacientes están mejorando, pueden volver con sus familias, a trabajar… Están felices y curados. Esta es la primera vez que hemos visto este nivel de éxito en un tratamiento para la tuberculosis. Estamos muy emocionados y queremos lanzarlo tan pronto como podamos. Pero, por supuesto, tenemos que ser muy cuidadosos con los nuevos fármacos y los efectos secundarios que tienen. Muchas personas con tuberculosis se medican sin ninguna supervisión médica. Así que para conseguir un gran impacto, tienes que tener un régimen muy seguro, efectivo y que se pueda tomar sin supervisión médica. Este tratamiento no está en ese punto todavía; tenemos que hacer mejoras antes de que pueda ser usado.

Esta es la primera vez que hemos visto este nivel de éxito en un tratamiento para la tuberculosis

P. El otro tratamiento que presentaron en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas en Seattle, el pasado febrero, ¿qué mejoras supone respecto del actual?

R. Creemos que se puede usar en casi todos los enfermos, en el 99%, y será de cuatro meses en vez de seis, así que le ahorras a la gente un tercio del tiempo. Los que tengan otras enfermedades, como VIH, no se tienen que preocupar porque es compatible, sin efectos secundarios. Es importante, además, que podemos poner los fármacos juntos, lo que quiere decir que los pacientes no van a desarrollar resistencia porque no se van a tomar un medicamento y olvidar otro. Empezaremos el ensayo de este tratamiento a finales de este año o comienzos del que viene. Pero es caro ya que el tratamiento actual para pacientes normales es bastante bueno y lo tenemos que comparar con este nuevo. Esto supone que durante seis meses necesitaremos tener cientos de pacientes, probablemente en 10 países, tomando ambos regímenes. La ventaja es que, si los datos que tenemos se confirman en las pruebas, es un tratamiento totalmente seguro, más barato, más simple y sin efectos secundarios. Podría suponer un gran avance para luchar contra la tuberculosis en el mundo.

P. Habla de lo costoso que es realizar los ensayos, pero ¿cuánto cuesta desarrollar estos nuevos tratamientos?

R. Una vez concluido el proceso, habremos invertido 250 millones de euros para encontrar la combinación de fármacos. Es una sexta parte de lo que se gasta la industria en desarrollar un solo medicamento, pues las compañías farmacéuticas dicen que les puede costar entre 1.500 y 3.000 millones de euros. Y en tuberculosis necesitamos tres o cuatro. Nosotros, por supuesto, tenemos apoyo de fundaciones y gobiernos para costearlo. Esto es un avance porque la gente no tiene que pagar esta inversión, por lo que podemos fabricar estos medicamentos tan baratos como sea posible. No sabemos todavía cuál será el precio, pero seguro que será muy asequible.

P. Su trabajo precisamente es encontrar a los donantes que financien todo esto, ¿cómo es esa labor?

Tenemos apoyo de fundaciones y gobiernos para costear el desarrollo de nuevos tratamientos. Esto es un avance porque la gente no tiene que pagar esta inversión

R. Normalmente, hacemos tres preguntas. ¿Crees que es aceptable que 10 millones de personas enfermen y casi dos millones mueran por una dolencia curable? Si la respuesta es que no es aceptable, de hecho, yo considero que no lo es, la cuestión es: ¿Cómo tú, como Gobierno, puedes invertir para resolver este problema? La siguiente pregunta es: ¿Te das cuenta de que este problema tampoco está resuelto en tu propio país? Y sin este tipo de inversiones, tu país también sufrirá por esta enfermedad. La gente es España es tratada durante seis meses, un tiempo en el que no puede trabajar, y su familia y vecinos estarán en riesgo. En resumen, demasiadas personas mueren innecesariamente; eso tiene que parar. Esto pasa no solo globalmente, sino también en tu propio país; eso tiene que parar. Con estos argumentos interpelamos a los políticos: "¿Estáis dispuestos a actuar en cuanto es vuestro trabajo hacer frente a los grandes problemas de la sociedad? Y la tuberculosis lo es".

P. ¿Qué respuesta espera del Gobierno español?

R. El Gobierno dice que tiene miles de problemas, lo que no creo que sea una buena excusa, pero queremos asegurarnos de que hay personas comprometidas para resolver este asunto. España está saliendo de la crisis, es grande y las inversiones vuelven a tener sentido. Y otros países como Irlanda encontraron el modo de seguir aportando a la lucha contra la tuberculosis aún en momentos de depresión económica. Además, España tiene una especial relación con Filipinas o Perú, entre otros, con alta incidencia de la dolencia. Por estos motivos, esperamos que se comprometa a trabajar conjuntamente con otros países como Reino Unido, Irlanda o Alemania, para apoyar una parte de esta investigación y erradicar la enfermedad.

P. En este sentido, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobados por todos los países de la ONU, contemplan que el mundo acabe con la tuberculosis en 2035. Pero, ¿cree que los Gobiernos de países ricos están suficientemente concienciados?

R. Creo que sí. Depende de los países y siempre puedes encontrar una excepción. Pero uno de los mayores defensores de la investigación y lucha contra la tuberculosis es el Ministerio de Salud de Sudáfrica. El Gobierno ruso organizará una conferencia en noviembre para hablar de cómo conseguir eliminar la enfermedad en 2035 como prometimos al mundo que haríamos. El primer ministro indio acaba de anunciar que quiere que la tuberculosis sea la prioridad número uno de salud. Así que grandes países están diciendo que son conscientes del problema, pero saben que no lo pueden resolver solos.

P. De hecho, al ritmo actual de progreso en la lucha contra la enfermedad, no se logrará el objetivo.

R. No. Con los actuales medicamentos la enfermedad se reducirá, por supuesto, pero la gente estará enferma durante meses e infectará a otras personas. Simplemente porque respiran. Y la resistencia a los medicamentos es lo peor, porque los pacientes no se curan y siguen contagiando. Pero se puede conseguir el objetivo. Tenemos el conocimiento. No son quimeras, no se trata de que pensemos que quizá en 10 años descubriremos algo que posiblemente ayude. Sabemos que está ahí, conocemos los fármacos y los regímenes, necesitamos apoyo para probarlos y mejorarlos. Y entonces, implementarlos. Los políticos prometieron al mundo que erradicarían la enfermedad, así que hagámoslo.

Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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