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El momento histórico de cada ser humano, y hasta la propia personalidad, imponen una serie de nociones que nos presionan y atan

A grandes rasgos todos tenemos noción de esas “cosas” que nos hacen sentir menos libres, como la competencia, la envidia o el resentimiento. Y no se trata de evadir estas emociones, ya que son también parte de la experiencia humana, sino más bien de que simplemente las dejes ser e irse.

Y así como intuitivamente, y porque sentimos su nocividad conocemos lo anterior, existen aspectos más complejos que, de hacerlos conscientes, serás más propenso a dejarlos ir para mejorar tu vida en la cotidianidad pero también a largo plazo.

 

Ser perfecto

Existen cánones de belleza y personalidad sobre las “mejores” personas. Sin embargo, tú eres tú, y es importante que te aceptes y trabajes en aquello que desees modificar pero sólo luego de una sincera introspección sobe tus propios cánones, no los que dicta la sociedad; aquello que tú y sólo tú crees que es ser mejor. Y aun con ello en mente, hay que comprender que tus objetivos son sólo tuyos y que aunque quizá llegues a ellos tampoco serás perfecto, incluso bajo tus propios cánones.

 

Producir todo el tiempo

El mundo en que vivimos, que nos dicta que “el tiempo es oro”, nos ha despojado de la simpleza del ocio. Aprender a “no hacer nada” es simplemente imprescindible para librarte de la ansiedad que nos hace pensar que siempre tenemos que estar haciendo algo productivo, palpable. La contemplación, por ejemplo, es una tarea que se aprende, y puede ser mucho más productiva de lo que se asume socialmente.

 

Creer que la felicidad es perenne

En la vida existen todo tipo de momentos; la mayoría de las culturas asumieron los obstáculos que conlleva la vida, y su belleza intrínseca a pesar de ellos. En esta complejidad y aceptación es donde yace la serenidad, misma que, para muchos sabios, es lo más cercano a la felicidad.

 

Ser “alguien” en la vida

Tú ya eres alguien, y ser "alguien" en la vida no necesariamente significa sobresalir. No se trata de que estés estancado, sino de conocerte y ponerte tus propias metas en relación a tu propia personalidad y expectativas sinceras sobre lo que deseas (evitando que ello sea sólo sobresalir, ya que esto es únicamente una ilusión del ego).

 

Compararte

Como nunca en la historia, en gran parte por la influencia de las redes sociales, nos enteramos de la vida de los demás, personas que incluso no figuran en nuestra cotidianidad más allá del mundo virtual. Nos enteramos, prácticamente en tiempo real, de sus viajes, matrimonios, formación de familia, graduaciones, estilo de vida (y los demás de los nuestros), y ello se presta, casi inevitablemente, a que comparemos nuestra vida. Cada persona tiene su ritmo, valores y aspiraciones; pensar en tus decisiones (o en tu vida) teniendo en mente el momento en que se encuentran otros es simplemente absurdo y deprimente.