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Más cerca que nunca de la ciencia ficción: científicos consiguen descongelar tejidos crioconservados sin dañarlos

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Un grupo de investigadores ha desarrollado una técnica que permitió descongelar de forma rápida muestra humanas y de cerdo criopreservadas sin dañar el tejido. Dicho de otra forma, nos estamos acercando a todo aquello que sólo podíamos imaginar en la literatura de ciencia ficción.

Cuando hablamos de criónica nos referimos a la preservación a baja temperatura de animales (incluyendo a nuestra especie) que la medicina actual ya no puede mantener con vida. El propósito es claro: se trata de conseguir reanimarlo en un futuro.

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Para ello hace falta esa preservación a baja temperatura que denominamos criopreservación. Entonces estamos ante el proceso donde las células o tejidos son congelados a temperaturas muy bajas (entre -80 ºC y -196 ºC, el punto de ebullición del nitrógeno líquido) para disminuir las funciones vitales de la célula u organismo y poder mantenerlo en condiciones de vida “suspendida” por un largo período de tiempo. Esto, obviamente, te puede sonar a una película o un buen libro de ciencia ficción.

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Sin embargo, hoy está un poquito más cerca. Este proceso es algo a lo que los científicos jamás han renunciado. Al contrario, han estado soñando con lograrlo en grandes muestras de tejido durante décadas. Además, no sólo abriría las puertas a aplicaciones tan peliculeras como la extensión de vida, sino que podrían centrarse en otras más factibles como la de permitir que los hospitales almacenaran con seguridad los órganos durante largos períodos de tiempo.

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Como consecuencia de ello se podría resolver uno de los grandes desafíos de la medicina actual: la incapacidad para mantener los órganos para trasplantes en hielo más de unas horas antes de que sufran daños irrevocables. Eso significa que incluso cuando hay suficientes órganos que se donan, todavía existe el enorme problema logístico en la búsqueda de un receptor y que finalmente les llegue lo suficientemente rápido antes de que el órgano no sirva.

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Actualmente se estima que el 60% de los corazones y pulmones donados para el trasplante acaban “en la basura” porque no pudieron mantenerse en hielo más de cuatro horas. Según John Bischof, quién lideró el equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota que ha dado con la nueva técnica:

Si sólo la mitad de estos órganos descartados fueran trasplantados, entonces se estima que las listas de espera para estos órganos podrían extinguirse en dos a tres años.

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Un banco de órganos futurista a disposición de la medicina

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Y es aquí donde aparece el trabajo de los científicos a través de la criopreservación. Bischof y su equipo se pusieron a trabajar con la vitrificación, la técnica con la que se preserva la fertilidad. Esta implica el súper enfriamiento de muestras biológicas a un estado vítreo de alrededor de -160 grados centígrados. No sólo eso, actualmente se está utilizando en cerebros humanos por empresas de criónica.

¿Qué podría hacer la vitrificación? La técnica permitiría que los órganos pudieran ser almacenados durante años, lo que significa (teóricamente) que los médicos podrían construir un banco de órganos disponibles y hacer que sea mucho más fácil para cualquier persona que necesita un corazón o un pulmón encontrar uno de inmediato.

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El problema hasta ahora era que cuando se iniciaba el proceso para descongelar, los tejidos acababan dañándose en el proceso. Hace unos años los científicos habían demostrado con éxito que la descongelación puede trabajar en pequeñas muestras de tejido. Sin embargo, a medida que el tejido se agrandaba y se aproximaba al tamaño de los órganos humanos enteros, la técnica no funcionaba.

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Ahora el trabajo de Bischof y sus colegas ha conseguido recalentar las muestras humanas criogénicamente tratadas sin dañar los tejidos congelados. Según el investigador:

Esta es la primera vez que alguien ha podido escalar hasta un sistema biológico más grande y demostrar un calentamiento exitoso, rápido y uniforme de cientos de grados Celsius por minuto de tejido preservado sin dañarlo.

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¿Cómo? El equipo mezcló nanopartículas de óxido de hierro revestidas de sílice en una solución para luego generar calor uniforme aplicando un campo magnético externo. Luego calentaron varias muestras de tejido humano y de cerdo utilizando una nueva técnica y aplicando un calentamiento lento sobre hielo. El resultado fue un éxito (ver vídeo a continuación de la técnica). Los tejidos calentados no mostraron signos de daño.

¿Y ahora qué? Los investigadores admiten que el gran reto a partir de estos momentos es tratar de conseguir que la técnica sea un éxito en órganos enteros. Ellos mismos admiten que aún estamos lejos de ser capaces de traer órganos de la crioconservación. Pero es la primera vez que se ha conseguido con éxito en volúmenes grandes de tejidos.

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Como decíamos, lo cierto es que hoy estamos un poquito más cerca que ayer de ese futuro que nos imaginábamos en los libros. [ScienceMag via ScienceAlert]