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El año que Pepsi lanzó un programa de puntos creyendo que nadie conseguiría el premio final: un avión de combate

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Año 1995, Pepsi lanza un anuncio para promocionar una campaña donde los clientes pueden ganar puntos y canjearlos por otros productos. El vídeo terminaba con un espectacular caza Harrier que se podría obtener por 7 millones de puntos, algo, teóricamente, imposible de conseguir, ¿verdad?

La campaña nació bajo el título de “Drink Pepsi, Get Stuff” y, como decíamos, permitía a los clientes conseguir puntos con la compra de las bebidas de la marca que luego podían ser canjeados por otros productos, desde camisetas o sombreros... hasta supuestamente un caza Harrier, tal y como vemos en el mítico clip. Veámoslo primero:

La demanda

La campaña se inició en el verano de 1995 y fue un éxito rotundo para Pepsico. En el mes de septiembre, un joven de 21 años llamado John Leonard se encontraba en su casa viendo la televisión cuando le saltó el anuncio de Pepsi. Casualmente, Leonard era un estudiante de negocios y decidió ponerse a investigar.

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El chico llegó a una conclusión sorprendente: Pepsi estaba ofreciendo realmente el caza (valorado entonces en más de 30 millones de dólares) por esos 7 millones de puntos. Dicho de otra forma, si por aquella época cada botella de dos litros de la bebida (a 1 dólar de precio) otorgaban 1 punto (dependiendo de las botellas o latas se podían conseguir más puntos), el Harrier sólo costaría 7 millones de dólares en dinero real.

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Acto seguido, el joven busca un catálogo de premios oficial de Pepsi. No aparecía el Harrier, pero seguía pensando que si lo anunciaban era porque debía ser cierto. Sin embargo, en la letra pequeña encontró algo que le iba facilitar reunir esa millonada de puntos. Decía que si una persona ya contaba con 15 puntos de Pepsi, entonces podrían comprar un número ilimitado de puntos adicionales destinados a cualquier artículo que querían por 10 centavos el punto.

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Esto significaba, haciendo los cálculos, que el estudiante podría comprar efectivamente el Harrier por la cantidad irrisoria (para comprar un caza) de 700 mil dólares. Además, no tendría que comprar previamente millones de dólares en los productos de Pepsi para conseguirlo, hecho que obviamente le hubiese detenido, ya que el riesgo financiero era muy diferente.

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Pasaron varios meses, y en marzo de 1996 Leonard envió los 15 puntos de Pepsi junto a un formulario donde escribió “1 caza Harrier” en la descripción del artículo, y un cheque de 700 mil dólares para los puntos restantes que le faltaban (de acuerdo a la letra pequeña). Por último, añadió su dirección y esperó pacientemente la llegada de un avión militar de la armada a la puerta de su caza.

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Obviamente, esto nunca pasó. Pepsi, al recibir la orden, envió el cheque con una carta explicando que el Harrier no era “parte de la promo”, ni estaba incluido en el catálogo de premios, y que su inclusión en el anuncio era meramente una “fantasía” para hacerlo más entretenido. La carta también incluía un montón de cupones para disculparse por “cualquier malentendido o confusión”.

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Leonard se asustó. Durante casi un año había logrado convencer a varios inversores anónimos para respaldar su teoría del premio. Conseguir el caza se había convertido en una pequeña obsesión y, como diría más tarde, como miembro de la llamada “generación Pepsi” a la que la compañía aludía, la “simple noción de poseer un Harrier le atraía enormemente”.

En cuanto a los inversionistas involucrados, es probable que el grupo simplemente buscara algún tipo de acuerdo fuera de la corte. En cualquier caso, cuando Leonard recibió la respuesta de Pepsi, su abogado respondió a la compañía de la siguiente manera:

La carta del 7 de mayo es totalmente inaceptable. Hemos revisado la cinta de vídeo del anuncio de Pepsi... y claramente ofrece el Harrier por 7.000.000 de puntos. Nuestro cliente siguió sus reglas explícitamente. Esta es una demanda formal para que respeten su compromiso y arreglen de inmediato el error, y para que transfieran el caza a nuestro cliente. Si no recibimos instrucciones de dicha transferencia en diez días hábiles desde la fecha de esta carta, no nos dejarán otra opción que presentar una acción contra Pepsi.

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¿Qué hizo Pepsi? En vez de responderles directamente, remitió la carta a la empresa de publicidad responsable del anuncio, la cual respondió a Leonard afirmando que la oferta “era claramente una broma”, y añadiendo que les costaba creer que alguien se lo tomase realmente en serio. Por cierto, tal vez porque sí existía cierto nerviosismo, o simplemente con el fin de evitar futuros litigios, Pepsi cambió el precio del caza en el anuncio de 7.000.000 puntos a 700.000.000 puntos.

El juicio 

Anuncio “modificando” los puntos del caza

Leonard demandó a Pepsi por fraude, incumplimiento del contrato y publicidad engañosa. El caso duro varios años y fue una noticia ampliamente difundida por los medios. Si bien la opinión pública estaba de parte de Leonard (claramente el anuncio decía que esos 7 millones de puntos podías canjearlos por un Harrier), el tribunal no lo vio así.

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En 1999 se ponía fin al litigio con el juez concluyendo que “ninguna persona razonablemente objetiva podría haber llegado a la conclusión de que el anuncio realmente ofrecía a los consumidores un caza Harrier”.

El equipo jurídico del estudiante intentó argumentar que ningún juez podría determinar con precisión si el público objetivo de la campaña, esa “generación Pepsi” de la que hablaban, podría o no discernir que el anuncio realmente ofrecía un avión. Según los abogados:

Un juez federal es incapaz de decidir sobre este asunto y la decisión debería tomarse por un jurado compuesto por miembros de la” Generación Pepsi “a quien el anuncio supuestamente dirigía una oferta.

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La acusación de fraude también fue rechazada. ¿La razón? Según las layes de Estados Unidos, los anuncios no se pueden considerar ofertas jurídicamente vinculantes. Además, dictaminaron que no existía incumplimiento de contrato porque no existía ningún acuerdo escrito o firmado entre ambas partes donde se involucraba la entrega de un caza.

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Así que finalmente, el que podía haber sido el fallo más surrealista en la historia de los juicios sobre la publicidad, la entrega de un caza Harrier a un ciudadano de a pie, no se hizo realidad. Por cierto, tras el fallo, nadie se atrevió a ir a por los 700 millones de puntos. [Wikipedia, Snopes, Leonard vs Pepsico, The Law of Marketing]