El ser humano es por definición social. Está comprobado que relacionarnos con semejantes nos hace más felices. Pero ahora, un estudio reciente revela que no siempre es así, o por lo menos en el caso de las personas más inteligentes.
Los investigadores, Norman P. Li y Satoshi Kanazawa, de la Universidad de Administración de Singapur y la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, respectivamente, han investigado la «teoría de la sabana» de la felicidad.
La teoría de la sabana
Esta teoría, también conocida como «hipótesis del legado evolutivo» o «hipótesis de la falta de conciencia», plantea que evolucionamos psicológicamente basados en las necesidades de nuestros antepasados, en los días en los que la humanidad vivía en la sabana.
El estudio analizó los datos de las entrevistas realizadas por el Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente en 2001 y 2002 a 15.197 individuos de entre 18 y 28 años.
Los investigadores buscaron una correlación entre el lugar donde el entrevistado vivía y sus satisfacción con la vida. Estaban interesados en evaluar cómo la densidad de población y las amistades afectan a la felicidad.
La teoría, por tanto, sigue una lógica que tiene cierto sentido: nuestros antepasados estaban acostumbrados a viajar grandes distancias en grupos muy unidos, por lo que los humanos de la actualidad que viven en áreas de alta densidad, como ciudades, generalmente son menos felices que los que habitan en zonas suburbanas y rurales.
Por lo tanto, la investigación sugiere que nos sentimos incómodos cuando nos movemos en grupos demasiado grandes y, como evidencia, citan que nuestros cerebros evolucionaron para funcionar en grupos de alrededor de 150 personas.
Sin embargo, el estudio descubrió que el efecto negativo de la presencia de demasiadas personas es más pronunciado entre las personas de inteligencia media. Es una cuestión de adaptación.
Nuestros antepasados más inteligentes eran capaces de adaptarse mejor a grandes grupos en la sabana, debido a una mayor flexibilidad estratégica y a un ingenio innato. Por lo que a día de hoy, sus descendientes en el mundo moderno se sienten menos estresados en entornos urbanos.
La importancia de los amigos
Parece evidente que las amistades satisfacen necesidades psicológicas como la relación, la necesidad de sentirse útil o el intercambio de experiencias. Sin embargo, el por qué una persona tiene esas necesidades aún no tiene explicación.
Los datos analizados apoyaron la hipótesis de que las pocas, pero buenas amistades, aumentan significativamente la satisfacción de vida para la mayoría de la gente. Sin embargo, en las personas muy inteligentes este hallazgo se invierte.
Estas personas se sientes más felices cuando están solas que cuando están con más gente, incluso si se trata de buenos amigos. ¿A qué se debe? ¿Será que sus deseos están más orientados a cumplir objetivos y sienten que resto de personas sólo son una mera distracción que les impide conseguirlos?
Esto no quiere decir que los seres extrovertidos sean los menos inteligentes de la sociedad. Es cierto que los resultados sugieren que las personas más inteligentes pasan menos tiempo con amigos que las que no lo son tanto, pero esto no quiere decir que se así en todos los casos.
No cuestiones tu inteligencia por si prefieres pasar o no tiempo con tus amigos. Pero si disfrutas del tiempo a solas y estás feliz estando solo contigo mismo, tampoco te sientas un bicho raro. Probablemente podría indicar que eres más inteligente que los demás.