La tecnología llama a nuestra puerta con tanta fuerza que pocos son los que dudan que ha venido cargada de maletas, lista para quedarse. Pero, ¿qué significa eso para el futuro? ¿Dónde estará el mundo, y A Coruña en él, dentro de 42 años? A esa pregunta responde Félix Carreira en su libro 850 Aniversario, una distopía futurista, finalista del II Premio Somnium de la editorial Mablaz, que el autor presentaba la semana pasada en la librería Biblos, en Betanzos. Carreira, un coruñés amante de la ciencia-ficción y la fantasía, se embarca con ella en el mundo de la literatura por primera vez en solitario, narrando cómo la ciudad afronta los atentados terroristas de un fanático sin escrúpulos, y el intento desesperado de la policía por detenerlo.

-Sus escritos se mueven siempre dentro de la ciencia-ficción. ¿Qué tiene ese género que no tengan otros?

-Te permite evadirte lo justo de la realidad para que luego puedas hablar de ella desde un punto de vista más neutro. Además es cómodo, tanto para el escritor como para el lector. Al autor le da más cancha, y el lector no piensa: '¡Oh, qué bien! Estoy leyendo la vida de mierda de otra persona'.

-Este libro está ambientado en el año 2058, pero también se inspira en partes de la historia del rey Arturo. ¿Por qué mezclar cosas tan distintas?

-Porque Arturo es totalmente atemporal, el espíritu del héroe valiente siempre está de moda. Pero quise darle la vuelta al asunto. El Arturo medieval, aunque avanzado para su tiempo, seguía siendo un hombre militar que usaba la violencia. Una persona con esa actitud a día de hoy no encajaría en nuestro mundo. Convertirlo en el villano me parecía interesante.

-A los villanos no siempre se les da la importancia que se merecen.

-Cierto, sobre todo porque el villano es la parte más vital de una novela. Lo importante es el malo, el héroe da igual, puede ser todo lo imbécil que quieras, pero el villano tiene que ser lo mejor. Lo que yo hice fue coger a Arturo, con sus ideales, y cambiarlos de época. El resultado fue alguien muy fanático.

-¿Y qué me dice de la protagonista, la agente Isabel? ¿Cómo fue trabajar con alguien tan hermético?

-El cuerpo de Isabel está tan embotado por la tecnología que no nota nada. El problema de una persona así es contarle al lector que tiene emociones, aunque no las esté expresando. Fue la parte más difícil de desarrollar.

-Esta es su primera novela, ¿está preparando otra?

Estoy trabajando en una en gallego, y el año que viene voy a sacar otra con la editorial Mablaz, la primera que terminé de escribir. Sucederá en Estados Unidos, y saldrá a finales de verano.