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En México el periodismo es una profesión de riesgo. Tan sólo de julio a septiembre se reportaron 88 agresiones contra periodistas en el país. Un tercio de ellas fueron amenazas contra la integridad de los periodistas, su familia o sus medios.

Mientras Internet ha servido para potenciar las opiniones y las investigaciones, también es el medio más utilizado para amedrentar: 6 de cada 10 amenazas reportadas se hicieron a través de alguna red social, de acuerdo con la investigación de la organización Article 19.

En el reporte de la organización, De lo digital a lo tangible, se detalla que en lo que va del año las amenazas han aumentado drásticamente: durante la primera mitad del año había en promedio una amenaza a un periodista al mes, y a finales de año se reportan 4.6 amenazas en promedio mensual.

“Las amenazas en redes sociales buscan censurar la información pública y el debate de la información relevante para la ciudadanía”, dice el informe.

La organización identifica una tendencia que en estas amenazas se usa lenguaje y “material audiovisual” que hace alusión a la violencia del narcotráfico que se vive todo el país. Quienes amenazan se refieren a “órdenes de Patrón”, “del Jefe” o hablan de sicarios. También tienden a compartir imágenes no originales de personas con armas e incluso llegan a escribir el nombre de la persona amenazada con balas.

Más allá de las amenazas José Luis Montenegro, corresponsal en México de The Guardian, denuncia en sus cuentas intentaron ser robadas. “Alguien tenía un interés genuino por conocer información confidencial, tus fuentes profesionales o cualquier otro dato que les pueda dar indicio de tu actividad diaria”, dijo el periodista para el informe.

Los periodistas y comunicadores más agredidos fueron Denisse Maerker, Julio Astillero, Olivia Zerón, José Luis Montenegro, Héctor de Mauleón, Bela Braun y Kennia Velázquez.

Aunque se han encontrado patrones y cuentas nodo en común en los ataques de dos o más periodistas, Article 19 descarta que se traten de conocidas redes de trolls, ya que estos grupos no reclamaron sus “victorias”.

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En lo que va del año otros periodistas, comunicadores y bloggeros denunciaron acosos y amenazas que de la pantalla pasaron al mundo tridimensional, tal como ocurrió con la periodista estadounidense Andrea Noel, quien denunció una agresión sexual en Twitter y después fue molestada en su propia casa y acosada cuando iba a algún lugar público.

Un caso similar es el de Alberto Escorcia, un comunicador que salió del país después de ser amenazado a causa de sus investigaciones respecto al acarreo de bots en Twitter con fines políticos y electorales en México. Escorcia inició una petición en Change.org que ya ha sido firmada por casi 22.000 personas para que Twitter mejorase su filtrado de mensajes.

En noviembre Twitter comenzó a tomar acciones para filtrar los mensajes en la red. Sin embargo, Article 19 denuncia las consecuencias que las amenazas tienen para la libertad de expresión : “En términos psicosociales, las amenazas en la red tienen un efecto profundamente inhibitorio de la libertad de expresión ya que en varios casos logran que efectivamente las víctimas de amenazas se autocensuren.”

Aunque hay en curso investigaciones judiciales respecto a las amenazas –que constituyen un delito-, Article 19 no tiene constancia de que se haya dado con responsables intelectuales o materiales de las amenazas de muerte contra los periodistas en México.

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