Club de Cuervos regresa a Netflix después de una exitosa (y divertida) primera temporada que fue estrenada en 2015 y por la cual llamó la atención a muchos fans del fútbol y las series originales del servicio de streaming. Su segunda temporada fue presentada el pasado 9 de diciembre. El resultado es, una vez más, una divertida entrega que saca provecho de los más feos asuntos del fútbol profesional, así como de las pasiones más básicas del ser humano.

Al final de la primera temporada encontramos a los personajes sumergidos en dramas que parecían resolverse luego de una batalla sin cuartel de los hermanos Iglesias, parientes y su equipo de fútbol, los famosos Cuervos de Nuevo Toledo.

Recordemos que la historia da inicio cuando el patriarca de la familia Iglesias muere y queda su legado, el equipo de los Cuervos y sus empresas, en manos de sus hijos Isabel y Chava. Este último se caracteriza por su poco compromiso y su vida de mirrey papalord y la primera por su entrega al equipo de fútbol, orgullo de ese ficticio lugar del norte del país llamado Nuevo Toledo. No obstante, Isabel sufre los golpes del patriarcado y la junta directiva de los Cuervos designa a Chava como el sucesor de su padre (claro, solo porque "es vieja").

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Si algo hace redonda a Club de Cuervos es que aborda varias historias de los personajes que a la larga se hacen entrañables. Así como por la dura crítica a los vericuetos del fútbol profesional en México, con la exposición de sus mafias, de sus más negras transacciones y su importancia social. Todo esto lo hace de forma irreverente, sin que se le vean las costuras a la crítica, con muchísimos guiños a los aficionados al fútbol y las historias que se tejen alrededor de este famoso deporte.

¿Club de Cuervos es una serie sólo para aficionados al fútbol? No. La respuesta definitivamente es no

¿Club de Cuervos es una serie sólo para aficionados al fútbol? No. La respuesta definitivamente es no. Y es que no se concentra sólo en él sino que lo usa como un hilo conductor, como escenario, y sí le da mucha importancia a las pasiones humanas. Eso no será ajeno incluso para alguien que aborrece el fútbol. Pasiones humanas universales como la competitividad, los celos, la envidia, la avaricia y el orgullo (sobre todo el orgullo). Habla de las patadas bajo la mesa de una familia (esto es casi más universal que el amor mismo) y las muestra en un contexto futbolero. Los Iglesias son un cliché de la clase alta mexicana, de la clase alta norteña y esto sólo la hace más divertida.

Durante esta segunda temporada podemos ver cómo Isabel es la presidenta de Cuervos luego de la larga y dolorosa batalla de la primera entrega. Su desempeño en esa posición será de lo que van estos nuevos 10 episodios. Mucho más drama, traiciones y complicaciones financieras sufriremos durante los mismos, pero no sin humor negro, bromas absurdas y un buen costal de crítica a la sociedad, a los aficionados y al sistema tirano detrás del fútbol (cadenas de televisión, dueños, mafias, federaciones y jugadores).

Club de Cuervos se ha ganado un lugar entre los aficionados de fútbol. En los sitios especializados de noticias deportivas es una referencia recurrente para nombrar los vericuetos del fútbol en todos sus sentidos. El humor irreverente de la serie le ha permitido captar público diverso y esta segunda temporada no lo defrauda. Los creadores y actores de la misma ya trabajan en la tercera temporada, así que se ha convertido y convertirá en una serie mexicana más que exitosa.

Si hay algo que reprocharle a la segunda temporada de Club de Cuervos es que minimiza algunas historias de los personajes. Pasa por encima de conflictos gravísimos y relevantes. Y lo cierto es que abusa de algunos personajes. El hecho de ser una comedia no quiere decir que obviaremos como espectadores asuntos serios. Aún con esto es una temporada que disfrutaremos; el drama que está detrás de todo nos hace identificarnos en muchos sentidos con los personajes.

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Club de Cuervos no trata de asuntos poco complicados a nivel personal de los personajes. Encontramos por ejemplo el tema tabú de las madres arrepentidas, el del aborto; el de las mujeres como líderes en un mundo de hombres (¿cuál no es así?). Además, como decíamos líneas arriba, el del orgullo. Un tema que casi duele por todas las caras que tiene este sentimiento y cómo está escondido en casi cualquier acción humana.

Así pues, si ya eres fan de Club de Cuervos, esta temporada sin duda te pagará bien. A pesar de sus debilidades será entrañable, cercana y, sobre todo: divertida hasta el llanto. Si algo gusta de la serie en sí es que parece no temer a los temas agudos tanto del fútbol como de los humanos, esos sentimientos básicos que nunca terminan de explorarse. Las actuaciones, tal como la primera entrega, son maravillosas. La química entre Luis Gerardo Méndez y Mariana Treviño (Chava e Isabel Iglesias) es espectacular; así como un acierto los demás actores del reparto.

Si no eres fan del Club (y si no te gusta el fútbol y por eso no la has visto) con seguridad también te pagará bien. Tal vez la dificultad más grande de Club de Cuervos recae en las personas que no son mexicanas o que desconocen el humor de este país. Su comedia requiere conocer el contexto, más que del fútbol, de la sociedad mexicana. Aun así, es una excelente opción de comedia para los suscriptores de Netflix.

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