La tarde de ayer en el Convento Hermanas San Francisco de Sales no fue como cualquier otra. La tranquilidad de las religiosas que habitan allí se vio alterada alrededor de las 20, cuando un ruido las puso en alerta.

En primera instancia, las monjas creyeron que se trataba de un sismo, por lo que dispararon hacia el fondo del establecimiento, ubicado en calle Santa Fe y Tucumán. Allí permanecieron por un tiempo, sin saber que en el interior del convento un ladrón, que había ingresado al saltar un portón lateral, se encontraba revisando cada rincón. El mismo sustrajo una máquina de coser marca Singer, que es utilizada por las mujeres para uso personal y también caritativo, pues producen prendas en su taller para luego donarlas.

Cuando el malviviente se percató que las religiosas volvían al interior del establecimiento, emprendió la huida y se escondió en el interior de la Capilla San Clemente, que funciona al lado del convento. Una de las mujeres lo vio y de inmediato salió a su encuentro junto con sus compañeras. El sujeto –de aproximadamente 25 años, según describieron las hermanas- ocultó lo que se había robado y quiso engañar a las religiosas señalando que a quien ellas buscaban ya se había escapado.

Las monjas dudaron de su argumento, por lo que cuando éste quiso huir en su moto, forcejearon y lo retuvieron quitándole las llaves del rodado. Quienes transitaban por el lugar se sumaron y las ayudaron hasta que llegó la policía.

En diálogo con DIARIO DE CUYO, las monjas contaron que es el tercer robo que sufren en el año. En marzo, ladrones ingresaron cuando no estaban y les llevaron una notebook y una guitarra. Por otro lado, en septiembre malvivientes ingresaron al garage del convento y les robaron la documentación de una camioneta que poseen.

Vanesa, Paola y Elisabeth, las monjas que retuvieron al ladrón

“Estamos realmente cansadas. Esta vez por la impotencia de los otros robos quisimos salir para recuperar lo que nos pertenece”, expresó la hermana Paola. “Reforzamos la seguridad pero ni así logramos parar esto. Nos queda ese sabor de inseguridad”, cerró.