A medio camino de desarrollar un proyecto sobre 'Tristán e Isolda' que quedaría postergado sine die hasta que, casi treinta años después, lo retomara como productor en aquél olvidable filme dirigido por Kevin Reynolds y protagonizado por James Franco y Sophia Myles, Ridley Scott se encontró casi de casualidad con una producción que estaba llamada a colocarlo de la noche a la mañana y a escala planetaria en boca de unos entusiasmados cinéfilos que veían como el cineasta daba un salto de gigante con respecto a 'Los duelistas' ('The Duellists', 1973) y se encumbraba como un referente ineludible de la ciencia-ficción cinematográfica contemporánea a caballo entre los formalismos estéticos del Kubrick de '2001: una odisea en el espacio' ('2001: A Space Odissey', 1968) y el sentido del espectáculo y lo comercial que George Lucas y Steven Spielberg habían desarrollado respectivamente en 'La guerra de las galaxias' ('Star Wars', 1977) —un filme que tuvo singular protagonismo en la decisión de Scott de rodar el que hoy nos ocupa— y 'Encuentros en la tercera fase' ('Close Encounters of the Third Kind', 1978).
'Alien, el 8º pasajero' ('Alien', 1979) cerraba una década en la que la ciencia-ficción —como ya iremos viendo en el ciclo que le estamos dedicando— había pasado de la búsqueda de una identidad que supiera estar a la altura de lo que Kubrick había impuesto con su magistral aproximación al género, a evolucionar de un modo inesperado en pos fórmulas que anunciaban el viraje hacia el espectáculo de masas al que buena parte de la producción anclada al sci-fi iba a rendirse una vez entrados los ochenta. Pero antes de que eso ocurriera, y queriendo postularse en unas actitudes que navegaran por senderos más o menos inexplorados, maclando los patrones del género con los del cine de terror, Ridley Scott firmaba una cinta fascinante, intensa, oscura, un prodigio de la narración, del diseño de producción y de la música que lleva treinta y cinco años huyendo sin despeinarse a ese paso del tiempo que tan mal ha sentado a otras propuestas muchísimo más recientes...incluso firmadas por él mismo no hace ni veinticuatro meses...
Con gran cantidad de literatura y los indispensables extras y documentales que acompañan a su imprescindible edición en Blu-ray —o en su defecto, en DVD—, y por más que durante breves momentos estuve planteándome el dar a esta entrada la estructura que han tenido otros artículos firmados por servidor en los que se rendía prolongada pleitesía a todo aquello que tenía que ver con la gestación y producción del filme en cuestión, he decidido centrar mi atención de cara a 'Alien' en valorar de forma más o menos extensa, y del modo más personal posible, todo aquello que, con el paso del tiempo y los constantes revisionados de esta asombrosa obra de arte me han llevado, y siguen llevando a afirmar con contundencia que, a la hora de hablar de ella, sólo lo podemos hacer en términos de Obra Maestra del séptimo arte.
Espacios y formas para el terror

Nunca me habían gustado las cintas de terror porque, en última instancia, siempre se trataba de un tipo en un traje de goma. Bueno, sólo hay una manera de tratarlo. Lo más importante en un filme de este tipo no es lo que ves, sino lo que crees haber visto. Ridley Scott
Pocas dudas pueden haber a la hora de aproximarse a un análisis valorativo de 'Alien' acerca de que un alto porcentaje de la efectividad de lo que Scott termina consiguiendo plasmar en celuloide se debe a la acción directa de lo que el maravilloso diseño de producción de la cinta llega a concretar, ya estemos hablando aquí de lo que respecta a los muy diversos espacios que Ron Cobb planteó para componer la Nostromo como de lo que compete de forma exclusiva a la forma en la que H.R.Giger ideó al monstruo en sus diferentes etapas de crecimiento, instilando un terror imperceptible en el espectador gracias a la conjunción de ese orgánico y sexual aspecto que le confería el artista suizo con la forma en la que la cinta lo muestra en pantalla mediante fugaces planos que nunca llegan a dejarnos vislumbrar en su totalidad el asombroso trabajo que el oscuro y peculiar autor consiguió junto a Carlo Rambaldi —responsable éste de lengua retráctil de la criatura.
Fascinante es también, y ya no sólo estamos hablando de aquello que es responsabilidad del diseño, la clara diferenciación que Scott y Derek Vanlint, el director de fotografía del filme, establecen entre las estancias asépticas de ese camión espacial que son el comedor y la enfermería en contraste con lo sucio y aterrador del resto de la Nostromo, compuesta como está de pasillos herrumbrosos llenos de cables y tuberías y ahogados por la plomiza y húmeda atmósfera con la que se caracterizan esos idóneos lugares para que el Alien campe a sus anchas. Aumentando la precisa narrativa de Scott, de la que no sobra ni un sólo plano, lo que del miedo natural hacia dichos espacios dimana del espectador, las escenas de la búsqueda del xenoformo por esos asfixiantes corredores y todo ese tramo final iluminado por la intermitencia de las luces de emergencia quedaron establecidos de forma inmediata como patrones sobre los que el género volvería una y otra vez en tiempos posteriores.
En el vacío SÍ hay sonidos

Unido a un diseño sonoro soberbio que hace del cadente latir de los motores de la Nostromo uno de los elementos indisolubles en la concreción de las muchas sensaciones de angustia que se derivan del visionado de 'Alien', el trabajo de Jerry Goldsmith para los 117 minutos de metraje es uno de los factores fundamentales que convierten a la cinta de Scott en la extrema experiencia que termina siendo. Aún mutilada por un cineasta que inicialmente casi había obligado a la Fox para lo contratara a instancias de la fascinación que sentía por las sonoridades de 'Freud' (id, John Huston, 1962) —una banda sonora que, irónicamente, determinaría mucho del montaje sonoro final del filme—, la partitura de Goldsmith es una de las más comprometidas con las imágenes que debía acompañar que el maestro llegó a componer a lo largo de su magnífica trayectoria.
Diametralmente opuesta al rescate de la opulencia sinfónica clásica que su amigo John Williams había llevado a cabo para dar empaque a las aventuras en aquella galaxia muy, muy lejana, la sobriedad en la utilización de instrumentos que ostentan los pentagramas de Goldsmith provocan la completa deshumanización de la cualidad sonora del filme, algo que ya habíamos podido observar 'El planeta de los simios' ('Planet of the Apes', Franklin J.Schaffner, 1968) y que, a través de los sugerentes usos de la cuerda y el viento o la fría precisión del metal a la hora de describir las andanzas del extraterrestre a bordo de la nave, acerca a la cinta a una estrecha comunión con el miedo a lo desconocido y al vacío propios del espacio exterior.
Siete eran los diez negritos

(Pequeño spoiler) Ripley, Lambert, Dallas, Ash, Kane, Parker y Brett. Siete nombres que conforman una tripulación a la que Dan O'Bannon —con la ayuda no acreditada de David Giler y Walter Hill— dotó de tanta vida que resulta improbable que 'Alien' hubiera sido el mismo filme de no haber contado con un rosario tan amplio y bien diferenciado de personalidades. Un muestrario que funciona tanto por la interacción de lo que Sigourney Weaver, Veronica Cartwright, Tom Skerrit, John Hurt, Yaphett Kotto y Harry Dean Stanton ponen en juego con sus constantes puyas, y perfilados comportamientos, como por la contraposición de los seis humanos cuando tienen que vérselas con la frialdad calculadora de Ash, ese androide al que Ian Holm insufla tan terrorífica vida. (Fin spoiler)
Como ya sucediera con la forma en la que rueda la Nostromo, convirtiéndola en un silente e imposible noveno pasajero, Scott es el directo responsable de que el libreto de O'Bannon y lo que éste dedica a la definición del alien funcione en tan espectaculares formas: rodando la práctica totalidad de lo que a los personajes concierne desde un punto de vista externo, la subjetividad propia del género de terror queda aquí reducida a los momentos de mayor impacto, y el recurso del cineasta de mostrar las reacciones de los personajes cuando interactúan con el extraterrestre es de una eficacia suma en secuencias puntales como los ataques a Brett, Dallas y Lambert o, cómo no, la del nacimiento del chest-burster, uno de los instantes más truculentos, espectaculares e inolvidables de los que el cine de género nos ha dejado a lo largo de la historia.
El genio de la luz...y las tinieblas

Aunando todo lo anterior, conjugando factores que en muchos casos ya hubieran elevado el filme por si sólo a la categoría de notable, orquestando una función que —y disculpen la frase manida— no hubiera sido igual de no haber contado con él, y pariendo una temprana obra maestra con su segundo cargo como director, Ridley Scott sigue explorando en 'Alien', y seguirá explorando a lo largo y ancho de su carrera— las muchas y muy asombrosas posibilidades que el moldeado de la luz otorga a la creación de ambientes: combinado aquí con todas las herramientas a su alcance, las citadas secuencias de la persecución por los pasillos o el clímax, unidas a otras como la entrada en la nave alien o los también nombrados ataques del xenomorfo, son todos ejemplos de una espectacularidad sin par que demuestran que, a sus 42 años, y con todo el bagaje publicitario que arrastraba, Scott era ya un cineasta consumado.
Un hecho que también rubrica el magnífico uso de las elipsis a lo largo de la acción —digno de estudio como va resolviendo los minutos posteriores al ataque del facehugger—, la precisa dirección de actores, en cuya elección jugó un papel determinante el cineasta por su voluntad de contar con un grupo de profesionales en los que poder confiar más de la cuenta para así poder centrarse en otras tareas o, cómo no, la asombrosa y paradójica simbiosis que se da entre el carácter letánico inherente a la personalidad del filme y el ritmo imparable que Scott confiere al conjunto, no permitiendo que la desazón del espectador disminuya un ápice durante las dos horas de metraje.
Por todo ello, y por todo aquello que siempre se queda entre líneas y que uno se guarda por la dificultad de expresarlo con palabras, 'Alien, el 8º pasajero' ha sido, es y siempre será, una obra maestra del séptimo arte y cima temprana de un director que, no obstante, escalará semejantes alturas con su siguiente producción, una a la que dedicaremos líneas igualmente sentidas la próxima semana y que se establece junto al presente hito cinematográfico como piedra angular de toda una forma de hacer cine sobre la que, desafortunadamente, Ridley Scott nunca ha llegado a volver.
Otra crítica en Blogdecine
'Alien', el terror de lo desconocido
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36 comentarios
Dax
Obra maestra sin dudas, ademas de todo lo que mencionas,aqui Scott se revela como un maestro del suspenso,esta peli siendo la mejor(contando todas sus hijas bastardas),es en la que menos veces se ve a la criatura,y aun asi,el aire del Nostromo es irrespirable.La escena en que Tom Skerrit gira con su bengala en la oscuridad,en ese claustrofobico tunel, y se topa con el bicho es impresionante,un flash de un nanosegundo terrorifico, y la otra que me parece de una maestria total es la escena que el personaje de Harry Dean Stanton cae en la trampa de la criatura,ante la atenta mirada de ese tierno gatito.Imprescindible obra cumbre de la ciencia ficcion.
MigueL
No es una película, es una extraordinaria experiencia.
reyertas
Peliculon, para mi mejor que la de Cameron.
Me sorprende que a Sergio le parezca mejor que "Blade Runner", pensaba que todos los sabiondos de cine la tenian en un altar.
Nino
Escuché a algún actor o actriz la anécdota de cuando el alien sale del estómago de John Hurt. Ninguno de los actores y actrices conocían esa escena en su totalidad, y no sabían el aspecto del alien, ni que iba a aparecer así (excepto John Hurt, claro). Por lo que se les dijo que reaccionaran de forma natural ante lo que iban a ver.
Así pues, la cara de terror de los presentes es real, de verdad de la buena.
No sé si creerme esta anécdota, o si es errónea o incompleta. Pero de ser cierta, no me extrañan los gritos y la cara de la tripulación.
walsh
Dos horas que construyen un universo entero. Sólo Cameron se acercó un poco, pero sacrificando el horror gótico en pro de la acción. Fincher lo intentó, pero demostró que no era posible dar continuidad a una historia que por su perfección quedaba sellada.
Nadie ha conseguido volver a ese universo. Por más secuelas, precuelas o reboots que se pretendan, Alien siempre queda sola, completa, y aislada en la profundidad de sus oscuras sombras en el lugar que merece.
marat
No aporto nada que no se haya dicho en los anteriores comentarios, pero quiero dejar constancia: una maravilla de película.
Para mi la mejor de este director.
kabe
De pequeñín tuve un mes (¡un mes!) de pesadillas por culpa de esta jodida película. Mis hermanos mayores tuvieron una fuente inagotable de recursos para hacérmelas pasar canutas por las noches...
Una película magistral. No tengo otra palabra.
100% auténtica.
100% Cine.
jeinzu
Vi esta película en televisión cuando tenía por ahí 7 años y ya nunca la pude olvidar. Logró, entre otras cosas, que mi niñez fuera un poco más espantosa, y sin duda influyó en la solidificación de mi escepticismo y mi convencimiento de que el Universo es un lugar maravilloso y horrible a la vez.
marcospina
Esta pelicula es magistral, le tuve miedo a la oscuridad hasta los 11 años. Cada rincon, tunel o vereda oscura me entraba un ataque nervioso de inseguridad, panico y terror. Que una pelicula logre eso en la mente de un infante como la mia. Lo digo por que desde pequeño fui muy incredulo a lo que veia, pero la atmosfera creada por Ridley Scott es MAGISTRAL, la veo y me sigo erizando del miedo. Putos xenoformos los odio hehehe xD.
epic
Además de todas sus virtudes narrativas, esta película tiene algo que el cine de ciencia ficción ha perdido.
En vez de creerse que el espectador es tonto y se va a tragar lo que le echen, está hecha pensando que la "suspensión de la incredulidad" hay que ganársela. Y cuanto menos falta haga, mejor.
Por eso todo está hecho de la manera más verosímil posible: la nave está diseñada de manera que parezca una nave espacial de verdad, los extraterrestres están diseñados de manera que parezcan extraterrestres creíbles (no pitufos gigantes indios o culturistas albinos calvos), los personajes se comportan como personas más o menos normales...
Qué triste es ahora ir al cine para los que nos criamos viendo películas como esta.
kabe
Después de ver la escena de John Hurt, tardé bastante en volver a comer espaguetis...
loula2
Magistral, impresionante, estupenda película!! No pongo lo de Obra Maestra porque eso siempre es muy relativo, pero a mi parecer no se puede hacer mejor!!
La he visto tantas veces y siempre me impresiona....
rolando-f7
Una de las mejores películas de la historia, simplemente.
Por cierto, falta un pasajero...
magneto
Peliculon.
La imagen que pones del alien saliendo del cuerpo de John Hurt,se me quedaria grabada para la eternidad.
jar84
Una obra de arte revolucionaria en todos los sentidos, se puede decir que esta película hizo que por primera vez viviéramos el miedo en el espacio, como bien dice su frase de promoción "En el espacio nadie escucha tus gritos".
Puede ser imitada, plagiada y sacar todas las secuelas que quieran, pero esta es una obra única que siempre perdurara sin duda una de las mejores películas tanto de terror y de ciencia ficción de toda la historia.
alforte
Sergio se te coló una errata, "Los Duelistas" es del año 1977,no del 1973. Saludos
osky
Clasico!,obra maestra del cine.
dmortimer
Vivimos en un universo hostil, parece decirnos esta película. Sí, una obra maestra de los años setenta.
El Fabuloso Dr. Manga
Un momento mítico del cine sigue siendo las convulsiones de John Hurt y el "parto" del Alien.
Anda que no he tenido pesadillas con esa imagen.
Ulyses
Fue la primera película que alquilé para estrenar el primer video que tuve, un Betamax. Cuando llegué a casa, mi hermano y yo nos pusimos a verla, estabamos solos en casa, menudo miedo que pasamos, pero que buenos recuerdos que tengo de ese momento y que gran obra maestra, imprescindible para comprender la magia del cine.
charlon.jeston.3
Una obra maestra, imposible de superar. Tiene treinta y tantos años y ningún problema de ritmo. Magnífica.
Ridley Scott es especialista en crear realidades creibles en el cine. Prometheus vale la pena solo por eso. Una lástima que dejasen el guión en manos de Lindelof.