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Cine de ciencia ficción contra el inmovilismo de las salas españolas

Póster de "Évolution"

Francesc Miró

Se podría decir que la ciencia ficción es uno de los géneros que mejor ha sabido plantear las preguntas clave del mundo contemporáneo, y tal afirmación no provocaría demasiado revuelo. También, que se trata de un género que muchas veces se queda a las puertas de los círculos opinativos mayoritarios, y esto sí podría provocar cierto debate.

Lo cierto es que si analizamos la cantidad de filmes de género que se estrenan al año en nuestro país, muy pocas propuestas son las que llegan sin el paraguas de un gran estudio y buena dosis de efectos especiales.

En 2016 se han estrenado películas como Leal, La quinta ola o Star Trek: Más Allá, Election: la noche de las bestias o Calle Cloverfield 10. Aunque lleguen también títulos como High-Rise, muy pocas son las propuestas que no cumplen alguna de las dos condiciones mencionadas. Y eso condena al ostracismo una cantidad preocupante de cintas independientes que, pese a su interés y su éxito en festivales fuera de nuestras fronteras, nunca llegan a verse en un cine español.

El mismísimo Philip K. Dick solía decir que la buena ciencia ficción era aquella que desfiguraba conceptos que suponíamos conocer. Aquella que contenía ideas auténticamente nuevas que estimulaban e invadían la mente del lector para abrirla a la posibilidad de algo que hasta entonces ni tan siquiera había imaginado.

Pequeñas iniciativas empiezan a rebelarse contra el olvido de este género, rescatando títulos de calidad que hacen lo que la buena ciencia ficción se supone que debe hacer. Una de estas es ¡WOW!, ciclo realizado por el centro cultural madrileño La Casa Encendida que abordará el cine fantástico y de ciencia ficción en el siglo XXI a través de películas que aportan una revisión contemporánea del género. Arranca este sábado y se mantendrá durante los fines de semana de octubre y noviembre.

Cuatro directoras, cuatro miradas 

¡WOW! no surge de la nada, en realidad La Casa Encendida lleva desde febrero programando cine contemporáneo. Pero a diferencia de otros años, este curso los distintos ciclos que han conformado su programación han girado entorno a propuestas de género. “Queríamos romper el miedo del público hacia un cine de autor más marcado. Hacia nuevas miradas basándonos en algo tan primigenio al cine como eran los géneros”, cuenta Beatriz Navas Valdés, responsable de artes escénicas y audiovisuales del centro.

El último de estos ciclos es ¡WOW! , compuesto inicialmente por cuatro títulos dirigidos por mujeres. “No fue algo premeditado pero coincide que todas son miradas de mujeres sobre la ciencia ficción, algo que y aporta un elemento un valor innovador dentro del panorama”, confiesa la responsable de audiovisuales de La Casa Encendida.

Al margen de eso, Beatriz Navas explica que las películas tenían que “tener calidad, indudablemente, pero también queríamos que fueran profundamente novedosas. Y no es fácil porque el género de fantasía o de ciencia ficción es, tal vez, el que más se aleja de la realidad, así que decidir qué era lo que innovaba complicaba el factor programador”. Aunque añade que también “hay un factor de polémica: este ciclo tiene mucho de películas que o amas u odias sin medias tintas”.

Vanishing Waves, de Kristina BuozyteVanishing Waves

Cine lituano, sea del género que fuere, llega muy poco a nuestro país. Así que una película como Vanishing Waves no lo tenía nada fácil. Sin embargo, este filme de ciencia ficción y psicoanálisis ha pasado por el Festival de Karlovy Vary, ganado el Méliès de Oro en el Festival de Sitges y la Mejor Película en el de Austin, amén de seis premios de la academia de cine lituana.

Cuenta la historia de un científico que consigue inventar una serie de sensores neurológicos que conectan su mente con la de un paciente en coma. Lo que empieza en un experimento, obviamente, termina por irse de las manos y convertirse en una obsesión.

Evolution, de Lucile HadzihalilovicEvolution

Otro título que ha ganado premios en festivales como los de Londres, Estambul o San Sebastián, donde se hizo con el Premio Especial del Jurado, además de haber sido destacada por el American Film Institute como uno de los títulos de 2015. Sin noticias de estreno en España.

Cuenta la historia de un Nico, un chico que vive en una misteriosa isla remota habitada solamente por mujeres y niños.

H., de Rania Attieh y Daniel GarcíaH.

Tras hacerse de notar en los norteamericanos Independent Spirit Awards, este evocador relato sobre dos mujeres llamadas Helen va camino de convertirse en un título de culto.

Sus referencias a la cultura y la mitología griega entremezclan su trama con una serie de sucesos extraños que afectan a la vida de una joven artista y de una mujer mayor.

The Love Witch, de Anna BillerThe Love Witch

El más actual de los títulos proyectados estará en el Festival de Cine Fantástico de Sitges este año. Narra las desventuras de una bruja obsesionada con conjuros y pócimas para seducir.

Sirviéndose de un apartado visual que resulta ser un homenaje a los thrillers en Technicolor de los sesenta, The Love Witch va más allá de la estética para revelarse como una reflexión sobre las fantasías femeninas y las consecuencias del narcisismo exacerbado.

Entre el miedo y el inmovilismo

La pregunta que al espectador le viene a la cabeza al final no deja de ser bastante obvia. ¿Por qué estas películas no se han estrenado aquí? Lo cierto es que en países vecinos, como Portugal o Grecia, estos títulos sí que han tenido un estreno comercial. Y aunque las comparaciones siempre son odiosas, es difícil negar que algo raro pasa.

“Es un cúmulo de factores”, opina Beatriz Navas. “Por un lado hay quien tiene miedo de distribuir cualquier producto más arriesgado y que su sala esté vacía. Por otro tenemos aquellos que te argumentan que en muchos casos ya se encuentran de forma pirata en internet así que nadie va a ir a verlas”, explica la programadora del ciclo.

De este último tipo existen casos sonados. Under the SkinUnder the Skin, dirigida por Jonathan Glazer y protagonizada por Scarlett Johansson, se ha convertido en paradigma moderno de este tipo de misterios.

Una película que todas las publicaciones especializadas colocaron entre los títulos de 2014, que contaba con actriz famosa y polémico desnudo y que ganó premios en todo el mundo... pero que jamás llegó a España.

“Como esa nos perdemos muchos títulos”, dice Beatriz, “puede que se crea que el español no valora tanto la idea de ver la película en una sala. La idea de que un primer plano sea más grande que tú o de que el tiempo transcurre distinto, y el sonido se vive de otra manera, parece que en nuestro país no es una prioridad”, reflexiona.

Existen ejemplos de colectivos y salas que apuestan por un determinado cine y se salen de las programaciones habituales, por supuesto. Es el caso de la Zum Zieg en Barcelona o de los Aragó Cinema en Valencia. Pero son una minoría.

“También creo que se han perdido muchos espectadores porque durante años se han seguido políticas de gestión que más allá de ganar dinero no se preocupaban por la programación”, defiende Beatriz. “A la larga, lo que han hecho es alejar a muchos espectadores de las salas. Es como esos exhibidores que ponen el grito en el cielo porque antes ponían Tarkovski y ahora todo es comercial. Bueno, dejaste de ponerlo así que la gente que iba dejó de hacerlo”.

La perspectiva de recuperar el tiempo perdido no es alentadora “si ya has acostumbrado al público a que este tipo de películas nunca lo verá en salas, recuperarlo ahora es muy difícil”, sentencia Beatriz. Y sin embargo, la sala de audiovisuales de La Casa Encendida se llena todos los fines de semana. Al menos parece que voluntad por parte del público hay.

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