El World Trade Center de la Ciudad de México se llenó por tres días de changos, hombres araña, Harley Quinns, guasones y cazafantasmas. De viernes a domingo, miles de personas recorrieron los cientos de puestos de juguetes, juegos y playeras de superhéroes hojeando decenas de tiras cómicas mientras algunos de sus autores firmaban autógrafos, se tomaban fotografías y platicaban con los asistentes."La Mole empezó hace 20 años como un evento que era realmente para vender mercancía", me explica Elías Daniel Ortiz López, director general de La Mole Comic Con, la convención de cómics más grande del país y una de las más importantes del mundo. "Pero a partir de 2011 se empezaron a traer invitados del mundo de los cómics y así se fue convirtiendo en el evento más grande de este tipo en México".
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Pero aunque estos sean la base del evento —con 150 autores relacionados con las tiras cómicas, tanto nacionales como internacionales—, La Mole se ha convertido en un espacio de intercambio entre jóvenes creadores que va mucho más allá que el papel. Entre los puestos de cómics había dibujantes y caricaturistas, diseñadores, un salón dedicado a Dr. Strange, una activación de realidad virtual, una zona con juegos de mesa, decenas de consolas, anime, cosplayers profesionales y no profesionales, un muro de nueve metros con un graffiti celebrando los 70 años de la Mujer Maravilla…
"Tratamos de hacer un foro para que la gente pueda compartir su obra y que otras personas conozcan su trabajo y su historia", agrega Elías Ortiz a propósito de esta apertura temática en La Mole. Y este acercamiento ha dado resultados: en los últimos años los asistentes de la Mole llegan de cada vez más lugares del mundo y la cantidad no para de crecer. "Para esta ocasión, y nunca nos ha gustado presumir que mucha gente viene, esperamos a cerca de 35,000 personas".Por otro lado, me cuenta Elías, el universo de los cómics en México no tiene una cabeza o una referencia propiamente dicha, por lo que que esta convención trata de unir a diferentes artistas y editoriales al tiempo que marca los pasos para que otros emprendan su propio camino. "Muchos eventos han tratado de imitar algunas de las cosas que hacemos, lo cual no considero malo", asegura Ortiz, "porque eso les ayudará a tener un evento más profesional, sobre todo en lugares de la república en donde no hay una verdadera oferta de cómics".
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Las palabras de Elías cobran sentido al entrar a la convención. Los pasillos estaban repletos de gente disfrazada y familias. Desde adultos vestidos de Fenomenoide hasta niños pequeños con gorras de Flash y bolsas con pósters, tiras cómicas, estampas, llaveros y cualquier representación que pueda adoptar un superhéroe. Al final del salón, filas con decenas de personas esperando para tomarse una foto con alguna cosplayer profesional, para estrechar la mano de el actor que interpretó a Chewbacca o hablar con la voz de Mario Bros. "El público de los cómics es noble y apasionado", me dijo Elías cuando estaba por terminar nuestra plática. "No es fácil complacerlos, pero hemos tratado de hacer lo mejor posible".
