¿Qué hay en el agua del Mar Báltico? ¿Qué hay de especial en esta zona del norte de Europa que hace que muchas de sus empresas tecnológicas formen parte de las más destacadas del mundo? Veamos un mapa.

Quizá no haya nada de especial, y se deba a una miríada de factores cada uno minúsculo pero necesario. Un ajedrez de engranajes sociales, laborales y económicos que han hecho del sistema el que es. No tiene la densidad de Silicon Valley, ni los lazos económicos de Nueva York o Londres, pero sí una estructura tecnológica imparable, un hambre ilimitado de estudiantes de ingeniería, diseño y negocios.

El Hansa 2.0

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La Liga Hanseática (del alemán antiguo “Hansa”: gremio) fue una asociación comercial entre diversas ciudades independientes del norte de Europa en lo siglos XIII. Iba de la actual Holanda hasta Estonia y Finlandia, y mantuvo lazos estrechos entre sus miembros durante tres siglos.

Aunque desde los ochenta se quiera retomar la idea, es cierto que todas estas empresas forman una nueva Liga Hanseática de facto. Berlín, no es una ciudad nórdica bajo ningún concepto, pero la capital alemana es un engranaje que une el ecosistema nórdico y báltico de tecnología con el centroeuropeo y el que recorre el Ruhr.

Calidad de vida y confianza

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La idea global de los países nórdicos es de clima frío y gente seria. La realidad es que, aunque vivan la mitad del año con atardeceres a las 3 de la tarde, el nivel de calidad de vida es envidiable incluso para otros países occidentales.

Nacer escandinavo es que te toque la lotería de los países. No viven tanto como los japoneses o españoles, ni son tan ricos como los suizos, pero desde hace décadas copan los índices de calidad de vida e igualdad.

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Jante

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El Janteloven, o Jantelögin, Jantelagen Jantelova… depende de qué idioma elijamos es un concepto acuñado por Aksel Sandemose en 1933, y hoy extendido como una norma sociológica pan-nórdica que describe los patrones de las relaciones de comportamiento entre individuales y los grupos.

Se puede resumir en “No debes pensar que eres alguien especial o que eres mejor que nosotros”. Puestas en una lista, quedan en un claro contraste con la marcada individualidad promovida en los países de origen anglosajón.

  • No debes pensar que eres especial.
  • No debes pensar que no eres tan bueno como lo somos nosotros.
  • No debes pensar que eres más inteligente de lo que somos nosotros.
  • No debes convencerte a ti mismo que eres mejor de lo que somos nosotros.
  • No debes pensar que sabes más que nosotros.
  • No debes pensar que eres más importante que nosotros.
  • No debes pensar que eres bueno haciendo cualquier cosa.
  • No debes reírte de nosotros.
  • No debes pensar que nadie se preocupa por ti.
  • No debes pensar que tú tienes algo que enseñarnos.

Cuando Sandemose dejó escritas estas palabras, lo hacía reflejando un comportamiento social propio de las sociedades noruegas y danesas desde hace años. Aunque son mayoritariamente aceptadas y que surgen del propio calado de la población, obviamente son criticadas de forma abierta. En el día a día, se resume en restar méritos al trabajo y éxito propio.

Aunque desde fuera puedan ser vistos como algo lunático o sectario, esta Ley de Jante ha influido en la creación de lo que hoy se conoce como socialismo escandinavo, y que es a la vez un producto y un origen de lo que hoy son las sociedades escandinavas.

Startups per cápita

Estocolmo en 1868
Estocolmo en 1868

En Viking Economics, George Lakey comenta las razones socioeconómicas y políticas detrás de este aparente éxito. Los sistemas de gobierno de la región tienen un punto clave que les diferencia de otros países occidentales: la transparencia va primero. Ayuda a mantener a ciudadanos, empresas y el Bobierno en un bucle de confianza.

Combina una potente red de seguridad social con salvaguardas de educación y sanidad —públicas y de alto nivel— con una gran facilidad para empezar un negocio, los países nórdicos son el caldo de cultivo perfecto para el emprendimiento.

¿Pero si es el caldo de cultivo perfecto para el emprendimiento, por qué parece que “todo se inventa fuera”? La primera respuesta es disponibilidad de capital riesgo privado. Los fondos de los países nórdicos son menos numerosos y con los bolsillos más pequeños (PDF). Con el tiempo esto podría cambiar, pero la bola de nieve echó a rodar hace tiempo. California ganó.

Otra de las claves para que su éxito quede pequeño comparado con el de Silicon Valley: la población es simplemente muy baja. Pero cuando medimos los índices per-capita, vuelven a destacar. “Estocolmo es el segundo hub tecnológico global con 6,3 compañías valoradas en mil millones de dólares o más por cada millón de habitantes, solo superada por Silicon Valley con 6,9”.

Silicon Valley tiene dos ventajas claras. Una gran masa de población nacional y extranjera que lo ve como la opción por defecto para invertir. ¿Por qué intentarlo en el segundo lugar con más posibilidades del mundo si puedes ir al primero?

Los más listos de la clase

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Apenas una docena de universidades de Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia están entre las 200 mejores del mundo, un índice que sigue copando Estados Unidos. Comparando la población relativa por número de universidades en el top queda un buen resultado, y están mejor que la inmensa mayoría de países. Pero no es suficiente.

  • Suecia: Karolinska Institute (puesto 28º), Uppsala University (81º), Stockholm University (136º), KTH Royal Institute of Technology (155º), University of Gothenburg (180º).
  • Dinamarca: University of Copenhagen (puesto 82º), Aarhus University (106º), Technical University of Denmark (167º).
  • Noruega: University of Oslo (135º), University of Bergen (182º).
  • Finlandia: University of Helsinki (76º).

Otros aducen que sus sistema de gobierno dejan poco espacio para que el sector privado pueda florecer. Los estados de la región nórdica y báltica fueron unos de los primeros del liberalismo social y económico en los siglos XVIII y XIX, pero este peso excesivo de los Gobiernos también tiene su parte positiva: lideran los rankings de inversión en investigación y desarrollo. Solo israelíes, japoneses y coreanos son capaces de permanecer en las listas de forma constante al lado de los suecos y finlandeses.

El sueco Markus Persson, creó Minecraft, el juego que cambió las infancias de tantos, y qué decir de Linus Torvalds. El nativo de Helsinki que creó Linux, una contribución constante que ha ayudado a dar forma a la escena tecnológica desde hace 25 años.

El danés Bjarne Stroustrup creó C++, uno de los lenguajes de programación más populares de la historia, el noruego Dag Kittlaus creó Siri antes de vendérsela a Apple, Heinemeier Hansson, danés, creó Ruby on Rails, el framework en el que se construyeron inicialmente Twitter, Airbnb, GitHub y hoy más de un millón de sitios web y plataformas.

El lenguaje de programación más popular de la web, PHP, —que vio nacer a gigantes como Yahoo! o Facebook— fue creado por Rasmus Lerdorf, un ingeniero groenlandés-danés educado en Canadá. Otros influyentes proyectos como MySQL, Qt, OpenSSH también tienen origen en las mismas costas.

Con esta base de creación altruista, se entiende mejor cómo encajan las piezas de este puzzle de frío, colaboración y confianza. Los nórdicos no solamente han abrazado Internet como herramienta para expandir su modo de ver las cosas a nivel global, han sido partícipes claves en su creación e implantación.

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