Convertí mis peores conversaciones de Tinder en ilustraciones
Todas las imágenes cortesía de Audrey Jones.

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Convertí mis peores conversaciones de Tinder en ilustraciones

Las inesperadas y poco necesarias invitaciones a tener sexo, tomaron un giro artístico.

Cualquiera que haya estado en Tinder sabe que no es un sitio de citas sino una aplicación que se asemeja a GrubHub o Uber, sólo que en lugar de comida o transporte, el producto es sexo. Pero para la artista californiana Audrey Jones, Tinder se convirtió en mucho más que un simple preludio digital de las relaciones sexuales: proporcionó una fuente de inspiración para una serie de ilustraciones cómicas alternativamente hilarantes y desgarradoras que reflejan el triste y lamentable estado de las citas de hoy en día.

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Las características exageradas y grotescas definen los estilos característicos de los ilustradores estadounidenses como Robert Crumb, Raymond Pettibon y Ralph Bakshi. Al satirizar físicamente a sus sujetos, los artistas preparan el escenario para un inevitable encuentro gracioso y/o provocador con el público. De manera similar, los hombres malformados y distorsionados en los dibujos de panel de Jones parecen desproporcionados y desordenados, ocupando un universo solitario y hambriento de sexo donde las propuestas para hacer el amor son razonablemente respondidas con las peticiones del artista de sándwiches de tocino, dedos de mozzarella, espagueti, pescado frito y mini corndogs.

"Dije 'sí' a tantos pretendientes potenciales como pude e hice ilustraciones basadas en las conversaciones, o lo primero que me dijeron", Jones le dice a Creators. "Se derivó principalmente como respuesta a las muchas preguntas que mi familia tenía sobre mi vida amorosa y por qué era soltera".

Desde muy joven, Jones recurrió al arte como una salida espiritual, y decidió seguir el camino de la fotografía profesional. "Me volví obsesiva con la documentación de mi entorno y la búsqueda de lugares/escenas que de alguna manera reflejaran lo que estaba sintiendo pero era incapaz de decir", explica.

Después de asistir a la Universidad de Georgia, Jones se mudó a la ciudad de Nueva York y luego a California. Comenzó a enseñar fotografía y a impartir clases públicas de educación artística mientras trabajaba en un espacio creativo para fotógrafos llamado RayKo Photo Center.

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"Los californianos son las personas más afortunadas de la tierra. Vivimos en un lugar visualmente deslumbrante donde puedes encontrar una manera de hallar inspiración en tu entorno. No creo haberme dado cuenta de lo importante que era la naturaleza para mi bienestar y procesos creativos hasta que me mudé aquí", dice Jones. "Siento que no importa en qué medio uno trabaje, hay recursos y lugares para compartir o hacer arte".

Jones, fotógrafa entrenada, recurrió a la ilustración cuando descubrió que no podía transmitir ciertas ideas en la fotografía. "No soy tan buena dibujando de la vida, así que generalmente solo dibujo lo que tengo en la cabeza", dice ella. "Supongo que busco proporcionar humor en el arte y comentar sobre las ironías de la vida cotidiana. Es un esfuerzo complicado vincular el humor con el arte sin hacerlo trillado o cursi".

Como lo ilustra Jones, los hombres de Tinder suministran burlas sinceras y preguntas dudosas en forma de declaraciones sin puntuación y destellos similares a los de los telegramas. Los de una sola línea abundan en medio del frenesí alimentado por feromonas, copiados de aplicaciones auxiliares como Flints y pegados en una plataforma de mensajería robusta pero rudimentaria que inevitablemente hace que el cortejo franco y equivocado parezca aún más incómodo y fuera de lugar. Al final, los resultados cómicos de los alianzas de Jones son a la vez horribles, humanizantes y sentimentales, con gritos de amor a menudo reducidos a simples súplicas de nutrición física y emocional. Mira la serie, abajo:

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