Mamados urbanos de la Ciudad de México

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Mamados urbanos de la Ciudad de México

La cultura y fascinación por un cuerpo varonil con músculos desarrollados y proporcionados.

La cultura y fascinación por un cuerpo varonil con músculos desarrollados y proporcionados se puede rastrear hasta la antigua Grecia. Y a pesar de los siglos transcurridos, tal paradigma de fuerza y belleza se ha mantenido y popularizado en todo el mundo. Actualmente, muchos adolescentes de secundaria o prepa están "mamados"; oficinistas que pasan más de ocho horas diarias en su cubículo han comenzado a agarrar las mancuernas del gym para crecer su masa muscular—si lo sé no todos, pero ahí va creciendo el número de simpatizantes—; cada vez más hombres, mediante levantamiento de pesas, dietas especializadas y consumo de proteínas, conservan cuerpos esculturales a pesar del paso del tiempo.

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Sin embargo, los gimnasios no son los únicos templos dedicados al culto del cuerpo. Existen otros espacios públicos para ejercitarse como parques, centros deportivos, canchas callejeras, etcétera. Pero hay ciertos lugares regados por diversos puntos de la Ciudad de México donde desde hace muchos años, hombres de diferentes edades —vestidos generalmente de forma casual y con el torso desnudo— esculpen sistemáticamente su cuerpo de una manera rigurosa y casi devocional. Estos lugares, comúnmente llamados "barras" o "tubos", son gimnasios rústicos y gratuitos al aire libre conformados por barras fijas, barras paralelas, anillos y demás estructuras de metal donde se pueden realizar ejercicios con el propio peso del cuerpo y su respectiva flexibilidad (calistenia). Algunas "barras" se hayan escondidas al interior de parques o centros deportivos y otras instaladas al lado de avenidas y calles transitadas de la Ciudad de México.

En mi experiencia como fotógrafo, existen ciertos temas que abordo de forma continua, como en este caso la "masculinidad". A pesar de no conocer a ninguno de estos hombres, seleccione a todos aquellos mamados que encontré entrenando sin playera y les solicité que posaran conscientemente ante mi cámara; quise que supieran que les estaba retratando; quise que confirmaran que su cuerpo llama la atención de aquellos que los vemos ya sea por envidia, morbo o admiración.

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