Craviotto y Pérez se destapan en K-2 500 de piragüismo y logran la medalla de oro

Los palistas españoles Saúl Craviotto (dcha) y Carlos Pérez celebran su medalla de oro en la final de K-2 sobre 500 metros de piragüismo en Pekín 2008. (EFE)
Los palistas españoles Saúl Craviotto (dcha) y Carlos Pérez celebran su medalla de oro en la final de K-2 sobre 500 metros de piragüismo en Pekín 2008. (EFE)
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Los palistas españoles Saúl Craviotto (dcha) y Carlos Pérez celebran su medalla de oro en la final de K-2 sobre 500 metros de piragüismo en Pekín 2008. (EFE)

El K-2 español de Saúl Craviotto y Carlos Pérez Rial logró hoy la medalla de oro en 500 metros en los Juegos Olímpicos de Pekín, el primer puesto que se le resistió en C-1 a David Cal, que fue plata, un día después de haberse proclamado subcampeón olímpico en C-1 1.000 metros.

El catalán Saúl Craviotto y el gallego Carlos Pérez Rial podrán presumir de ser campeones olímpicos, y además de haberlo conseguido en una soberbia regata en la que acertaron a ejecutar toda cuanta calidad, y excelencia técnica poseen.

Tras una salida nula, los españoles se colocaron en cabeza desde los primeros metros, sin abandonar ya nunca el liderato de la carrera. Avalados por el título de subcampeones de Europa y por la manera en la que consiguieron su clasificación para poder participar en Pekín, Craviotto y Pérez Rial mantuvieron en la final olímpica la autoestima que no siempre hasta hoy supieron defender.

Compitieron sin complejos, sin dejarse intimidar por la compañía que llevaban al lado. Hicieron su regata, centrados exclusivamente en su cometido, con los alemanes Ronald Rauhe y Tim Wieskotter, vigentes campeones olímpicos, mundiales y europeos, por la calle reservada a la embarcaciones con el mejor tiempo.

Funcionó la fórmula

Por fin funcionó la fórmula de los españoles. Craviotto, un superclase -medallista europeo como sub'23-, que ya había acreditado su calidad en todas las distancias, en embarcaciones individuales y de equipo, supo regular a Pérez Rial, un velocista que hasta hoy era incapaz de aguantar el ritmo en los últimos metros.

La contundente regata de los españoles les permitió aguantar bien el paso por los primeros 250 metros, consolidaron entonces su posición y a falta de 100 metros asestaron el golpe definitivo remando más fieles que nunca al estilo y la calidad que les permite ser campeones olímpicos.

Habían destrozado la prueba en la que los alemanes Ronald Rauhe y Tim Wieskotter y los húngaros Zoltan Kammerer y Gabor Kucsera, oro y bronce en Atenas, respectivamente, y claros candidatos a disputarse el título de campeones olímpicos, quedaban desplazados al segundo lugar en el caso de los germanos y al cuarto, fuera del podio, los magiares.

Los bielorrusos Raman Piatruskenka y Vadzim Makhneu completaron el podio con una regata muy regular, en la que se mantuvieron siempre colocados para ser medalla de bronce.

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