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Empezar la guardería o el colegio
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Sandra Toribio Caballero

Relación Padres e Hijos

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Empezar la guardería o el colegio

Llegó septiembre y atrás quedaron las largas jornadas de verano: levantarse tarde, ir a la piscina, a la playa… La vuelta a la rutina supone un

Llegó septiembre y atrás quedaron las largas jornadas de verano: levantarse tarde, ir a la piscina, a la playa… La vuelta a la rutina supone un momento de reajuste de horarios, tanto para los padres como para los hijos. Muchos niños ansían la llegada del nuevo curso para poder reunirse de nuevo con sus compañeros de clase; otros preferirían que el fin del verano no llegase nunca. Con la llegada del nuevo curso muchos padres y sus hijos se enfrentan a un momento vital importante: la primera vez que dejan a sus hijos en la guardería o en el colegio.

Elección de la guardería o del colegio

Sin duda, se trata de una difícil decisión en la que se ponen en juego diferentes factores: desde la cercanía del centro teniendo en cuenta la logística de la organización familiar (¿ir andando, en metro o “en ruta”?), hasta los métodos de enseñanza, los objetivos pedagógicos o el personal docente. ¿Guardería, colegio público, concertado, privado? Las diferentes opciones que los padres tendrán en cuenta se encuentran determinadas por sus prioridades: que sea o no bilingüe, la importancia que le den a los deportes o a las facetas más artísticas desde el centro, los valores que promulguen en la enseñanza o lo que les vaya a suponer económicamente.

Para muchos padres y madres también es importante que el centro cuente con su propio comedor, proporcionándoles cierta garantía sobre el tipo de alimentos que consumirán los niños. Otros valoran mucho que el centro disponga de espacios al aire libre, para que los niños y niñas puedan disfrutar de ratos de ocio y juegos.

Es fundamental que los padres puedan visitar el centro y hablar con el personal. ¿Qué sensaciones les transmite? ¿Creen que sus hijos podrán estar a gusto en él?

Preparar a los niños y niñas para el primer día

Es importante que los padres preparen a los niños contándoles donde van a ir. Quizás incluso es conveniente llevarles a conocer la nueva guardería o el nuevo cole, explicándoles quién va a irles a recoger a la salida, qué rutinas y horarios seguirán una vez estén allí…

Es importante que se pueda hablar de la nueva experiencia, entendiéndola desde la normalidadAlgunos niños posiblemente querrán llevarse su juguete preferido. Quizás sea importante ya que estos juguetes suelen funcionar como el objeto que ayuda a tolerar y manejar la ansiedad de separación con los padres. Seguramente habrá hermanos, primos, vecinos o amigos que ya vayan a la guardería o al colegio: utilizarlos como ejemplo puede ayudarlos a comprender mejor la nueva situación a la que se enfrentan.

En general, es importante que se pueda hablar de la nueva experiencia, entendiéndola desde la normalidad, en cuanto a que es un paso más en el desarrollo psicoevolutivo, pero sin perder de vistas las angustias y ansiedades con las que puede ser vivida por parte de los niños.

El primer día

Una vez hecha la elección, queda otra parte no menos difícil: dejar al niño o la niña el primer día. Es importante que los padres puedan tolerar las diferentes reacciones de los niños ante esa primera separación. Algunos se sentirán un poquito tristes cuando la mamá o el papá le dejen en el centro, otros muchos posiblemente terminarán llorando, quizás contagiados por los llantos de otros niños en la misma situación.

La seguridad y tranquilidad de los padres les será transmitida a los niñosQuizá tampoco sea un momento fácil para los padres, que pueden verse invadidos por su propia pena, tristeza o dificultades de separación con sus hijos. Que los padres puedan estar tranquilos, confiar en el centro y en las personas a quienes dejan a cargo sus hijos es fundamental: esa seguridad y tranquilidad les será transmitida a los niños. Si llega un momento que el papá o la mamá tienen que marcharse, sería recomendable no alargar la despedida aunque el niño o niña siga llorando: lo lógico es que pronto empiece a jugar con sus nuevos compañeros y pueda superar la tristeza.

Durante el curso

Como en todos los aspectos del desarrollo, el que los padres y madres puedan estar disponibles y atentos a lo que cuentan los niños y niñas sobre sus vivencias (compañeros y compañeras, profesores y profesoras, juegos y actividades que desarrollan en el mismo…) será muy importante para que puedan ir conociendo cómo se va sintiendo en el niño o niña en el nuevo entorno. Es importante que, en la medida de sus posibilidades, las mamás y los papás puedan sacar algunos ratitos al día para hablar sobre qué tal ha ido el colegio, quizás transmitirles algo acerca de sus propias vivencias cuando eran niños, acercarse al centro de vez en cuando para hablar con los profesores y profesoras…

Seguramente, la escucha que puedan hacer los padres sobre las experiencias de sus hijos en el centro se verá influida por sus propias vivencias de esos momentos. ¿Cómo recuerdan ellos, los papás y mamás, su primer día de clase, si es que lo recuerdan? ¿Tienen recuerdos felices, divertidos, o tristes de esa etapa?

Empezar la guardería o el colegio supone un hito, un paso más en el desarrollo de los hijosNo cabe duda de que, en función de la edad del niño, será bien diferente aquello que los padres tendrán que ir observando. Por ejemplo, si se trata de un bebé de pocos meses (cuatro, cinco…) los padres no podrán recibir “feedback verbal” de cómo le está yendo en el centro, pero sí podrán observar qué tal come, duerme, si está más irritable que de costumbre… Cuando el niño es un poquito mayor ya tiene más disponible el lenguaje verbal para expresarse, aunque aun así seguramente necesite algo de ayuda de los mayores para poner en palabras sus sentimientos.

En definitiva, empezar la guardería o el colegio supone un hito, un paso más en el desarrollo de los hijos: supone que son “un poco más mayores”. El que los padres puedan acompañarles emocionalmente en esta nueva etapa es fundamental para su desarrollo psicoevolutivo.

Llegó septiembre y atrás quedaron las largas jornadas de verano: levantarse tarde, ir a la piscina, a la playa… La vuelta a la rutina supone un momento de reajuste de horarios, tanto para los padres como para los hijos. Muchos niños ansían la llegada del nuevo curso para poder reunirse de nuevo con sus compañeros de clase; otros preferirían que el fin del verano no llegase nunca. Con la llegada del nuevo curso muchos padres y sus hijos se enfrentan a un momento vital importante: la primera vez que dejan a sus hijos en la guardería o en el colegio.