Se abre el telón y, en escena, aparecen hombres, mujeres y niños, de 7 a 40 años. Vestidos de negro y acompañados de una música encantadora, interpretan fragmentos de cuatro obras que forman parte del proyecto educativo ¿Qué nos importa?, diseñado en formato de campaña teatral “para la concientización y la reflexión”.
Natalia Herrera es la impulsora de la idea que nació hace unos años en la ciudad de Río Tercero, en el taller Las Palabras (www.laspalabrasteatro.com), que utiliza el teatro como medio de comunicación.
Herrera, comunicadora social, está convencida de que el teatro “abre puertas, genera reflexión, permite poner el cuerpo, la cabeza y el corazón”. Y da confianza a quien se sumerge en ese mundo.
Temas que importan
La intención es hablar en el escenario de temas que les importan a los niños y a los adolescentes –el ambiente, las relaciones humanas, la sexualidad y las adicciones– y llevarlos a las escuelas. “Estamos hablando de temas que nos importan a todos, pero desde la perspectiva de los jóvenes (...). En sexualidad, trabajamos HIV y embarazos adolescentes”, plantea Herrera.
Cada tema surgió de una investigación previa, del registro de información y de debates que derivaron en distintas estrategias de abordaje. Todo el proceso fue plasmado en el libro ¿Qué nos importa?, que se presentó hace unos días en el Teatro Real, en el marco del Festival Internacional de Teatro para Chicos y Adolescentes.
La publicación tiene una licencia creative commons; es decir, los contenidos se pueden socializar.
“El teatro es un medio, una excusa para usarlo como medio de comunicación, para empoderar a los chicos”, plantea Herrera. Las obras se presentaron ya en escuelas de Río Tercero y en otras localidades del interior, pero la intención es que se replique en muchas más.
“Para tocar el tema de las relaciones humanas, buenas y malas, en distintos contextos, hicimos relevamiento en la cancha, en la calle. De cada obra hay mucho bagaje”, remarca Natalia. Y agrega: “La idea es que todo este proceso creativo se haga con otros chicos. Hay que darles lugar, permitírselo. No somos un elenco estable ni vamos de gira”.
Lo que se pretende es que otros experimenten y el libro da algunas pautas y estrategias. “Es un proyecto educativo; usamos el teatro para decir, sentir, investigar, escribir. Invita a la reflexión”. “La respuesta en las escuelas es muy linda porque son pares quienes les están hablando. No es una lección moralista. Es valorar la vida desde todos los espacios. Ponemos en piel de personaje cosas que les pueden ir pasando en su vida”, subraya Herrera.
“Hay que darles la palabra a los chicos”
Un disparador. Para Natalia Herrera, el teatro en las escuelas está limitado a una asignatura artística. "El teatro sirve para crear protagonismos, para empoderar", dice. Es una excusa para hablar. Un disparador. "Aporta el hacerse cargo, te da ese valor que pasa por dentro y cada uno lo vive de manera distinta. Si confiamos más en los chicos, si nos sentamos a ver qué sale, vemos cosas maravillosas", remarca. El año que viene realizarán capacitaciones con docentes y alumnos.
Publicación. El proceso está plasmado en el libro ¿Qué nos importa?, que tiene una licencia creative commons (se puede socializar).